CAMBIO CLIMÁTICO: Campaña de Gore para poner paños fríos

Con el antecedente del Óscar por el documental «An Inconvenient Truth» (Una verdad incómoda) y su premio Nobel de la Paz 2007, el ex vicepresidente estadounidense Al Gore lanzó una campaña mediática de 300 millones de dólares para impulsar acciones concretas contra el recalentamiento planetario.

La iniciativa incluye avisos publicitarios en los programas de televisión de mayor audiencia, en los que aparecerán personalidades enfrentadas ideológicamente pero que se unirán para enfatizar la amenaza planteada por el cambio climático y la necesidad de adoptar medidas severas para reducir drásticamente las emisiones de gases invernadero.

Entre las "extrañas parejas" que aparecerán en los cortos publicitarios se encuentran la actual presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, del opositor Partido Demócrata, y uno de los apóstoles de la "revolución conservadora", Newt Gingrich, del oficialista Partido Republicano, quien ocupó ese cargo entre 1995 y 1999.

El tele-evangelista Pat Robertson, uno de los portavoces de la derecha cristiana, aparecerá junto al líder religioso afroestadounidense Al Sharpton, para demostrar que la amenaza del cambio climático es tan seria que puede unir hasta a quienes discrepan en prácticamente cualquier otro tema imaginable.

La iniciativa de Gore y su Alianza para la Protección del Clima busca colocar la cuestión ambiental como uno de los principales temas en la campaña para las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre, dominada hasta ahora por la crisis económica, el seguro de salud, Iraq y la "guerra contra el terrorismo".
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Los tres principales aspirantes a la presidencia han prometido dejar de lado la negativa del presidente George W. Bush a ratificar el Protocolo de Kyoto, que fijó metas de reducción de emisiones de gases invernadero, y a promover leyes que obliguen a la industria estadounidense a cumplir ese objetivo. Bush argumentó que el costo para la economía sería demasiado alto.

En cambio, el senador John McCain, casi seguro candidato del oficialismo, ha impulsado un proyecto de ley que plantea una reducción de emisiones de 60 por ciento respecto de los niveles de 1990 para 2050.

La senadora Hillary Rodham Clinton y su colega Barack Obama, quienes aún están batallando para definir quien representará a los demócratas, han planteado un recorte mayor: 80 por ciento en el mismo período.

Aunque Gore señaló que espera un cambio en la política ambiental de Estados Unidos, la campaña publicitaria que ha lanzado refleja su punto de vista acerca de que los funcionarios elegidos por el voto sólo adoptarán severas medidas si se ven presionados por la opinión pública.

"Podemos resolver la crisis climática, pero requerirá un cambio importante en la actitud de la gente y su compromiso activo. Las tecnologías existen, pero nuestros líderes no tienen aún la voluntad política para adoptar las enérgicas medidas que se requieren", dijo Gore.

"Cuando los políticos escuchen un claro pedido de cambio formulado por el público, entonces escucharán", agregó.

Los primeros cortos publicitarios comenzaron a emitirse el miércoles. En uno de ellos aparecía el actor William Macy, quien comparó el desafío del cambio climático con la lucha para derrotar al nazismo y al fascismo en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y los esfuerzos para poner fin a la segregación y discriminación racial en Estados Unidos.

"No esperamos a que otros desembarcaran en Normandía", dijo en referencia a la invasión de Francia ocupada por los alemanes en junio de 1944. "No esperamos a que otros garantizaran los derechos civiles o enviaran un hombre a la Luna. No podemos esperar a que otros resuelvan la crisis climática. Debemos actuar ahora", agregó.

La campaña contempla la inversión de 300 millones de dólares en los próximos tres años. Varias fundaciones, y el propio Gore, se han comprometido a aportar la mitad de esa suma. El ex vicepresidente donó los 750.000 dólares que recibió al obtener el premio Nobel y todas las ganancias que produjo el documental "Una verdad incómoda", que plantea los riesgos del cambio climático y obtuvo un Óscar en 2006.

El premio Nobel de la Paz, que ganó en 2007 compartido con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, un grupo internacional integrado por miles de científicos que han advertido sobre la rapidez e intensidad del recalentamiento global, le otorgó a Gore una estatura sin precedentes en su carrera política.

Muchos demócratas lamentaron que no aprovechara la oportunidad para buscar la candidatura presidencial del partido con vistas a los comicios de noviembre de este año.

En cambio, Gore se apegó a sus esfuerzos para movilizar la conciencia pública sobre el cambio climático y generar alianzas, especialmente con líderes religiosos, para tener acceso a sectores sociales clave que permitan ejercer presión para que se adopten medidas que reduzcan las emisiones, a nivel nacional e internacional.

Gore ha sido particularmente exitoso en persuadir a líderes cristianos evangélicos, quienes habían sido tradicionalmente reacios al activismo ambientalista, para que reevaluaran su posición.

La campaña busca, asimismo, reclutar 10 millones de voluntarios dispuestos a dedicar tiempo y recursos a la causa ambientalista. Ya se han concretado alianzas con organizaciones no gubernamentales y sindicatos, como el poderoso United Steelworkers, de los trabajadores de la industria siderúrgica.

Algunos expertos en opinión pública consideran que una inversión de 100 millones de dólares anuales en publicidad no tendrá gran impacto. "Creo que el presupuesto debería ser 10 veces mayor", declaró al diario The New York Times John Murry, profesor de mercadeo de la Universidad de Iowa.

"Coca-Cola y Pepsi gastan más de 1.000 millones de dólares cada una para promover gaseosas. Cien millones al año para cambiar nuestro estilo de vida parece bastante poco", agregó.

Pero los organizadores hacen referencia a dos exitosas campañas de servicio público en los últimos 40 años, una para que no se arrojen papeles o basura en la vía pública, la otra contra el uso de drogas, para fundamentar su esperanza de que los cortos publicitarios serán suficientemente memorables como para tener impacto.

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