Saeeda Anwar, de 38 años, es maestra. Trabaja en una escuela de la Provincia de la Frontera Noroccidental, en Pakistán. Su propia familia le impide ejercer su derecho al sufragio.
"Mis familiares hombres son muy estrictos en su oposición al voto femenino. No les gusta. Me dejan ejercer la docencia porque les entrego todo mi salario", dijo.
El patriarcado tiene profundas y sólidas raíces en esta región. El gobierno paquistaní no ha logrado aplicar programas modernizadores ni poner en práctica el artículo 34 de la Constitución, que asegura "la participación plena de las mujeres en todas las esferas de la vida nacional".
Aquí, las mujeres están al margen de esa participación y de la toma de decisiones, en el marco de un feudalismo tribal tan rígido como el implementado en el vecino Afganistán por la milicia islamista Talibán, que dominó la mayor parte del territorio de ese país entre 1996 y 2001.
Los hombres deciden con quiénes pueden hablar las mujeres o salir de la casa. Y también cuándo se casarán sus hijas y con quién.
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A pesar de los obstáculos, 15 mujeres desafiaron la exclusión política y se presentaron como candidatas en las elecciones parlamentarias del 18 de febrero. Ninguna obtuvo un escaño.
En la Provincia de la Frontera Noroccidental y las adyacentes Áreas Tribales Federalmente Administradas, la concurrencia de mujeres a las urnas fue, también este año, la más baja de todo el país.
Simin Mehmud Jan, candidata de la oficialista Liga Musulmana de Pakistán-Q en la ciudad de Peshawar, atribuyó su derrota a códigos no escritos por los que se guía la etnia pashtun (patana), mayoritaria en la región.
"No están listos para aceptar a una mujer como su representante política", dijo Mehmud Jan a IPS.
Pero esta dirigente no pierde la esperanza. Cree que en las próximas elecciones la situación será diferente y que las candidatas harán un mejor papel.
La primera mujer que accedió a un escaño parlamentario, en 1977, fue Begum Nasim Wali Khan, esposa del fallecido líder del Partido Nacional Awami (PNA), Khan Abdul Wali Khan. Fue elegida en cuatro oportunidades, algo sin precedente.
En los comicios de febrero, las mujeres conquistaron 15 de las 272 bancas en juego, dos más que en las elecciones de 2002.
Aunque el parlamento cuenta con 342 legisladores, la Constitución reserva 10 escaños para las minorías religiosas y 60 para las mujeres. Se adjudican por representación proporcional entre los partidos que obtuvieron más de cinco por ciento de los votos.
"Yo era menos conocida que otros candidatos masculinos. Quizás esa es la razón por la que perdí. Pero no pierdo las esperanzas y volveré a presentarme", dijo Shazia Asif Baghi, quien confiaba en obtener el voto femenino. Pero pocas mujeres concurrieron a las urnas.
Ghaliba Khusheed, quien se presentó como candidata independiente en dos distritos de Peshawar, cree que su aplastante derrota fue consecuencia de "la propaganda negativa sobre la participación femenina" realizada por sus rivales hombres.
"La razón fundamental de esta conducta no democrática es la disparidad de género consagrada por la cultura tribal", señaló Rakhshanda Naz, de la no gubernamental Alianza para la Protección de los Derechos Humanos, que realizó una extensa campaña a favor del derecho al sufragio de las mujeres antes de las elecciones.
La organización reclamó al gobierno que realice una investigación sobre las trabas que impiden votar a las mujeres, que constituyen 47 por ciento del padrón electoral en la Provincia de la Frontera Noroccidental y las áreas tribales.
Zahira Khattak, presidenta de la rama femenina del PNA, dijo que su partido, que en las elecciones provinciales derrotó a la gobernante coalición religiosa de derecha, trabajará para lograr que más mujeres voten en las próximas elecciones.
En los comicios de 2002, varios candidatos habían firmado un acuerdo para impedir la participación femenina.
Shazia Aurangzeb, secretaria general provincial de la Liga Musulmana de Pakistán-N, del dos veces ex primer ministro Nawaz Sharif (1990-1993, 1997-1999), señaló que su partido tiene "ambiciosos planes para las mujeres".
"Vamos a implementar microcréditos para las mujeres pobres. Cuando tengan más poder, las mujeres aprenderán que votar es su derecho", concluyó.