CUBA: ¿Cambia o no cambia?

No deja de ser significativo, o cuando menos curioso, la cantidad de personas y medios de prensa en el mundo que están atentos a lo que durante los últimos meses ha ocurrido (o no ha ocurrido en Cuba): la posibilidad de un cambio, no ya político, sino cuando menos económico y social, escribe Leonardo Padura Fuentes, novelista y periodista cubano.

¿A qué se debe ese interés por Cuba? Creo que son varias las razones que lo generan y una de ellas, quizás la más magnética, se llama Fidel Castro, su posición actual dentro de la política cubana y su posible futuro, luego de casi cincuenta años al frente del país y después de año y medio alejado de la vida pública por su estado de salud.

¿Qué cambiará en la isla cuando en los altos niveles de decisión se tenga una certeza plena (pienso que ya se tiene, más aún, que siempre se debió haberse tenido) de las carencias, frustraciones, quejas, lamentos que en cifra millonaria han expresado "valientemente" los cubanos? ¿De qué manera alterará la política interna del país la adhesión a unos pactos que santifican una serie de derechos limitados en la isla por las más diversas causas, coyunturas y perspectivas históricas superadas por la vida (el derecho a viajar libremente es uno de los más mencionados)?

Las mayores expectativas ahora se centran en la decisión que, en unas semanas, deberá tomar la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) respecto a la ratificación o no de Fidel Castro al frente del Estado y el gobierno. ¿Estará en condiciones de asumir sus viejas responsabilidades? ¿Qué cambiará o no cambiará con Fidel Castro otra vez en el poder o definitivamente alejado de él (al menos oficialmente)?

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