Wallmapuwen, que significa «Compatriotas del país mapuche», pretende constituirse en partido político en julio de este año en las sureñas regiones chilenas de la Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Una de sus principales aspiraciones es el autogobierno de ese pueblo indígena.
Las propuestas de Wallmapuwen pueden ayudar a cohesionar las diversas comunidades, identidades y organizaciones que componen el pueblo mapuche y que hoy siguen sus propias estrategias, dijo a IPS su presidente, Gustavo Quilaqueo.
Definido como un partido "autonomista, nacionalitario (sic), democrático, progresista, laico y pluralista", Wallmapuwen busca restituir el llamado "País Mapuche" (Wallmapu), que comprende los territorios ancestrales de esta etnia en el sur de Chile y Argentina, dijo el dirigente en una entrevista con IPS.
Quilaqueo, de 41 años, es profesor de historia y geografía, técnico agrícola y magíster en desarrollo rural. Trabaja como consultor independiente, pequeño agricultor y comerciante en la Araucanía.
Participar en las elecciones municipales chilenas de octubre es el primer objetivo trazado por la colectividad, que adquirió mayor notoriedad a inicios de este año luego de que estallaron varios conflictos relacionados con la principal etnia chilena, con 922.000 integrantes en un país de 15,6 millones de habitantes.
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El 3 de enero, la policía dio muerte a Matías Catrileo, un comunero mapuche de 22 años que participaba en la recuperación de un predio reivindicado por su comunidad.
A ello se sumó la huelga de hambre de 112 días protagonizada por una activista de la causa mapuche encarcelada por delitos terroristas, Patricia Troncoso, quien depuso la medida de presión tras negociar beneficios carcelarios con el gobierno, pero retomó brevemente la medida a inicios de este mes, denunciando incumplimientos.
El martes, el Senado aprobó la ratificación del Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) sobre pueblos indígenas con una cuestionada "declaración interpretativa" de su artículo 35, que las organizaciones aborígenes rechazan.
IPS: — ¿Cómo percibe el actual momento del pueblo mapuche, tras el asesinato de Catrileo, el ayuno de Troncoso y la polémica por el Convenio 169 de la OIT?
Gustavo Quilaqueo: — Hemos llegado a un punto en que ha quedado al desnudo la ausencia de una verdadera solución a nuestros derechos como pueblo. Sin embargo, tras estos acontecimientos, también hubo signos positivos, como la amplia solidaridad manifestada por parte importante de la sociedad chilena y extranjera. Esto nos indica que se está en una lucha justa y miles de personas se sienten representadas. Es un capital con el cual se debe seguir contando, porque esta lucha es larga.
— ¿Tiene alguna expectativa puesta en la labor del comisionado para los Asuntos Indígenas, Rodrigo Egaña, nombrado en enero por la presidenta Michelle Bachelet?
— Antes de iniciar cualquier diálogo con las organizaciones mapuches, el gobierno debe poner fin a su política represiva: terminar los allanamientos y acciones de violencia hacia las comunidades y retirar las fuerzas policiales de las zonas de conflicto.
Además, se debe dar cumplimento cabal al acuerdo establecido con Patricia Troncoso y se deben paralizar los megaproyectos (forestales, de energía e infraestructura) que hoy están violando los derechos nacionales, territoriales, ambientales, culturales y económicos de nuestro pueblo. Después de esto, podemos establecer una agenda que contemple medidas de corto, mediano y largo plazo.
— ¿Qué acogida ha tenido Wallmapuwen entre los mapuches y los no mapuches?
— A pesar del prejuicio de algunos, propiamente colonialista, de que los mapuches no podemos crear un partido político, la respuesta de nuestra gente ha sido muy positiva, porque siente la necesidad de contar con un instrumento político.
Muchas organizaciones locales y comunidades nos han invitado a presentar la idea y nosotros les hemos ofrecido la posibilidad de realizar una alianza que les permita llevar candidatos y candidatas en las elecciones municipales.
Nos han llegado muchos correos electrónicos de gente mapuche, pero también de gente no mapuche que siente que nuestro proyecto e ideas coinciden con sus aspiraciones más sentidas.
— Wallmapuwen aspira a conquistar, en primera instancia, un estatuto de autonomía para la región de la Araucanía más otras comunas adyacentes. ¿Qué significa esto en la práctica?
—Un estatuto de autonomía significa que, como región dentro de la estructura político-administrativa del Estado chileno, el "País Mapuche" tendrá el derecho a autogobernarse a través de su propia asamblea y (poder) ejecutivo regionales. Estos órganos serán elegidos democráticamente por el conjunto de la población de la región con derecho a voto.
Este estatuto debe garantizar el carácter mapuche de la región autónoma, con el mapuzugun (el idioma mapuche) como lengua oficial y el traspaso de tierras a las comunidades mapuches. En una primera etapa, una simple descentralización de la región de la Araucanía, con un ejecutivo y una asamblea regionales con poderes limitados, sería ya un progreso.
El centralismo jacobino del Estado chileno es hoy un arcaísmo. En Chile existe la democracia a nivel del Estado y de las comunas, pero no a nivel de las regiones. Las municipalidades y la asamblea regional serían un terreno de acumulación de fuerzas para la reivindicación autonomista, para el movimiento nacional mapuche.
— ¿Cómo se puede lograr un estatuto de autonomía en una región donde la población mapuche, pese a ser numerosa, no es mayoritaria?
— El Wallmapu es un territorio con un asentamiento mapuche histórico, que fue independiente hasta fines del siglo XIX. La invasión y colonización por parte del Estado chileno es un hecho reciente. Ahora, como usted señala, la población mapuche del Wallmapu, pese a no ser mayoritaria, es numerosa.
En nuestro territorio histórico se sigue concentrando la mayor parte de nuestra población. Aquí se habla y escucha el mapuzugun, aquí se siente nuestra presencia, en el campo, en los pueblos y ciudades, en Temuco, nuestra capital.
Por lo tanto estamos en un territorio que tiene unas especificidades culturales y lingüísticas muy significativas que requieren de un tratamiento particular. Es sólo en nuestro territorio ancestral donde podemos tener como pueblo una existencia nacional. Pero el aporte de los hermanos de la diáspora es fundamental.
Por otra parte, un Wallmapu autónomo no es solamente un proyecto para los mapuches. Nosotros sabemos lo que es sufrir la discriminación, por lo que en ningún caso se trata de un proyecto dirigido contra la población chilena local. No es un proyecto de exclusión, sino una invitación a construir juntos. El Wallmapu es el país de todos los mapuches y de quienes han nacido y viven en él.
—¿Cómo proyecta este año en materia indígena?
—Si se refiere a la política del gobierno, dado el actual escenario y las "señales emitidas" por la actual administración, no vemos mayores cambios y no ciframos expectativas. Respecto del movimiento mapuche y nuestra lucha, allí se centra nuestro esfuerzo. Las diversas estrategias deben complementarse para alcanzar una base política mínima para avanzar en los objetivos de fondo.
Creemos que un trabajo inteligente, concertado y basado en la capacidad de movilización social y desobediencia civil de aquí a 2010 nos permitirá construir condiciones favorables para enfrentar exitosamente al Estado chileno.