La visita a Cuba del comisario de Desarrollo de la Comisión Europea, el belga Louis Michel, invitado por el canciller Felipe Pérez Roque para conversaciones «exploratorias», abrió moderadas expectativas de una normalización de las relaciones entre La Habana y Bruselas.
"El límite de la gestión de Michel quedó claro: si no se eliminan las medidas diplomáticas de 2003, el gobierno cubano no avanzará hacia un diálogo político que abarque todos los temas, incluido el de los derechos humanos", comentó a IPS una fuente europea que se abstuvo de ser identificada.
El asunto fue ampliamente discutido en las conversaciones oficiales sostenidas por el funcionario europeo durante su estancia, del 7 al 9 de marzo, según el comunicado conjunto difundido este lunes por el diario estatal Granma, junto a una fotografía del jefe del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, celebrando el triunfo de los socialistas en los comicios generales del domingo.
No pareció casual la publicación de ambas noticias en la misma página del órgano oficial del gobernante Partido Comunista de Cuba. Aun a contrapelo de algunos miembros de la Unión Europea (UE), el gobierno de Zapatero impulsa un diálogo político bilateral con Cuba que no escatima temas en la agenda.
"Si hubiera ganado el (derechista y opositor) Partido Popular (PP), todo el trabajo realizado hasta ahora por el gobierno de Zapatero se habría perdido", dijo a IPS Eloy Gutiérrez Menoyo, líder de Cambio Cubano, organización opositora que creó durante su exilio en Estados Unidos.
La Habana culpa al ex gobernante del PP, José María Aznar, que gobernó España de 1996 a 2004, de encabezar el endurecimiento europeo hacia Cuba en esos años. Una postura más flexible del socialismo español redujo las tensiones y abrió las puertas al diálogo.
Entre otros resultados prácticos, ambos países establecieron en 2007 un mecanismo bilateral de consultas políticas que confiere a España un rango de interlocutor privilegiado en el diálogo entre La Habana y la UE.
Según fuentes del país ibérico, Madrid promovió y alcanzó con sus socios de la UE un consenso sobre la "dudosa utilidad práctica" de las medidas que en junio de 2003 el bloque comunitario impuso como reacción al arresto de 75 opositores y el fusilamiento de tres secuestradores de una embarcación de pasajeros.
Entre las restricciones figuran la limitación de las visitas oficiales de alto nivel a Cuba, la reducción de la presencia diplomática del bloque en los actos culturales en este país y la invitación a representantes de la oposición a las fiestas nacionales de las embajadas de las naciones de la UE en La Habana.
En conferencia de prensa el día previo a su partida, Michel expuso su postura favorable al cese de las sanciones, suspendidas temporalmente en 2005, pero aclaró que es el Consejo Europeo "el que debe decidir", y que para ello hace falta "unanimidad" entre todos sus miembros.
Sin identificar países, consideró que "solamente unos pocos miembros" de la UE tienen aún dudas o "están titubeando" al respecto. Fuentes diplomáticas consultadas por IPS hicieron énfasis en que también para reactivar esas restricciones haría falta unanimidad en el seno de la UE.
"Nadie habla de comenzar todo de nuevo Yo diría que esas medidas son en este momento un asunto puramente simbólico", consideró un diplomático europeo, quien confirmó además que una precondición de la visita de Michel fue que se abstuviese de conversar con medios opositores. La disidencia interna no es reconocida legalmente por La Habana, que considera a todo opositor un asalariado al servicio de la política hostil de Washington hacia Cuba. Por eso no ve con buenos ojos que sus invitados oficiales se acerquen a los opositores.
Durante su estancia, Michel sostuvo conversaciones con el canciller Pérez Roque, el vicepresidente Carlos Lage, el presidente del parlamento, Ricardo Alarcón, y los ministros Marta Lomas (Inversión Extranjera y Colaboración) y Fernando González (Ciencia y Medio Ambiente).
En su visita anterior, en 2005, el comisario europeo se había entrevistado durante cuatro horas con el entonces presidente Fidel Castro, convaleciente de graves dolencias desde julio de 2006. En esta ocasión, no fue recibido por el ex mandatario ni por el presidente Raúl Castro, quien asumió el cargo el 24 de febrero.
Algunos medios atribuyeron el hecho a que Michel coincidió en La Habana con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien llegó en la noche del viernes invitado por el presidente Castro y procedente de República Dominicana, donde participó en la XX Cumbre del Grupo de Río que diluyó la grave crisis política que envolvió la semana pasada a Colombia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
Para miembros de la delegación que acompañó al comisario europeo en su gira cubana, la mejor manera de "empujar" el diálogo es trabajando hacia la normalidad. Para ello, Michel tendrá que convencer ahora a los 27 miembros de la UE de que es necesario eliminar las sanciones, principal obstáculo para el diálogo político.
Medios cercanos a la delegación confirmaron además que en las pláticas no se mencionó la Posición Común adoptada en 1996, en la cual la UE se propone "fomentar el proceso de transición hacia el pluralismo democrático y el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales en Cuba, así como el aumento y la mejora duraderos del nivel de vida del pueblo cubano".