El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió con fuerza los biocombustibles y criticó a quienes olvidan el impacto de los altos precios del petróleo en la producción de alimentos, al hablar este miércoles en la XXX Conferencia Regional para América Latina y el Caribe de la FAO.
Antes de su discurso en este foro, Lula había cuestionado a los "palpiteiros" (término despectivo brasileño para los que opinan sin conocer bien el tema), en referencia al relator especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, que el lunes calificara la producción de bioenergía como un "crimen contra la humanidad".
"Los biocombustibles no son el villano que amenaza las naciones pobres", dijo Lula ante los representantes de 33 países de la región, para argumentar su rechazo a las seguidas manifestaciones de temor de que el aumento de la producción de bioenergía lleve a la reducción de alimentos.
"No son los países pobres los responsables del aumento del precio de los hidrocarburos y de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono, el principal gas invernadero)", acotó.
Por eso, el mandatario brasileño expresó su sorpresa ante "la tentativa de crear una relación de causa y efecto entre el desarrollo de los biocombustibles y la escasez o el aumento de precios de los alimentos".
"Mi sorpresa crece cuando constato que son pocos los que mencionan el impacto negativo del aumento de los precios petroleros sobre los costos de producción y transporte de alimentos y sobre los costos de producción de fertilizantes", añadió.
"Son pocos los que reclaman del impacto nocivo y duradero de los subsidios y del proteccionismo (comercial de los países industrializados), y muchos critican en vez de celebrar el aumento del consumo de alimentos en los países en desarrollo más dinámicos", apuntó.
Lula puso de manifiesto, además, el aumento de la demanda en razón del fuerte aumento del consumo de alimentos en China, India y en particular Brasil, donde 11 millones de familias pobres reciben una canasta básica mensual por medio del denominado Programa Beca-familia.
"La novedad bienvenida es que más personas están comiendo más y mejor", sostuvo.
Reiteró el compromiso de su gobierno centroizquierdista con la erradicación del hambre y convocó a los demás países del hemisferio a asumir una tarea análoga.
En ese marco lamentó que las estructuras internacionales no estén preparadas para alcanzar esos objetivos, por lo que llamó "las distorsiones causadas durante décadas por el proteccionismo y los subsidios de los países ricos".
El presidente brasileño anunció que el próximo 3 de junio concurrirá a una conferencia especial en Roma, convocada por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) para debatir la cuestión de los biocombustibles.
Alrededor de 80 por ciento de los dos millones de vehículos fabricados anualmente en Brasil pueden funcionar ya sea con gasolina, etanol o con la mezcla de ambos en cualquier proporción.
Actualmente, toda la gasolina vendida en el país contiene 25 por ciento de etanol.
Asimismo Brasil estimula la producción de biodiésel entre pequeños agricultores, como forma de aumentar el ingreso de familias pobres.
Tanto la producción de caña de azúcar para hacer etanol, como la de oleaginosas para el biodiésel ocuparán apenas cinco por ciento del área agrícola del país hasta el fin de la década en curso.
La producción agrícola general brasileña utiliza 50 millones de hectáreas, una extensión similar al territorio de España, y otras 20 millones de hectáreas son destinadas a cultivos permanentes y bosques plantados,
Pero se estima que el área inmediatamente cultivable es de 90 millones de hectáreas, sin perjuicio de que se destinen zonas de preservación y para proteger la selva amazónica, que ocupa 40 por ciento del territorio de este gigante sudamericano.
La FAO destacó en un documento divulgado en la conferencia que "para el diseño de políticas públicas de producción de biodiésel es prioritario llevar en cuenta la dimensión del derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria de la población, principalmente la de los sectores más vulnerables".
El comité que elaboró el documento estimó que la FAO "podría hacer una contribución importante al mapeo de la capacidad bioenergética de cada país y las posibilidades que ofrece la producción de biocombustibles en los países interesados".