Ya son seis las instituciones adheridas a la iniciativa ciudadana Cero CO2 en Chile, que consiste en contabilizar, reducir y compensar las emisiones de dióxido de carbono con hábitos tan simples como desconectar los artefactos eléctricos que no están en uso. El último en incorporarse a este programa contra el recalentamiento planetario fue el privado Centro de Formación Técnica del Medio Ambiente, que consumía tres mil 175 kilovatios por hora de energía anuales, liberando 16,3 toneladas de dióxido de carbono, que ahora reducirá 10 por ciento cada año.
A ese porcentaje se puede llegar «sólo con cambiar los hábitos de las personas. Si se introducen mejoras y capacitación, se puede llegar hasta 30 por ciento», indicó a Tierramérica Manuel Baquedano, director del Instituto de Ecología Política, promotor del proyecto.