TRABAJO-EUROPA: Escasez de mano de obra en el este

Preocupados por un posible enlentecimiento económico a causa de la escasez de mano de obra, los países de Europa oriental adoptan medidas para atraer extranjeros y hacer que sus exiliados vuelvan a casa. Pero esas intervenciones gubernamentales sólo pueden tener un efecto marginal.

Como resultado de la masiva migración de trabajadores a Europa occidental, países como Rumania y Bulgaria confrontan la falta de mano de obra en muchos sectores de su economía.

En ambos países, los más requeridos son los obreros de la construcción. La escasez de trabajadores también es particularmente seria en el sector turístico de Bulgaria y en el textil de Rumania, mientras que los dos estados vienen perdiendo médicos y maestros.

Solo en 2007, alrededor de 2.000 médicos abandonaron Rumania en busca de una mejor paga. Una maestra de primaria en Bulgaria gana apenas 200 euros (unos 320 dólares) mensuales, menos de un cuarto de lo que podría cobrar trabajando como moza en la vecina Grecia.

El Ministerio de Trabajo de Rumania organizó los días 12 y 13 una feria en la oriental localidad española de Castellón de la Plana para convencer a los obreros rumanos de que las oportunidades de empleo en su país natal ahora son suficientemente lucrativas para que vuelvan.
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Una feria similar se realizó en febrero en Italia, que junto con España constituyen los principales destinos para los trabajadores migrantes rumanos.

Aunque las cifras oficiales sitúan la cantidad de rumanos en España en 600.000, estimaciones no oficiales hablan incluso de un millón. Se dice que otro millón de rumanos viven en Italia. Según el Bloque Nacional de Sindicatos, el número total de rumanos que trabajan en el exterior alcanzó 3,4 millones en 2007, lo que representa 15 por ciento de los 21,5 millones de habitantes del país.

Un escenario similar tiene lugar en Bulgaria, donde la Academia de Ciencia calculó que aproximadamente un millón de personas buscan trabajo en el exterior desde 1989. La migración de mano de obra y la baja natalidad hicieron que la población de este país se redujera de 8,9 millones a 7,5 millones en las últimas dos décadas. Los principales destinos para los búlgaros que se dirigen al exterior son Alemania, Grecia, Italia y España.

El 12 de este mes, la ministra de Trabajo búlgara Emiliya Maslarova concluyó una visita de una semana a Vietnam, cuyo principal propósito fue la firma de un memorando intergubernamental que aspiraba a llevar trabajadores vietnamitas a Bulgaria.

Este año Bulgaria tendrá un déficit de 20.000 obreros de la construcción, según la Cámara de la Construcción de ese país, y los empleadores del sector están interesados en contratar mano de obra asiática.

El desempleo en Rumania y Bulgaria casi se redujo a la mitad desde comienzos de los años 90. En marzo fue de 6,7 por ciento en Bulgaria y de 4,3 por ciento en Rumania.

El crecimiento económico se ubica en torno a seis por ciento en ambos países, pero ese ritmo es insostenible. Una de las razones es la falta de mano de obra.

"Bulgaria perdió a muchos de sus trabajadores calificados en el periodo de transición (del socialismo de estado a la economía de mercado), y en los últimos dos a tres años también perdió mano de obra no calificada", dijo a IPS Venelin Boshnakov, profesor en la Universidad de Economía Nacional y Mundial en Sofía.

"Algunos sectores de la economía simplemente se extinguen porque los empleadores no pueden hallar trabajadores para contratar. Esto afectará el crecimiento de nuestra economía", agregó.

Según el instituto de investigaciones globales de mercado Euromonitor, el aumento de los costos de la mano de obra en Europa oriental en los últimos años desalentó a los inversores extranjeros, erosionando el crecimiento económico. Entre 2006 y 2007, el precio de la mano de obra se incrementó 21,5 por ciento en Rumania y 17,8 por ciento en Bulgaria.

Pero el economista Vesselin Mintchev, de la Academia Búlgara de Ciencia, considera que el aumento del costo de la mano de obra es una buena señal, alegando que salarios más elevados y mejores condiciones laborales son los únicos medios de mantener a los trabajadores en el país.

Según Mintchev, una de las primeras medidas que deberían adoptar los gobiernos de esta región es aumentar el salario mínimo.

"Firmar acuerdos para traer un par de miles de trabajadores asiáticos a Bulgaria me suena a cinismo. Es funcional a los intereses de los ricos en este país, porque es una manera de asegurarse de que algunas compañías que presionan al gobierno obtengan la mano de obra que necesitan. Pero esto no soluciona el problema general de la escasez de trabajadores", dijo Mintchev a IPS.

"Las compañías prefieren trabajadores que sean fácilmente controlados, que es lo que ocurre si uno trae mano de obra extranjera a través de contratos intergubernamentales", agregó Venelin Boshnakov.

Al escasear la mano de obra y elevarse sus costos, algunos analistas han hablado sobre un aumento de poder de los trabajadores en Europa oriental. Pero Vesselin Mitov, el secretario internacional de Podkrepa, uno de los principales sindicatos de Bulgaria, dijo a IPS que los asociaciones de trabajadores son "extremadamente débiles", incluso en las áreas afectadas por la escasez.

A menudo demonizados en Europa oriental como instituciones "comunistas", los sindicatos todavía están por intensificar su influencia en esta región.

Además, los gobiernos de Rumania y Bulgaria tienen poco espacio para maniobrar en el mercado laboral, tras comprometerse en un sendero de amplia liberalización económica. "Con los mercados abiertos, ahora los empleadores búlgaros compiten por los trabajadores con empleadores de toda Europa. Y Bulgaria simplemente está perdiendo", dijo Vesselin Mintchev.

Por el momento, parece que los rumanos y búlgaros que regresan a sus países no lo hacen porque los salarios y las condiciones laborales en Europa oriental hayan mejorado considerablemente, sino porque hay menos oportunidades en occidente.

"Si mi familia no estuviera ya en España, ayudándome, yo volvería. Ésta es la tercera vez que vengo a España, pero nunca me costó tanto hallar trabajo", aseguró Emil Petreanu, un obrero de la construcción procedente de Rumania.

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