La situación política en Bolivia aparece cada vez más confusa, con el presidente Evo Morales y su partido izquierdista actuando en dos frentes contrapuestos, mientras los gobiernos departamentales opositores caminan a paso seguro hacia la autonomía.
La Paz, el escenario político central, muestra por un lado al gobierno de Morales en busca de dialogar con las fuerzas opositoras, a la par de que coordina y organiza un cerco humano al Congreso legislativo con militantes indígenas del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) para presionar por la aprobación de dos referendos nacionales.
La primera consulta pondría en juego los mandatos ejecutivos, para cuantificar así el respaldo ciudadano al propio presidente y a los nueve prefectos (gobernadores) de los departamentos en que se divide este país, y la segunda es para ratificar o no el texto de la nueva ley fundamental aprobada por la Asamblea Constitucional sin la presencia de la oposición.
Los referendos locales, encaminados a obtener el respaldo a los estatutos autonómicos de cada distrito, ya tienen fecha en casi todos los casos. Santa Cruz confirmó que convocará a las urnas a sus ciudadanos el 4 de mayo, Beni y Pando lo harán el 1 de junio y Tarija aún discute la fecha.
Esa es la contundente respuesta de las regiones opositoras, casi parecida a un portazo, al pedido de tregua política de dos meses lanzada por el vicepresidente Álvaro García Linera, que, por otra parte, es una opción alejada de la prisa reclamada por Morales.
Las diferencias de opinión entre Morales y García Linera sobre el camino a seguir en medio de la incertidumbre es interpretada por el senador Fernando Rodríguez, de la opositora agrupación ciudadana derechista Poder Democrático y Social (Podemos), como una crisis interna en el MAS.
Rodríguez dijo a IPS que se observa al partido de gobierno sumido en problemas de corrupción y ubica a la firma estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) como el centro de los desaciertos administrativos y de manejo discrecional.
A juicio del legislador, esos problemas de gestión se reflejan en el cambio de cuatro presidentes de la empresa petrolera por denuncias en proceso de investigación. Existen varios factores que exponen pugnas de poder en el partido gobernante, afirmó.
El senador de oposición muestra preocupación por el alza de precios y la escasez de alimentos, a la par de que lamenta la ausencia del gobierno en la solución de los problemas cotidianos de la gente, en contraposición a la distribución de empleos estatales entre la militancia del MAS.
Las críticas y rechazo al llamado a tregua política expresado por García Linera también surgen desde las propias bases sociales del MAS y así lo confirmó Isaac Ávalos, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos (CSUTCB), quién es al mismo tiempo un militante influyente de la izquierda en el gobierno y lidera el cerco indígena al Congreso.
En este ambiente de difícil negociación, el senador oficialista Ricardo Díaz comentó a IPS la intención presidencial de unir las agendas del gobierno y de las regiones demandantes de autonomía, y elegir el camino del referendo revocatorio de los mandatos ejecutivos como última opción ante un posible fracaso de las negociaciones.
Díaz explica que el camino para otorgar validez a las autonomías departamentales debe surgir de una elección democrática de los consejeros departamentales, a quienes se encargaría la redacción de estatutos y, de ese modo, la creación de los entes descentralizados obtendría legalidad.
Apuntó, además, que los esfuerzos de Morales y de García Linera por alcanzar acuerdos representan una "invocación a las regiones opositoras a ingresar en un proceso de reflexión y obrar con razón y no en función de caprichos".
Desde el sector de oposición radical, el nuevo presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Gabriel Dabdoub, uno de los principales industriales del oriental departamento de Santa Cruz, restó crédito al llamado de concertación del gobierno y en declaraciones a IPS reclamó atención inmediata a las víctimas de los desastres naturales.
Cuando la popularidad del gobierno baja, el Poder Ejecutivo desea disminuir la tensión y evita el tratamiento de temas urgentes y de interés colectivo como el abastecimiento de alimentos y la atención a los sectores productivos, expresó.
La tensa relación entre el gobierno nacional y la oposición obligó a Morales a suspender un viaje oficial a Holanda y Bélgica.
"En Bolivia hay dos caminos: el de la concertación, que demanda mucho trabajo, y la confrontación, que es brutal y amenaza la paz y unidad de los bolivianos. Debemos elegir el camino de la concertación como el gran desafío", dijo a IPS el senador del opositor Podemos, Luis Vásquez.
En opinión del senador Rodríguez, el discurso gubernamental por la recuperación de los recursos naturales, la dignidad y la soberanía se debilita lentamente y asegura que la ciudadanía siente descontento por las pugnas oficialistas por la acumulación de poder político y económico.
La salida a este laberinto en que se encuentra Bolivia reclama un compromiso del gobierno por abocarse a la solución de los problemas nacionales en lugar de los partidarios, dijo Rodríguez, quien llamó a las regiones a abandonar las posiciones sectarias para ingresar en el análisis del conjunto de problemas del país.