Pema Gyalpo fue representante oficial en Japón del Dalai Lama, máxima autoridad espiritual de Tíbet. Fundador del Centro Internacional de Cultura Tibetana, es conocido por sus libros y artículos sobre la situación en ese territorio ocupado por China.
Gyalpo dijo a IPS que el Dalai Lama está en contra de las actuales protestas en Tíbet porque cree que constituyen una invitación a la represión por parte de las fuerzas de seguridad chinas.
— El Dalai Lama dice que si los tibetanos eligieran el camino de la violencia, él renunciaría. ¿Usted cree que debe renunciar?
— No puede renunciar porque siempre será el Dalai Lama. Está intentando salvar a más tibetanos de que se conviertan en víctimas de la represión china. Los soldados chinos quieren encarcelar a cualquier sospechoso, y están dispuestos a recurrir a asesinatos masivos. Por eso, esa es la única forma en que Su Santidad puede salvarlos. También apela a exhortarlos a que dejen de usar métodos violentos al resistir al dominio chino, porque no cree que la violencia traiga buenos resultados para nadie.
Por otra parte, es verdad que muchos jóvenes tibetanos se sienten cada vez más frustrados con el enfoque del Dalai Lama de no violencia y resistencia pacífica. Ellos creen que las vías pacíficas no conducen a nada. Muchos años de autocontrol no han producido cambios ni resultados.
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En mi opinión personal también, las negociaciones con China no han traído cambios visibles en Tíbet, pero los esfuerzos de Su Santidad son muy reconocidos por la comunidad internacional. Ha logrado apoyo moral mundial a la causa tibetana, que podría tener los mismos resultados que en Sudáfrica. (El ex presidente sudafricano y premio Nobel de la Paz ) Nelson Mandela y los suyos pudieron defender sus posiciones sin tomar venganza de sus ex gobernantes.
— Algunos llaman a boicotear los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. ¿Usted qué opina?
— Mientras los Juegos sean pacíficos, los apoyo. Pero China intenta usarlos como herramienta política para convencer al mundo de que Tíbet es parte de su territorio. Estoy en contra de los Juegos como método para legitimar el dominio chino sobre Tíbet.
Sin embargo, estoy en contra de detener los Juegos porque muchas personas han estado trabajando duro por ellos, y muchos posiblemente nunca tengan otra oportunidad de competir. No tenemos derecho a impedirles esa oportunidad. Pero si los atletas quieren retirarse voluntariamente, eso también ayudaría a aquellos chinos que son privados de sus derechos humanos. Beijing sigue encarcelando a disidentes.
— ¿Cuál es la información que están recibiendo actualmente de Tíbet?
— Lamentablemente, como puede imaginar, la situación es todavía muy tensa. Aún hay personas bajo arresto domiciliario, o que son detenidas y golpeadas. Cerraron el país al mundo y eso no ayuda a los tibetanos. Los chinos le han dado autoridad a sus militares y paramilitares para que disparen y maten.
— ¿Cómo comenzó esta situación?
— Todo empezó cuando los chinos atacaron a monjes. Un camión militar embistió a un grupo de monjes budistas al segundo día de las manifestaciones. Aunque las protestas eran pacíficas, ellos no dudaron en matar personas inocentes.
— ¿Cuántas personas murieron?
— Los chinos dicen que hubo 13 muertos, pero también le dispararon a más de 80 personas y no dicen nada sobre eso. Creen que tienen el derecho de matar. Nos estaríamos engañando a nosotros mismos si creemos que la situación ha terminado, porque los paramilitares están arrestando a muchas personas, a todos aquellos que sospechan participaron de las manifestaciones.
— ¿Por qué protestan los tibetanos?
— Porque hay un fuerte resentimiento contra el dominio chino. En más de medio siglo, Beijing no ha traído ni paz física ni mental a los tibetanos. La población aún tiene sus derechos humanos y libertades religiosas restringidas. No se les permite colgar ni tener fotos del Dalai Lama. Los chinos invierten dinero en Tíbet, pero es usado para traer más chinos. Incluso se construyeron trenes para transportar a estos colonos. Además, se llevan las antigüedades, aun destruyendo el piso de los templos.
Traer a más chinos es una forma de explotar la economía tibetana. A menos que China cambie sus políticas, no habrá solución para el problema en Tíbet.