El apoyo de la opinión pública mundial a una política severa contra Irán para que detenga su programa de desarrollo nuclear disminuyó en los últimos 18 meses, según una encuesta divulgada este martes por la cadena de radio y televisión británica BBC.
Sólo en tres de las 21 naciones investigadas, Corea del Sur, Israel y Turquía, en las que ya se había realizado la misma encuesta en junio de 2006, aumentó el respaldo a medidas más duras para hacer que Teherán cumpla el llamado del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a que congele su plan de enriquecimiento de uranio.
En los restantes 18 países, incluido Estados Unidos, el respaldo a la imposición de sanciones económicas u otras acciones coercitivas decayó, en tanto el respaldo a "medidas más suaves", por las que se entiende no presionar al gobierno iraní o emplear exclusivamente medidas diplomáticas, aumentó de forma proporcional.
En otros 10 países donde se hizo la encuesta por primera vez no hubo respaldo a las sanciones económicas, y el respaldo a una acción militar fue insignificante.
En cambio, la nueva investigación muestra un fuerte apoyo, incluyendo grandes mayorías en América del Norte y gran parte de Europa occidental, a un acuerdo con Teherán que le permita producir combustible nuclear a cambio de una presencia permanente de inspectores de la ONU para asegurar que no fabrique armas atómicas.
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"En general, nos encontramos con una disminución del apoyo a las medidas severas", señaló Steven Kull, director del Programa sobre Actitudes Políticas Internacionales (PIPA), de la estadounidense Universidad de Maryland, que contribuyó a diseñar y realizar el estudio junto con la encuestadora Globescan.
"La investigación de 2006 mostró una percepción bastante arraigada de que Irán pretendía adquirir armas atómicas y de que era necesario tomar medidas duras para evitarlo", explicó. "Pero, a estas alturas, parece prevalecer el deseo de solucionar el problema antes que correr el riesgo de un enfrentamiento", añadió.
Los propios iraníes parecen estar a favor de una salida pacífica a la crisis, indicó Kull, quien acaba de llegar de Teherán, donde organizó una serie de grupos de discusión.
"Lo que surgió de forma bastante clara en las discusiones fue que los iraníes quieren contar con los conocimientos científicos para construir armas atómicas, pero en este momento no tienen interés en ellas", explicó.
"Eso refleja la postura oficial del gobierno", apuntó.
El mismo resultado surgió de otra investigación sobre la opinión de los iraníes divulgada el lunes por el grupo de estudio estadounidense independiente Terror Free Tomorrow (TFT), que realizó una encuesta similar el año pasado.
En 2007 aumentó la cantidad de iraníes a favor de que su país cuente con armas nucleares, llegando a 52 por ciento de los encuestados.
Setenta por ciento de los entrevistados se mostraron a favor de un acuerdo en el que Teherán acepte un régimen estricto de inspección de la ONU y renuncie al desarrollo o a la posesión de armas nucleares a cambio de asistencia económica y relaciones normales con el resto del mundo.
La encuesta de la BBC fue realizada entre principios de noviembre y fines de enero en 31 países, por primera vez en los cinco hispanohablantes de América Central. El estudio se basó en 32.000 entrevistas a adultos.
Pero la mayoría de las entrevistas se realizaron tras la divulgación a fines de noviembre de la Evaluación Nacional de Inteligencia (NIE, por sus siglas en inglés) sobre el programa nuclear de Irán.
La NIE concluyó, a diferencia de anteriores investigaciones, que Irán había suspendido en 2003 una parte fundamental de lo que los autores del documento aseguran era un programa secreto para construir armas nucleares.
Ese país niega tener intenciones de fabricar armas atómicas, e insiste en que su programa tiene sólo fines pacíficos.
La divulgación del informe, que según neoconservadores y "halcones" el ala más belicista en Washington— está lleno de errores, parece haber puesto un fin abrupto a los esfuerzos de esas mismas fuerzas, dentro y fuera del gobierno de George W. Bush, para conseguir apoyo a un posible ataque militar contra Irán antes de que el presidente abandone el cargo en enero de 2009.
Las conclusiones de las agencias de inteligencia y la forma en que fueron divulgadas por la prensa tuvieron un impacto claro en la opinión pública estadounidense y también en la de otros países, indicó Kull, del PIPA.
Sin embargo, a principios de este mes, el Consejo de Seguridad de la ONU, a instancias de Estados Unidos y Gran Bretaña, impuso más sanciones económicas y financieras a Irán por no hacer caso a sus reclamos de congelar su programa de enriquecimiento de uranio.
Pero a diferencia de anteriores resoluciones, varias naciones en desarrollo sostuvieron que ese órgano de la ONU debería adoptar un enfoque menos punitivo.
La misma idea surgió en algunos países clave donde fue realizado el estudio de la BBC.
En especial Egipto, donde 85 por ciento de los encuestados dijeron que el Consejo de Seguridad debería recurrir a medidas más indulgentes, seguido por México, con 80 por ciento, Filipinas, 76 por ciento, Indonesia y Kenia, 72 por ciento, y Nigeria, 66 por ciento.
Lo mismo pensaron al menos 55 por ciento de los entrevistados en América Central, China, Europa occidental (Alemania, España, Francia, Gran Bretaña, Italia y Portugal), Ghana, Japón y Turquía.
En Egipto, 86 por ciento de los consultados se mostraron a favor de un acuerdo gracias al cual Irán pueda producir suficiente combustible nuclear como para cubrir sus necesidades energéticas a cambio de un acceso sin restricciones a los inspectores de la ONU.
Un pacto de ese tipo también contó con el apoyo de 71 por ciento de los encuestados en Gran Bretaña, 64 por ciento en Australia y 58 por ciento en Canadá.
Esa idea fue apoyada por 59 por ciento de los consultados en Portugal, 58 por ciento en Canadá e Italia, 56 por ciento en Francia, Kenia e Indonesia, 55 por ciento en Estados Unidos, 51 por ciento en China, 49 por ciento en España y 46 por ciento en Nigeria.
La mayoría de los entrevistados en siete de los países investigados por la BBC sostuvieron que no era aceptable ese acuerdo. Sesenta y dos por ciento de los encuestados en Israel lo rechazaron, 60 por ciento en Filipinas, 54 por ciento en Japón y Turquía, y 51 por ciento en Corea del Sur.
La mitad de los encuestados en Alemania rechazaron un acuerdo con esas características y 38 por ciento se manifestaron a favor.
En Israel fue donde recibieron más apoyo las medidas severas del Consejo de Seguridad. Treinta y siete por ciento prefirieron sanciones económicas y 34 por ciento una acción militar.
Los encuestados en Estados Unidos fueron los siguientes en optar por un enfoque duro. Cuarenta y cinco por ciento estuvieron a favor de castigos económicos y 15 por ciento se inclinaron por la invasión.