TIMOR ORIENTAL: La difícil tarea de crecer

El presidente de Timor Oriental, José Ramos-Horta, se encuentra estable tras la operación de urgencia a la que debió ser sometido a causa del intento de asesinato que sufrió el lunes, pero su joven nación parece empeorar.

El premio de Nobel de la Paz resultó herido en un atentado contra su residencia de Dili a manos de soldados rebeldes liderados por Alfredo Reinado, fallecido tras el intercambio de disparos con los guardias de Ramos-Horta.

El primer ministro José Alexandre "Xanana" Gusmao, quien lideró la resistencia armada contra la ocupación indonesia, fue víctima simultáneamente de otro atentado.

El héroe de la independencia salió ileso de la emboscada dirigida por el teniente Gastão Salsinha, segundo de Reinado, en una carretera rural.

La evolución de los acontecimientos depende ahora de las medidas que adopte Dili tras el fallido golpe de Estado.
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Ina Befride, estrecho colaborador de Reinado, declaró que si el gobierno insiste en llamar a fuerzas extranjeras, la situación podía empeorar.

Un contingente especial de soldados australianos llegaba este martes a Timor Oriental para colaborar con el mantenimiento del estado de emergencia declarado poco después del intento de asesinato del presidente.

Timor Oriental, que ocupa la mitad oriental de la isla indonesia de Timor, es una ex colonia portuguesa de casi un millón de habitantes que logró su independencia en 2002, tras poner fin a dos décadas de ocupación de Indonesia, que la dominó con mano de hierro.

Pero la joven nación fue rápidamente quebrada en 2006 por antiguas disputas regionales que terminaron en enfrentamientos armados, los cuales motivaron la intervención militar extranjera, en especial la australiana.

A fines de abril y comienzos de mayo de ese año se desató una crisis con el abandono de la cadena de mando de las Fuerzas Armadas del mayor Reinado, junto con 20 militares y policías, quienes se trabaron en combates con efectivos leales al entonces primer ministro Mari Alkatiri.

Alkatiri fue presidente del Frente Timorense de Liberación Nacional (Fretilin) y quien asumió el gobierno tras la independencia.

Reinado encabezaba un grupo de 600 soldados rebeldes molestos por la supuesta discriminación regional en los ascensos que favorece a los lorosae, de la parte oriental del territorio, en perjuicio de los loromunus, del sector occidental.

Los rebeldes desertaron del ejército regular y crearon su base a unos 25 kilómetros al sur de Dili, desde donde lanzaron una campaña contra el gobierno.

A fin de terminar con violentas manifestaciones en Dili, las fuerzas de seguridad mataron a cinco personas el 28 de marzo de 2006 motivando más disturbios y saqueos por varios días. El hecho fue seguido de enfrentamientos entre varios grupos del ejército que dejaron más de 37 muertos entre abril y mayo de 2006.

Fue entonces cuando Dili pidió una fuerza internacional de mantenimiento de la paz para restaurar la calma y atrapar a Reinado.

El 5 de marzo de 2007, efectivos australianos lo persiguieron hasta su escondite en la montaña, pero el líder insurgente y algunos de sus hombres armados lograron escapar pese a que los soldados estaban fuertemente armados y bloquearon su base durante seis días.

La huída envalentonó a sus seguidores que cantaban "larga vida a Reinado" en medio de una batalla campal con efectivos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Dili.

Los rebeldes destrozaron automóviles y edificios del gobierno en la capital y en Gleno, una pequeña ciudad en la zona cafetalera de las montañas occidentales donde creció Reinado.

Muchos allegados al gobierno se habían mostrado contrarios a la decisión de Gusmao de pedir asistencia militar a Australia y apresar a Reinado. Pero ahora Dili reaccionó ante el intento de asesinato de Ramos-Horta pidiendo más efectivos al vecino país.

Por su parte, el primer ministro australiano Kevin Rudd, informó el envío de más efectivos del ejército y de la policía a Timor Oriental, según el periódico Sydney Morning Herald. También viajará a Dili a fines de esta semana en respuesta a una invitación de Gusmao.

"Lo hago para reforzar en persona la determinación de Australia en respaldar a Timor Oriental en un momento en que se atenta contra su proceso democrático", indicó.

Unos 800 soldados australianos ya están en Timor Oriental en una misión de paz. La gubernamental Comisión de Seguridad Nacional autorizó el refuerzo "sustancial e inmediato" de efectivos del ejército australiano así como un contingente adicional de oficiales de la policía federal, informó Rudd.

La Fuerza Internacional de Estabilización de la Seguridad de Timor Oriental, liderada por Australia, ya garantizó la seguridad de edificios de dependencias estatales clave de la capital y aumentó su presencia en otros distritos.

Pero el despliegue de efectivos australianos supone un riesgo para la continuidad del gobierno de Ramos-Horta.

El hecho significa que dependen de fuerzas extranjeras para protegerlos de su propia gente que lucha para mejorar la situación, indicó Filomeno de Haornay, secretario general de Uni Timor Aswain, que reúne a una gran cantidad de integrantes de la comunidad timorense de Indonesia.

Reinado tiene muchos seguidores, indicó Haornay.

"Su muerte desatará una resistencia masiva. Si el gobierno no maneja la situación con inteligencia, las cosas van a empeorar", apuntó.

Pero no todos coinciden con ese análisis.

Taufik Darusman, del Partido Nueva Indonesia, no cree que la resistencia se intensifique tras la muerte de Reinado.

"No hay otro líder tan carismático como Reinado. Los rebeldes pierden ímpetu", señaló Darusman. "La resistencia decaerá, pero el envío de demasiados efectivos extranjeros generará reacciones".

La solución al prolongado conflicto de Timor Oriental podría venir del lugar menos esperado.

"Denle una oportunidad al ejército indonesio de restaurar la seguridad y la estabilidad en Timor Oriental y la situación va a mejorar", sostuvo un periodista veterano y editor de la revista de negocios en inglés The Globe, Yanto Soegiarto.

"Indonesia y Timor Oriental tienen ahora una relación fraternal. Los timorenses verán a los efectivos indonesios como a un nuevo hermano, a diferencia de los soldados blancos de aspecto occidental y fuertemente armados que siempre adoptan una posición de superioridad", explicó.

La comunidad internacional consideró que la presencia indonesia era el centro de los problemas de ese país. Ahora pueden ver con sus propios ojos que la situación empeora con la presencia de una fuerza internacional de seguridad, añadió Soegiarto.

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