PALESTINA: Realidad atempera fobia de EEUU contra Hamas

Hace dos años, Hamas fue aislado por la comunidad internacional tras su victoria en las elecciones parlamentarias palestinas. Pero el partido islamista demostró desde entonces que puede desbaratar los planes de Estados Unidos para la paz árabe-israelí.

La reciente escalada de violencia en Gaza reveló una incontrastable realidad: los ataques con cohetes contra Israel desde ese territorio palestino y sus represalias socavaron el diálogo iniciado en noviembre en la ciudad estadounidense de Annapolis.

El objetivo final de esas deliberaciones con patrocinio del gobierno de George W. Bush —en las que participan Israel y la Autoridad Nacional Palestina, que domina el territorio de Cisjordania y está controlada por el secular partido Fatah— es la creación de un estado palestino.

La Casa Blanca continúa descartando negociaciones directas con Hamas hasta que renuncie a la violencia y acepte el derecho de Israel a la existencia, pero la capacidad del movimiento para explotar políticamente su aislamiento obliga a Washington a rever su posición.

El gobierno de Bush parece dispuesto a ofrecer, al menos, un apoyo tácito a una mediación entre Israel y Hamas, con el objetivo de alcanzar algún tipo de acuerdo de paz antes de que concluya su presidencia, el 20 de enero próximo.
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Las esperanzas de un acuerdo radican sobre tres negociaciones distintas: la ronda de deliberaciones lanzada en Annapolis, las que tienen como mediador a Egipto para detener los ataques con cohetes contra Gaza y la denominada Iniciativa Yemenita, que tiene la finalidad de reconciliar a Hamas con Fatah.

En los últimos tres meses, la rivalidad entre los dos partidos palestinos se profundizó aun más, lo cual benefició a Hamas.

El bloqueo de Israel a Gaza y su incursión militar en la zona, que acabó con la vida de más de 130 palestinos, y la demolición de parte del muro del cruce fronterizo de Rafah hacia Egipto —así como también el atentado en Jerusalén oriental en que murieron ocho estudiantes rabínicos judíos— fortalecieron considerablemente la imagen de Hamas.

"Su potencial para sabotear o impulsar el proceso no radica sólo en su capacidad de desplegar la violencia, si no también en su credibilidad y legitimidad, en el marco de un proceso que excluye al partido más votado en Palestina", dijo el ex negociador de paz israelí Daniel Levy.

Una encuesta realizada el mes pasado por el Centro Palestino para la Investigación Política indica que el apoyo a Hamas aumentó 10 puntos porcentuales, no sólo en Gaza sino también en Cisjordania.

Dos tercios de los entrevistados en los dos territorios apoyan la solución de "dos estados" —la convivencia de uno palestino e Israel—, pero el candidato favorito a presidente pasó de ser Abbas, como indicaba un sondeo de diciembre, a Ismael Haniyeh, ex primer ministro perteneciente a Hamas.

El movimiento islamista ganó la mayoría de los escaños en las elecciones legislativas de enero de 2006, y Abbas formó un gobierno de unidad que reunía a los dos partidos, con Haniyeh al frente, a pesar de que Estados Unidos califica a Hamas de terrorista.

Cuando Hamas tomó en junio pasado armas en mano el control de Gaza, la coalición cayó. Desde entonces, el poder de Abbas y de su Autoridad Nacional Palestina se limita a Cisjordania.

Como consecuencia de la incapacidad de Israel de pacificar Gaza a través de medios militares, surgieron dentro de Washington y entre ex estadistas israelíes numerosas exhortaciones a negociar con Hamás.

"Bloqueado por una autoimpuesta parálisis conceptual que no admite otra solución excepto la militar, Israel se niega a ver que los ataques con cohetes por parte de Hamas no tienen el objetivo de alentar una invasión a Gaza", escribió el ex canciller israelí Shlomo Ben-Ami en el diario libanés Beirut Daily Star.

"Por el contrario, se trata de un intento por disuadir a Israel" de atacar posiciones del movimiento islamista y por "obligarlo a acordar un cese del fuego", agregó Ben-Ami.

El Foro de Políticas Israelíes, organización de tendencia pacifista con sede en Washington, reclamó la semana pasada incluir a Hamas en el proceso de paz, en una carta dirigida a la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice.

"Es imposible lograr un acuerdo sobre cualquiera de los asuntos clave —incluida la liberación del cabo (israelí Gilad) Shalit (tomado prisionero en junio de 2006)— sin comprometer a Hamas, simplemente porque el movimiento es la autoridad que gobierna Gaza", advirtió el Foro.

El proceso de Annapolis está bloqueado como consecuencia de la violencia en Gaza, pero también porque tanto Israel como la Autoridad Nacional Palestina, únicos bandos enfrentados participantes en el diálogo, han roto sus compromisos.

El gobierno de Ehud Olmert y Abbas acordaron en Annapolis reanudar las negociaciones sobre la base de la "hoja de ruta" patrocinada desde 2003 por la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia.

Este plan, que establece pasos sucesivos a dar por una parte y por la otra, impone a Israel poner fin a la actividad de los colonos judíos en territorio árabe y a la Autoridad Nacional Palestina dominar a sus milicias.

El proceso sufrió otro golpe esta semana, cuando el municipio de Jerusalén anunció la construcción de 600 nuevas viviendas en el asentamiento judío de Pisgat Zeev, un área cisjordana considerada por Israel parte de la ciudad.

Por otra parte, el partido ultraortodoxo Shas prometió la construcción de 800 viviendas más en Betar Ilit, poblado habitado por judíos religiosos en Cisjordania.

"Continuamos afirmando nuestra posición en cuanto a que la expansión de los asentamientos debe detenerse", advirtió Rice en Amman.

Pero Israel no considera que la construcción de viviendas en el área oriental de Jerusalén constituya una "expansión de los asentamientos", pues se la anexó al cabo de la Guerra de los Seis Días en 1967, aunque la comunidad internacional no lo haya reconocido así.

"Una de las razones por las que tantos palestinos perdieron las esperanzas en un acuerdo de paz negociado y por las que apoyan a Hamas y a otros que combaten a Israel por las armas es la continua expansión de los asentamientos y el evidente consentimiento de Estados Unidos y el resto del mundo", escribió en su columna semanal el director del diario Beirut Daily Start, Rami Khouri.

De cualquier manera, el problema más urgente para muchos palestinos sigue siendo el costo humanitario del aislamiento de Hamas.

¿La intransigencia del movimiento llegará a tornarse una carga demasiado pesada para la población de Gaza? ¿Qué significaría eso para el futuro político de Hamas?

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