La región balcánica de Kosovo se proclamó independiente de Serbia en medio de festejos locales y dudas sobre su reconocimiento internacional.
El primer ministro Hashmin Thaci anunció el nacimiento de Kosovo como un Estado independiente en el parlamento y aseguró que respetaría la ley, los principios democráticos y los derechos de las minorías.
Noventa y dos por ciento de los dos millones de habitantes de esta sureña provincia autónoma son de origen albanés. Hay también unos 120.000 serbios.
Thaci sostuvo que "la independencia de Kosovo marca el fin de la disolución de la antigua Yugoslavia", de la que Serbia es su sucesora desde 2003, tras el acuerdo de secesión entre ese país y Montenegro.
Belgrado declaró que nunca reconocería la independencia de su provincia y que recorrería todos los caminos legales, diplomáticos y pacíficos para frenar una iniciativa que para los gobernantes serbios, fue impuesta por Occidente.
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"Hoy, esa política de fuerza cree que triunfó con la creación de un estado falso. En tanto existan los serbios, Kosovo será de Serbia", declaró el primer ministro de ese país, Vojislav Kostunica.
Kosovo es considerado uno de los enclaves originales de la nacionalidad serbia.
En Pristina hubo fuegos artificiales, cánticos y música y ondear de banderas albanesas y estadounidenses. Pero en la septentrional ciudad de Mitrovica, donde la mayoría de la población es serbia, se lanzaron granadas contra edificios de organismos internacionales.
Los albano-kosovares parecen conscientes de que sin reconocimiento de ciertos países clave su declaración unilateral tiene poco valor y por eso se aseguraron de que el mundo tomara nota de su determinación.
Ataviados con trajes típicos albaneses o con camisetas con leyendas antiserbias, los manifestantes pidieron que al menos Estados Unidos y algunos países europeos reconocieran la escisión.
De ser así, es de esperar un periodo de transición hacia la independencia supervisado por organizaciones internacionales.
"Todavía no es una independencia real, no controlaremos el Estado hasta dentro de un largo tiempo", indicó Diellza Hamiti, estudiante universitaria, para quien hay de todas formas suficientes razones para celebrar este primer paso.
Otros son más optimistas y no temen represalias de Serbia, como un embargo económico a la zona, que no es autosuficiente.
"No necesitamos a los serbios, tenemos otros tres vecinos (Albania, Macedonia y Montenegro)", señaló Avni Sopa. "No nos pueden frenar ahora que somos independientes".
Funcionarios y analistas occidentales argumentan que la violencia desatada durante los años 90 en los Balcanes por el fallecido ex presidente serbio Slobodan Milosevic (1946-2006) privó a Belgrado de legitimidad para gobernar Kosovo.
Milosevic gobernó entre 1989 y 2000, cuando fue derrocado por un levantamiento popular. Murió en 2006 en la cárcel del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, acusado de varios crímenes perpetrados en las guerras de secesión de la disuelta federación.
Tras las guerras de Croacia y Bosnia-Herzegovina, en 1999 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) intervino en el conflicto que por entonces se libraba entre guerrillas separatistas albano-kosovares y Belgrado.
Tras 11 semanas de bombardeo contra territorios serbios, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asumió el control de la provincia, que gozaba de un estatuto de autonomía desde los años 60.
La OTAN mantiene en Kosovo unos 16.000 efectivos. Por ello, una mayoría de kosovares se sienten agradecidos hacia las naciones occidentales, en especial Estados Unidos.
"Cuando un niño nace es frágil", dijo a IPS Visar Surroi, residente de la zona. "Pero tenemos dos padres que nos cuidan bien, Europa y, en especial, Estados Unidos".
Las naciones de la Unión Europea (UE) deben hacer frente al dilema del rechazo de Serbia, que ahora podría optar por mantenerse en el área de influencia de Rusia, en detrimento de su integración al bloque regional.
La presidenta del parlamento albanés, Jozefina Topalli, dijo a IPS que confiaba en que la independencia de Kosovo ayudaría a Belgrado a "volverse más realista".
La UE anunció el envío de un contingente de 3.000 soldados a Kosovo, lo que según Serbia y Rusia es contrario al derecho internacional.
Funcionarios de la UE y de Estados Unidos declararon que la estabilidad en los Balcanes es lo más importante y pidió respeto de los derechos de la minoría serbia.
Dentro de la UE, Chipre, Grecia y Rumania probablemente no reconozcan la independencia de Kosovo con celeridad y España también se muestra renuente, pues constituye un mal ejemplo para sus propios sectores autonomistas, como los vascos.
Rusia encabezó la oposición a la independencia de Kosovo alegando que sentaría un precedente peligroso para similares reclamos en la región.
Por su parte, la portavoz del gobierno del País Vasco, Miren Azkarate, calificó el proceso como una "lección sobre el modo de resolver de manera pacífica y democrática conflictos de identidad y pertenencia". En tanto líderes de la escindida región rusa de Abkhazian, Georgia, declararon que Kosovo sentó un precedente.
Rusia y Serbia pidieron una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU, en un intento por revertir la declaratoria de independencia. Pero los albano-kosovares y los propios albaneses parecen indiferentes a la perspectiva de no contar con reconocimiento de Naciones Unidas.
"La ONU esta muerta, ya probó que no funciona. Lo que nos importa a nosotros y a nuestros políticos es que Estados Unidos nos reconozca", sentenció Dora, una joven residente en Tirana.