Mientras multitudes de albaneses celebran bulliciosamente en Pristina la unilateral declaración de independencia de Kosovo, la mayoría de los serbios que allí habitan miran el futuro con pesimismo.
En las principales arterias que conducen a Pristina, las fuerzas de seguridad detuvieron el domingo automóviles y efectuaron revisaciones en busca de armas, entre temores de que pudieran escalar las tensiones entre albaneses y serbios de Kosovo.
Actualmente, alrededor de 92 por ciento de Kosovo está integrado por albaneses, mientras que la comunidad de serbios, en parte debido a la persistente emigración hacia la propia Serbia, quedó reducida a un ínfimo cuatro por ciento de los dos millones de habitantes.
Los serbios no están seguros de cuál será su rol en un Kosovo independiente, y algunos albaneses temen por lo que hará Serbia, que prometió medidas fuertes aunque pacíficas.
Las autoridades de Serbia amenazaron con cortar los vínculos económicos con la ex provincia, en represalia por la declaración de independencia emitida el domingo por el parlamento kosovar.
[related_articles]
Kosovo, donde el desempleo afecta a entre 40 y 50 por ciento de la población, depende mucho de las importaciones desde Serbia, lo que incluye a su débil sector energético. En la región son frecuentes los cortes de luz.
Desde 1999, Kosovo es administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), luego de que los bombardeos aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) expulsaron a las fuerzas de seguridad serbias que reprimían a la comunidad albanesa.
La intervención internacional hizo poco por mejorar las ya tensas relaciones entre las dos comunidades de kosovares. Ahora, muchos serbios dudan de si habrá lugar para ellos en un Kosovo independiente.
Los pocos habitantes del vacío pueblo serbio de Gracanica, 10 kilómetros al sur de Pristina, ven su futuro con pesimismo.
"Muchos se fueron durante el fin de semana, no sabemos qué va a ocurrir y tenemos miedo", dijo a IPS el propietario de una pequeña cafetería familiar a condición de mantener el anonimato.
Sentado junto a su esposa y su hijo de 10 años, dice que quedan apenas 10.000 personas en un pueblo en el que otrora hubo el triple. "La vida es muy dura actualmente", señaló.
Su otro hijo se fue a estudiar a la central localidad serbia de Kraljevo. Los serbios dicen que ya no pueden ir a universidades en Pristina, y realizan sus estudios universitarios ya sea en áreas serbias del norte de Kosovo o en la propia Serbia.
"Nací en Pristina, pero me es imposible regresar. Me fui cuando comenzó la guerra y tuve que mudarme aquí", relató a IPS un abogado del lugar.
Aunque dijo tener amigos albaneses, señaló que ahora raramente se reúne con ellos. "Sienten vergüenza e incluso temor de que los vean socializando con serbios", explicó.
Cerca de la cafetería, un monasterio de cristianos ortodoxos serbios que data del siglo XIV está protegido por una fortificación hecha con alambre de púa y un batallón sueco de la Fuerza de Kosovo liderada por la OTAN.
La deprimente atmósfera de Gracanica contrasta fuertemente con el ánimo optimista de algunos serbios en una cafetería de moda en Pristina.
"No creo que los serbios de Kosovo estén en peligro: El gobierno les mostró que son ciudadanos del futuro estado", dijo a IPS Jelena Bjelica, editora jefa de la publicación en serbio Gradanski Glasnik.
Bjelica dijo no sentirse insegura. "Luché por esta independencia durante ocho años. ¿Por qué debería irme ahora?", preguntó.
Al parecer, le preocupa más que Belgrado esté actuando de modo irresponsable hacia una de sus provincias. Bjelica piensa que esto no le hará ningún bien a las aspiraciones de Serbia en relación a la Unión Europea (UE).
Como en todos los restaurantes y bares de Pristina, los clientes, propietarios y meseros celebraron el nacimiento de un nuevo país en los Balcanes tarde en la noche. También hubo algunas palabras amables para los serbios.
"Los serbios pueden ser nuestros enemigos ahora, y aunque recuerdo haber sido golpeado por soldados serbios cuando era adolescente, ojalá en el futuro seamos capaces de vivir lado a lado nuevamente", dijo a IPS Bajram Krasniqi, un mesero de Pristina.
Estados Unidos y 20 estados miembro de la UE dieron serios indicios de que reconocerán la independencia de Kosovo.
Rusia condenó fuertemente la proclamación y se niega a reconocerla, alegando que sentará un precedente peligroso para otros movimientos separatistas. Otros varios países europeos también expresaron sus reservas.