COREA DEL NORTE-EEUU: ¿Acuerdo nuclear a punto de estallar?

La creciente tensión entre Corea del Norte y el nuevo gobierno surcoreano de línea dura preocupa a expertos estadounidenses, quienes temen el fracaso de la desnuclearización pactada por cinco países con el régimen de Kim Jong Il.

Funcionarios de Washington, en especial el subsecretario de Estado (vicecanciller) para Asia oriental, Christopher Hill, a cuya gestión se atribuye que el tratado siga vivo, confían en que la retórica beligerante de Corea del Norte no represente en la práctica un cambio fundamental de política.

De hecho, a pesar de las controversias cada vez más duras entre Pyongyang y Seúl, analistas independientes se sintieron animados en los últimos días por informes acerca de un pedido de Corea del Norte de una nueva reunión con Hill, para afinar una largamente aguardada "declaración" sobre sus actividades nucleares.

Nelson Report, una publicación especializada en las relaciones de Estados Unidos con Asia oriental, señaló el miércoles que los rumores sobre una inminente reunión de Hill con el negociador de Corea del Norte, Kim Gae-gwan, sugieren que Kim Jong Il aprobó el tono de la declaración.

Analistas estadounidenses creen que la retórica agresiva de Pyongyang apunta a influir en las elecciones parlamentarias del viernes 9 en Corea del Sur y que no está dirigida a Washington o al acuerdo de desnuclearización, según Nelson Report.
[related_articles]
Sin embargo, otros observadores no ocultan su preocupación. "En este punto, la situación se encuentra en un estado bastante lamentable", dijo Selig Harrison, del Centro de Política Internacional.

"Los norcoreanos están muy molestos con el nuevo gobierno surcoreano y esto puede contribuir al fracaso del acuerdo. Francamente, creo que el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, ha complicado las negociaciones sobre el programa nuclear" de Pyongyang, agregó.

La victoria de Lee en las elecciones presidenciales de diciembre llevó al conservador Gran Partido Nacional al poder por primera vez en 10 años.

El nuevo mandatario había prometido una línea más dura hacia Corea del Norte respecto de la adoptada por sus dos predecesores, Kim Dae-jung (1998-2003) y Roh Moo-hyun (2003-2008).

Desde que asumió la presidencia, a fines de febrero, Lee ha manifestado que condicionará la ayuda alimentaria, al igual que el envío de fertilizantes y otro tipo de asistencia económica que Seúl ofrece a Pyongyang, a mejoras en materia de derechos humanos y al desmantelamiento del programa nuclear.

Las amenazas de reducción de la asistencia, de la que Corea del Norte se ha vuelto cada vez más dependiente, se producen en momentos especialmente difíciles para el régimen de Kim Jong Il.

Pyongyang debe afrontar una escasez de comida por intensas inundaciones y una reducción en la ayuda alimentaria que recibe de China y del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas, que cuenta con un presupuesto restringido.

Al mismo tiempo, el general Kim Tae-young, jefe del Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, declaró ante el parlamento que si existe la impresión de que Pyongyang se propone atacar, Seúl considerará lanzar una acción armada preventiva, especialmente contra instalaciones nucleares norcoreanas.

Corea del Norte demandó una disculpa por esos comentarios y expulsó a los 11 directivos surcoreanos del parque industrial de Kaesong, proyecto de cooperación en el que alrededor de 70 compañías surcoreanas dan empleo a casi 25.000 trabajadores norcoreanos.

También realizó pruebas de misiles de corto alcanza y amenazó convertir a Corea del Sur en "cenizas".

El diario Rodong Sinmun, vocero de la dictadura norcoreana, calificó a Lee —cuyo gobierno se negó a ofrecer la disculpa exigida— de "traidor" y "adulador servil de Estados Unidos", que estaba complicando el proceso de desnuclearización.

"El régimen de Lee será responsable por las consecuencias irrevocablemente catastróficas que acarreará", señaló Rodong Sinmun en su editorial.

La dura retórica de Pyongyang es objeto de intensas especulaciones, pues muchos dudan de que refleje un cambio real en su política de desnuclearización.

Las negociaciones al respecto incluyeron a las dos Coreas, China, Estados Unidos, Japón y Rusia. El acuerdo obliga a Pyongyang a desactivar su instalación atómica de Yongbyon y a ofrecer informes detallados sobre sus actividades nucleares para fines de este año, a cambio de avances hacia la normalización de relaciones con Washington y un mayor abastecimiento de energía.

El proceso ha avanzado lentamente, a causa de problemas logísticos para el suministro de energía y el ritmo de desmantelamiento de la planta de Yongbyon.

Pero el mayor obstáculo ha sido la "declaración" sobre las actividades atómicas norcoreanas. Washington insiste que debe abordar las acusaciones acerca de que Pyongyang ha adquirido tecnología para enriquecimiento de uranio y que ofreció alguna clase de asistencia nuclear a Siria, algo que Corea del Norte ha negado repetidamente.

Según funcionarios estadounidenses, si no se formulan precisiones sobre estas dos cuestiones Washington no levantará sus sanciones económicas contra Corea del Norte, poniendo freno al proceso de normalización de relaciones y, posiblemente, también al acuerdo de desnuclearización.

Hill y el negociador norcoreano Kim Gae-gwan se reunieron a mediados de marzo en Ginebra para tratar de encontrar una salida a los puntos de controversia.

Acordaron una fórmula según la cual la declaración formal sólo haría referencia a las actividades en Yongbyon, aunque sería acompañada por dos documentos, posiblemente secretos, sobre el enriquecimiento de uranio y la asistencia a Siria.

Aunque esta alternativa fue inicialmente rechazada por Kim Jong Il, según Nelson Report, existe esperanza de que se llegue a un acuerdo si se concreta una nueva reunión.

No está claro si la belicosidad verbal entre Pyongyang y Seúl socava las posibilidades de llegar a un acuerdo mutuamente satisfactorio.

La reunión entre Lee y el presidente estadounidense, George W. Bush, agendada para mediados de este mes, será clave para determinar el futuro de las negociaciones.

"Los norcoreanos tienen muchas sospechas", señaló Harrison. "Piensan que Washington está realizando un doble juego, con Hill que pone el acento en una solución diplomática mientras Bush invita a Lee, con quien están realmente molestos", concluyó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe