KOSOVO: Serbia, entre el duelo y la protesta

La frustración generada por la declaración de independencia de Kosovo se propaga por Serbia, con manifestaciones en todo el país.

Los serbios protestaron contra la proclamación del domingo con manifestaciones que continuaron este lunes tras una noche de violencia.

En la noche del domingo, cientos de jóvenes indignados rompieron ventanas de las embajadas de Estados Unidos y de Eslovenia, país que actualmente preside la Unión Europea (UE). En Belgrado, dos restaurantes de la cadena estadounidense McDonald's resultaron dañados.

La policía usó gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que arrojaban piedras y botellas contra oficiales y edificios. Cuarenta personas fueron llevadas a hospitales de Belgrado.

"Las emociones son muy fuertes, lo que es comprensible, pero la cuestión principal es qué es lo próximo que ocurre. La vida de esta nación no puede detenerse a causa del asunto de Kosovo", dijo a IPS el profesor de derecho internacional Vojin Dimitrijevic.
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Para muchos serbios, la cuestión real es qué camino seguirá su nación en el futuro. Muchos ven las duras palabras usadas por el primer ministro Vojislav Kostunica, quien culpó a Estados Unidos y la UE por los "actos ilegales sin precedentes de ayudar al falso estado de Kosovo" como una amenaza para una mayor integración de Serbia a la comunidad internacional.

"Kosovo puede tener serias implicaciones negativas para el futuro de Serbia. Temo acontecimientos económicos desfavorables, y la amenaza del aislamiento", dijo Sasa Visacki, intérprete de 56 años, en Belgrado.

En los últimos meses, Kostunica empujó a la nación más lejos de la UE y hacia los brazos de Rusia, a través de su búsqueda de apoyo en torno a Kosovo.

"También temo que, en vez de un mayor desarrollo, nuestro aislamiento signifique que nos sentaremos a esperar las migajas que Rusia nos arroje por encima de una valla", agregó Visacki.

El gobierno serbio se prepara para degradar las relaciones con los países que reconozcan a Kosovo como un país independiente.

"Invitaremos a Belgrado a embajadores ante los países de la UE y de Estados Unidos para consultas en ese caso", expresó el ministro de Relaciones Exteriores, Vuk Jeremic, a la estatal Radio Televisión de Serbia (RTS).

"La degradación y el empeoramiento de las relaciones con la UE y Estados Unidos no puede ayudar a Serbia de ninguna manera", dijo el profesor de ciencia política Jovan Teokarevic en el popular programa "Impresiones de la semana", que se emite por el canal de televisión B92.

"Ésa sería una mala opción, dado que Rusia no es nuestra vecina, y el aislamiento no hizo exitoso a nadie. Estuvimos allí en los años 90 y a duras penas nos recuperamos", añadió, refiriéndose a la época en que las sanciones internacionales arruinaron la economía de Serbia.

Dimitrijevic señaló que el asunto de Kosovo empujó al frente a políticos y fuerzas anti-europeas, porque las crisis tienden a congregar gente en torno a los intereses nacionales.

"Sin embargo, esos políticos todavía tienen miedo de decir abiertamente que Serbia no necesita a la UE. Eso sería muy peligroso para ellos, dado que 75 por ciento de la población dice que le gustaría ver a Serbia en la UE algún día", afirmó Dimitrijevic.

Serbia también observa de cerca las reacciones en su vecindario, donde las naciones que surgieron tras la desintegración de Yugoslavia todavía reflexionan sobre sus opciones en torno al reconocimiento de Kosovo como estado independiente.

En Bosnia-Herzegovina, el presidente Haris Silajdzic —titular de una presidencia colegiada tripartita— dijo, tras la ira expresada por los serbo-bosnios, que "todas las instituciones relevantes mantendrán la paz y el orden". Bosnia-Herzegovina está constituida por la ampliamente autónoma República de Srpska, de población serbia, y por la Federación Croata Musulmana.

El primer ministro de la República de Srpska, Milorad Dodik, dijo que ésta "nunca va a reconocer un Kosovo independiente".

Crecen los temores de que la República de Srpska pueda intentar declararse independiente de Bosnia-Herzegovina, pero Silajdzic señaló que "Bosnia-Herzegovina es un estado independiente e internacionalmente reconocido cuyo estatus de ningún modo puede depender de Kosovo".

El presidente croata Stipe Mesic fue cauto en su declaración a la televisión croata.

"Croacia no debería seguir ciegamente a otras naciones. Se debería ayudar a Serbia de todas las maneras, en especial ayudando a que se integre a la familia de naciones europeas", enfatizó Mesic.

Previo a su declaración, la cancillería croata señaló que "estudiará cuidadosamente el comportamiento y los pasos dados por otras naciones antes de tomar cualquier decisión final en el reconocimiento de la independencia de Kosovo".

Funcionarios de Macedonia y Montenegro se pronunciaron de modo similar.

La portavoz de la cancillería macedonia Ivica Bocevski dijo a los medios que "la situación se seguirá cuidadosamente, y la decisión (sobre el reconocimiento de la independencia de Kosovo) se tomará de acuerdo con los intereses del estado".

Macedonia tiene una minoría de 30 por ciento de albaneses, y hace varios años enfrentó una rebelión armada de grupos de esa comunidad. La crisis se solucionó mediante reformas constitucionales que propiciaron una mayor participación de albaneses en el gobierno.

En Montenegro, la vicecanciller Irena Radovic dijo que la pequeña nación "seguirá los intereses de la estabilidad regional y los intereses nacionales" a la hora de tomar una decisión sobre Kosovo.

Pero en las calles de Serbia hay indignación y tristeza. Milijana Stankovic, de 45 años, serbia de Kosovo y madre de tres hijos, dijo a IPS que se sentía deprimida.

"Sé que no podré volver a mi hogar y eso es descorazonador. Pero somos un pequeño pueblo que lucha por vivir aquí en Serbia. Lo único importante es que la paz y la estabilidad prevalezcan aquí", señaló.

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