Cuando ya pasaron 10 años de la visita a Cuba del papa Juan Pablo II, fallecido en 2005, la necesidad de un espacio «sin límites» y con la «debida libertad» para la acción social en esta isla de régimen socialista sigue siendo uno de los más importantes reclamos de la Iglesia Católica.
"La Iglesia desea poder ampliar sin límites el radio de su acción" para "contribuir con tesón al bien común del pueblo cubano", señaló el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, durante su homilía en una misa celebrada en la Plaza de la Catedral de La Habana.
"Aspira a estar cada vez mas presente y activa en medio de la sociedad, con las modalidades propias del mundo actual, llevando a cabo al mismo tiempo su apremiante misión de enseñar, sanar, asistir al pobre y promover la dignidad de todos los seres humanos, ya sean marginados, desplazados o encarcelados", añadió.
A la misa al aire libre y de convocatoria abierta celebrada en la noche del jueves, la primera de tres que oficiará el alto prelado del Vaticano en su visita a Cuba, asistió el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), Ricardo Alarcón, el canciller Felipe Pérez Roque y el historiador de la ciudad Eusebio Leal, entre otras autoridades.
Este fue el primer acto público en la isla, con afluencia masiva, desde que el martes el aún presidente del país, Fidel Castro, anunció que no aceptará ser postulado ni electo nuevamente a ese puesto y, por ende, al cargo de Comandante en Jefe, en la próxima reunión del parlamento a realizarse este domingo.
Uno de los canales de la televisión nacional transmitió en vivo la celebración del culto, un gesto que hasta ahora el gobierno sólo había tenido con Juan Pablo II (1920-2005). La transmisión, sin embargo, apenas fue anunciada con antelación y aún se desconoce si se transmitirán otros momentos similares de la agenda del cardenal italiano.
Dentro de su reclamo de "espacios", el segundo hombre en importancia del Vaticano puso especial atención en el tema de la educación, considerado uno de los más sensibles en las relaciones bilaterales.
"La caridad cristiana y eclesial tiene algunas manifestaciones en la educación de niños y jóvenes con dificultades escolares. Se abriga la esperanza de que se pueda ensanchar sin reservas este importante campo de su misión", enfatizó ante las autoridades, cuerpo diplomático y fieles seguidores que colmaban la plaza.
Tras el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, la educación fue declarada un derecho universal de toda la población, se clausuraron todas las escuelas privadas, incluidas las pertenecientes a diferentes iglesias cristianas, y se estableció un sistema de educación público que cubre a más de 98 por ciento de la población en edad escolar.
Los desencuentros entre el Estado y la Iglesia Católica fueron intensos hasta comienzos de la década del 90, cuando el gobierno de Castro promovió una especie de apertura religiosa en la isla, y tuvieron un giro radical a partir del periplo que realizó Juan Pablo II en 1998 por varias provincias del país.
Aunque la Iglesia ha mantenido sus viejos reclamos, sobre todo vinculados al acceso a los medios de comunicación y a la posibilidad de integrarse a los sistemas educativos, las relaciones se han mantenido respetuosas y abiertas al diálogo, según ha reconocido el cardenal cubano y arzobispo de La Habana, Jaime Ortega.
Antes de la misa en la Plaza de la Catedral, el cardenal Bertone se reunió con los integrantes de la Conferencia de Obispos Católicos y les expresó su aspiración de que, como sucedió hace 10 años, la celebración de este aniversario "contribuya a dar un nuevo impulso a las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica en Cuba".
Un impulso "para que, en espíritu de respeto y entendimiento mutuo, la Iglesia pueda llevar a cabo plenamente su misión, estrictamente pastoral y al servicio de sus fieles, con la debida libertad", añadió.
Bertone también entregó un mensaje del papa Benedicto XVI a los obispos que exhorta a no desfallecer ante tales adversidades. "En ocasiones, algunas comunidades cristianas se ven abrumadas por las dificultades, por la escasez de recursos, la indiferencia o incluso el recelo, que pueden inducir al desánimo", reconoce el texto.
Desde este viernes y hasta el próximo martes, cuando finaliza la visita, el cardenal Bertone tiene previsto encuentros en el monasterio de las Hermanas Carmelitas Descalzas, con la presidencia de la Conferencia Cubana de Religiosos, con la Familia Salesiana y con la prensa católica. Asimismo, bendecirá un conjunto escultórico dedicado a Juan Pablo II.
En los dos últimos días de su estancia tendrá un programa oficial con las autoridades cubanas, que incluye una conferencia en la Universidad de La Habana, una visita a la Escuela Latinoamericana de Medicina, una sesión de trabajo en la cancillería y una cena en la Nunciatura. Diversas fuentes no descartan que, en algún momento de los dos últimos días, el secretario de Estado del Vaticano pueda ser recibido por el presidente en funciones de Cuba, Raúl Castro, e incluso por el líder de la Revolución Cubana, su hermano Fidel Castro, alejado de la dirección del país por graves problemas de salud desde el 31 de julio de 2006.
Bertone recordó en la víspera el momento en que, en octubre de 2005, fue portador de una invitación de Fidel Castro a Benedicto XVI para visitar la isla. Una invitación similar, esta vez a nombre de la Iglesia Católica de Cuba, fue dada a conocer por el cardenal Ortega durante la misa en la Plaza de la Catedral.
"La realidad de la Iglesia en Cuba a través de los siglos ha sido una presencia beneficiosa, marcada por una intensa acción educativa, de promoción humana y de respeto a la vida de toda persona", resaltó el secretario del Vaticano y destacó el papel de la enseñanza católica en la formación de la cultura y el pensamiento de los cubanos.