Por primera vez en la historia de Paraguay, una mujer competirá por la presidencia en las elecciones del 20 de este mes en representación del Partido Colorado, que desde hace 61 años gobierna ininterrumpidamente el país.
Sin embargo, varias organizaciones de mujeres consideran que la postulación de Blanca Ovelar, una maestra rural de 50 años y ex ministra de Educación, responde más a las pretensiones de los colorados de mantener su hegemonía que a la voluntad de atender a las demandas de género.
Para Maggy Balbuena, de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas, Ovelar no es una opción de cambio.
"Representa justamente 60 años de dominación del Partido Colorado, 60 años de pobreza e injusticia. Veo muy difícil que ella revierta ese largo proceso y no creo que pueda cambiar todo eso por ser mujer", opinó.
Según la politóloga Lilian Soto, la postulante colorada "es una persona funcional a un grupo de poder, y creo que en realidad no está interesada en defender los intereses de la mujeres".
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Angélica Cano, miembro del foro Parlamento Mujer, consideró que la candidatura responde a la utilización política de la figura femenina.
"Cuando un proyecto ya no tiene representantes masculinos que puedan seguir sosteniéndolo, apelan a las mujeres para legitimar un modelo que ya está caduco. El aporte de las mujeres debería ser para mejorar el espacio de la política", dijo a IPS.
En cambio, la politóloga Line Bareiro entiende que la candidatura de Ovelar es un gran avance, consecuencia de las luchas que desde hace décadas libran las mujeres para acceder a espacios de poder político.
Asimismo, Graziella Corvallán, representante de la Coordinación de Mujeres del Paraguay, dijo que a pesar de que Ovelar "no lleve las banderas de la mujer" su candidatura "es un avance".
Pero advirtió que "es importante saber si va a defender la sensibilidad de género, porque le puede pasar lo que les pasa a muchas mujeres que entran en política: no saben si defienden al género o al partido".
Ovelar comenzó su carrera política a mediados del año pasado, de la mano del actual presidente Nicanor Duarte Frutos.
Su candidatura surgió tras una complicada elección interna que fracturó al Partido Colorado debido a la resistencia de las bases, que reprochan a Ovelar su escasa militancia.
Sin embargo, ella se define como líder de la renovación política del país y rechaza las críticas que la presentan como un instrumento de Duarte Frutos, quien fue el mentor de su candidatura tras un fallido intento de reformar la Constitución para poder aspirar a la reelección.
Ovelar aparece en segundo lugar en las encuestas, detrás del ex obispo católico y candidato de la Alianza Patriótica para el Cambio, Fernando Lugo. Los otros aspirantes a la presidencia son el ex militar golpista Lino Oviedo y el empresario conservador Pedro Fadul.
A pesar de eso, Ovelar confía en lograr el triunfo. "Seré la primera mujer presidenta en Paraguay, rompiendo con la tradición machista", dijo a IPS.
Estima que sólo ella representa "el verdadero cambio", por su "gestión pública y por ser mujer".
Ovelar sostuvo, asimismo, que "ser de izquierda o de derecha ya no tiene relevancia desde el punto de vista ideológico", aunque se pronunció a favor de una "democracia con libre mercado", con "un Estado presente, que conduzca y que proteja a los más pobres".
En Paraguay, las mujeres constituyen 49,6 de la población, según la gubernamental Dirección de Encuesta, Estadísticas y Censos, pero en el Congreso legislativo apenas ocupan 10 por ciento de los escaños.
Más de ocho por ciento de las mujeres paraguayas son analfabetas.
Las mujeres adquirieron el derecho al sufragio en 1961, pero no accedieron a puestos en el gabinete hasta 1989, cuando el entonces presidente Andrés Rodríguez (1989-1993) nombró a una ministra de salud.
Actualmente, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, 10 por ciento del gabinete ministerial está conformado por mujeres, uno de los índices más bajos de América Latina.