MÚSICA-BRASIL: Una garota cincuentona

No se sabe a ciencia cierta cuándo y cómo nació, pero para todos los efectos, la bossa nova brasileña festeja este año su medio siglo: cinco décadas de ese canto quedo y ese leve zigzaguear de caderas que recorrieron el mundo.

Ese estilo inconfundible fue plasmado en la "Garota de Ipanema" (Muchacha de Ipanema), célebre canción de Vinicius de Moraes y Tom Jobim.

Oficialmente se reconoce como primera expresión de la bossa nova a otro tema no menos famoso, "Chega de saudade" (Basta de añoranza) de João Gilberto, lanzado en disco en marzo de 1958.

Al músico Roberto Menescal le gusta contar una historia que delata a quien quizás fue el crítico con menos visión de la historia de la música de Brasil, Alfredo Barros, que en un programa de televisión rompió frente a cámaras el disco de Gilberto "para mostrar que era una porquería".

Barros no fue el único detractor del que es hoy el género más famoso de Brasil, afirma Marescal, que equipara a la bossa nova, "embajadora de este país", al rock de Gran Bretaña y al jazz de Estados Unidos.

"Aquello fue una locura. A algunos les parecía fantástico y a otros el fin del mundo", recuerda.

Como para toda conversación sobre bossa nova hay un verso del poeta Vinicius (De Moraes), la cantante Leny Andrade gusta agregar: "qué sería de la vida con tanto desencuentro. Vamos a tratar de encontrarnos".

Y finalmente las opiniones se encontraron y fueron unánimes. Hoy la bossa nova, abordada hasta por Frank Sinatra, es un género "que uno escucha en todo el mundo", según el músico y maestro Oscar Castro-Neves.

"Es nuestro mejor diplomático", asegura.

Pero el productor musical Luiz Carlos Miele es quien retrata con más humor esa propagación de la bossa nova.

Miele es uno de los organizadores del show "Bossa Nova 50", que a inicios de marzo se llevó a cabo en la carioca playa de Ipanema. Después de Brasil, el espectáculo irá a Nueva York, Tokio, Miami y hasta Kazajstán.

"¿Qué vamos a hacer en Kazajstán? No tengo la menor idea", pregunta y se responde Miele, luego de tararear en la supuesta lengua de ese país una nueva versión de "Garota de Ipanema".

Carlos Lyra, otro compositor e intérprete de bossa nova, niega que el género fuera parte de un "movimiento".

"Un movimiento necesita de un manifiesto y la bossa nova no lo tiene, fue una cosa más espontánea, nunca fue como el tropicalismo. Nosotros queríamos simplemente expresarnos", afirma.

Lyra recuerda que el nombre bossa nova surgió por acaso, durante un show en un club judío de Río de Janeiro.

"Allí había un tipo, con un innegable talento para la publicidad, que cuando hizo el cartel puso que se presentaba 'el grupo bossa nova'. ¿Qué es eso?, le pregunte. Es un nombre que inventé para ustedes porque no sabía qué poner". A diferencia de otros géneros musicales de Brasil, la bossa nova surgió de una "generación de jóvenes de clase media, de Río de Janeiro y de Copacabana", afirma Lyra.

"Allí, esos jóvenes como yo comenzamos a encontrarnos para hacer música e intercambiar ideas, y surgió esta música que tiene un poder indiscutible de comunicación. Todo el mundo hoy la canta", dice.

Para Fernanda Takai, joven integrante del grupo de rock Pato Fu, la bossa nova tiene "la gran capacidad de atravesar fronteras, sin fecha, y siempre renovándose a través de nuevos intérpretes".

Ella misma es parte de la nueva generación que hoy reedita temas de la bossa nova, a despecho de algunos "ortodoxos" del género que, como en el tango argentino, se resisten a la presencia de "intrusos".

Pero, como dice Miele, la renovación llega al punto de que hoy, con las grandes producciones musicales, "no se necesita ni de un músico en la grabación. A veces hasta el intérprete molesta y es mejor grabar sin él".

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