FINANZAS: Las regulaciones vienen marchando

La crisis financiera en curso en los mercados mundiales marca el fin de la globalización neoliberal y el comienzo de una nueva era de regulaciones, según economistas y dirigentes políticos.

Crédito: NYSE
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En Alemania ya se observan señales del cambio, parte de una tendencia que se extiende rápidamente a través de Europa y por otros países.

En medio de una creciente preocupación por la posibilidad de la que la crisis arrastre a más instituciones financieras a la quiebra, banqueros y líderes políticos alemanes reclaman la intervención del Estado para evitar una recesión severa, tanto nacional como internacional.

El presidente del Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania, Josef Ackermann, dijo que ya no cree más en "la capacidad de autorregulación del mercado". Dada la magnitud que ganó la crisis en los últimos meses, "los gobiernos deben intervenir para influir sobre él", agregó.

El economista jefe del banco, Norbert Walter, y otros expertos se hicieron eco de las palabras de Ackermann. Walter señaló en conferencia de prensa que la crisis podría extenderse hasta fines de 2009.
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"Necesitamos una nueva organización y nuevas ideas sobre la regulación de los mercados financieros", aseguró.

Michael Heise, economista jefe del Allianz/Dresdner Bank, advirtió que muchas instituciones financieras internacionales podrían ir a la quiebra en los próximos meses, tanto en Alemania como en el resto del mundo, como consecuencia de la crisis.

Sus comentarios se conocieron luego de que el banco privado estadounidense Bear Stearns cayera en una grave iliquidez a causa de su fallida especulación con hipotecas de alto riesgo, otorgadas a personas con escasas posibilidades de hacer frente a la devolución de esos créditos.

Muchos otros bancos en Alemania, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, entre otros países, afrontan dificultades similares a causa del dinero colocado en los llamados "derivativos", instrumentos financieros especulativos y de alto riesgo que se apoyan en las hipotecas estadounidenses.

En Gran Bretaña, el gobierno nacionalizó el mes pasado el banco Northern Rock, prácticamente en quiebra por sus riesgosas colocaciones en el mercado hipotecario de Estados Unidos.

Se calcula que el costo de la nacionalización será de entre 110.000 y 220.000 millones de dólares. Alrededor de 100.000 pequeños accionistas del Northern Rock iniciaron una investigación sobre las operaciones del banco.

Instituciones financieras privadas y estatales de Alemania enfrentan problemas parecidos. El banco estatal IKB recibió del gobierno garantías por 15.000 millones de dólares para evitar su colapso a causa de los fondos que colocó en el mercado hipotecario estadounidense.

El gobierno alemán ha buscado en vano un comprador interesado en el banco IKB. Sus directivos admitieron el 20 de este mes que debieron pasar a pérdida préstamos por un total de 1.000 millones de dólares.

Bancos públicos pertenecientes a los estados de Bavaria, Renania del Norte-Westfalia y Sajonia también recibieron abundantes fondos públicos para salvarlos de la quiebra.

A la luz del fracaso de las políticas neoliberales, el ex ministro de Finanzas Oskar Lafontaine, ex ministro de Finanzas alemán entre 1998 y 1999, quien en 2005 se separó del Partido Socialdemócrata y fundó el Partido de Izquierda, invitó al banquero Ackermann a unirse a su agrupación.

"Con comentarios como los de Ackerman, podemos ver la profundidad de la crisis", declaró Lafontaine al diario Saarbruecker Zeitung.

El dirigente del Partido de Izquierda reclamó la reintroducción de regulaciones para controlar los movimientos de capitales.

También propuso la aplicación de un impuesto a las transacciones financieras especulativas, una propuesta lanzada por el fallecido economista estadounidense James Tobin (1918-2002), quien obtuvo en 1981 el premio Nobel de Economía.

"Necesitamos inversiones en la economía real, no transacciones especulativas", aseguró Lafontaine.

El líder del Partido Verde alemán, Juergen Trittin, ex ministro de Ambiente (1998-2005), dijo a IPS que la crisis actual representa la bancarrota de la globalización neoliberal.

"Primero, los bancos apostaron el dinero de sus clientes en riesgosas especulaciones y ahora esperan que esos mismos clientes, a través de los impuestos, se hagan cargo de la factura", señaló.

Trittin destacó que, hasta hace muy poco tiempo, Ackermann y Walter le decían al Estado que no pusiera sus manos en la economía. "Ahora es el Estado el que debe actuar como salvador", agregó.

También en Francia los bancos afrontan las consecuencias de la falta de control sobre sus maniobras especulativas. En enero, el Société Générale perdió más de 9.000 millones de dólares y estuvo a punto de perder otros 75.000 millones en operaciones canceladas a último momento.

El banco admitió que había ignorado 74 advertencias de su propio sistema de supervisión y permitió que siguiera adelante con las transacciones realizadas por uno de sus ejecutivos, Jerome Kerviel. Episodios similares de fracasos de los controles internos se han repetido en otras instituciones en todo el mundo.

Esto se suma a la incapacidad del mercado para autorregularse. Ferdinand Lancina, ex ministro austríaco de finanzas entre 1985 y 1996, declaró al diario vienés Der Standard que "el neoliberalismo ha muerto, y por mucho tiempo".

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