La cantidad de personas que duermen en las calles de Buenos Aires, capital de Argentina, se triplicó en apenas tres meses por la crisis económica, la falta de empleo y las restricciones al dinero circulante que hacen escasas incluso las monedas para una limosna. Desde inicios de este año pasaron de 1.200 a 3.500 las personas que duermen en parques, estaciones de trenes y de ómnibus, debajo de puentes o simplemente en la vereda.
Familias, hombres o ancianos que llegan desde las provincias o las zonas suburbanas en busca de un empleo eventual, como cuidar automóviles por unas monedas, deciden dormir en la ciudad para ahorrarse el costo del transporte.
Organizaciones no gubernamentales distribuyen una ración mínima de pan y leche a las personas que duermen en los parques, quienes por falta de instalaciones sanitarias, conviven con sus excrementos.