El Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima instaló cámaras de video dentro de las tuberías para detectar roturas y filtraciones cuya peligrosidad quedó de manifiesto durante la epidemia de cólera que estalló en Perú en los años 90. Debido a las roturas de las redes de saneamiento y agua potable, que suelen correr en forma paralela, las aguas servidas se filtraron en las cañerías del suministro de agua, que se convirtió así en vehículo para la propagación de la epidemia.
Las pequeñas cámaras instaladas tienen cabezas articuladas capaces de rotar 360 grados, están provistas de lámparas alógenas para iluminar el interior de las tuberías y operan con monitores con un alcance de hasta 760 metros de distancia.