La luz de las velas iluminaba el mar de túnicas rojas de monjes y monjas budistas que marcharon al atardecer de este viernes por la calle principal de McLeod Ganj, el suburbio de esta ciudad donde se encuentra el gobierno de Tibet en el exilio.
El sonido de los cantos entonados por monjes, residentes locales y turistas colmaba la estrecha avenida de este distrito conocido como Pequeña Lhasa, por su gran población tibetana.
La vigilia se realizó un día después de que centenares de tibetanos realizaran una simbólica marcha de regreso a su país mientras en Lhasa, la capital de Tibet, continuaban las protestas callejeras contra la anexión del territorio por parte de Beijing.
La de este viernes en Dharamsala fue la segunda vigilia de esta semana, parte de las actividades programadas para conmemorar el 49 aniversario de la rebelión contra China iniciada el 10 de marzo de 1959.
La protesta en Tibet, la mayor de los últimos dos decenios, se ensombreció por choques entre manifestantes y policías, el arresto de monjes y la muerte de al menos dos personas, según los observadores.
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Negocios y propiedades de ciudadanos chinos fueron blanco de ataques, y hubo saqueos.
"Intentaremos realizar demostraciones más pacíficas en el futuro para protestar contra el arresto de monjes que conmemoraban en Lhasa el alzamiento de 1959. Demandaremos su inmediata liberación", dijo Dhondup Dorjee, vicepresidente del Congreso de Jóvenes Tibetanos.
Según informes, unos 60 monjes fueron arrestados el lunes por intentar marchar desde el monasterio de Drepung hasta el Palacio de Potala, residencia en Lhasa del Dalai Lama, líder espiritual tibetano hoy exiliado en Dharamsala.
En 1950, China envió tropas a Tibet, que había mantenido durante años como parte de su territorio. En 1959 aplastó la insurrección, en la que murieron decenas de miles de personas.
Los manifestantes que marchan desde Dharamsala intentarán alcanzar la frontera china en agosto, en coincidencia con el inicio de los Juegos Olímpicos en Beijing. Los organizadores no han revelado en qué punto exacto planean cruzar la frontera.
La policía india detuvo la marcha el lunes, tal como hizo en varias ocasiones en el pasado. La cuestión de Tibet es extremadamente delicada para China e India, que en los últimos años suavizaron un vínculo históricamente conflictivo.
"Esta es una gran oportunidad que se nos presenta para dar a conocer las injusticias que sufren los tibetanos, en especial porque China será el centro de la atención internacional", escribió, en referencia a los Juegos Olímpicos, el activista Tenzin Tsundue en Contacto, una publicación mensual gratuita de Dharamsala.
Aunque el Dalai Lama no brindó su apoyo explícito a la marcha, estuvo presente en la manifestación de McLeod Ganj y habló con los que participarían en el periplo antes de su inicio.
Durante décadas, el Dalai Lama ha reclamado a China la autonomía de Tibet, pero las negociaciones fracasaron sistemáticamente.
"La posición del Dalai Lama ha sido muy clara. Busca la autonomía de Tibet y la preservación de su cultura, de su ambiente y de su libertad religiosa. También defiende el derecho de cada tibetano de reclamar la independencia, porque es nuestro derecho de nacimiento, y nos ha animado a luchar por él", dijo Dorjee.
La identidad tibetana, agregó, está estrechamente ligada a la religión, por lo que es muy difícil para los monjes no reaccionar cuando la vertiente lamaísta del budismo se ve amenazada.
"Cuando nuestra cultura y religión están en peligro de aniquilamiento, es natural que los monjes actúen", dijo.
Según Thupten Pema Lama, director fundador del monasterio de Tsechokling, en McLeod Ganj, no existe conflicto entre los reclamos de independencia para Tibet y la demanda de autonomía por parte del Dalai Lama.
"Practicamos la democracia y la gente es libre de expresar sus ideas. Su santidad busca una forma práctica que beneficie tanto a los tibetanos como a los chinos", afirmó.
La estrategia del Dalai Lama promueve el renacer del budismo en China, el desarrollo económico de Tibet, su declaración como una "zona de paz", la protección de su ambiente, la libertad para la práctica del budismo y la preservación de su cultura y tradiciones.
Al igual que sus compatriotas exiliados, Thupten Pema Lama sueña con el día en que pueda volver a Tibet. Es por eso que realizaron las vigilias y oraron por quienes participan en la marcha.
Tashi Tsering, joven monje que se exilió en 1990, dijo que la marcha "es un paso importante para que el mundo tome conciencia de lo que está pasando en Tibet. Aunque decidí no participar, quienes lo hacen cuentan con mi apoyo".
Dorjee enfatizó la importancia de que más gente se una a las actividades de los exiliados en el futuro.
"Una gran participación enviará un fuerte mensaje a China e India. Tenemos la esperanza de que, en su momento, tendremos apoyo suficiente para volver a Tibet y estamos dispuestos a sacrificar nuestras vidas por esto", concluyó.