Los líderes de los Balcanes suelen edulcorar sus discursos hacia la Unión Europea (UE) con la intención de ingresar en el bloque, pero cuando la cuestión se considera en serio es evidente que esa eventualidad es aún muy lejana.
Sumarse a la UE es el principal objetivo de la política exterior de Bosnia-Herzegovina, Croacia y Serbia, limítrofes con países que ya son miembros del mercado común: Bulgaria, Eslovenia, Hungría y Rumania.
Pero en los últimos días, el entusiasmo dio paso a una actitud más cautelosa.
Representantes de los seis partidos de la coalición de gobierno de Bosnia-Herzegovina se reunieron el fin de semana en Siroki Brijeg, cerca de la ciudad de Mostar. Bajo la atenta mirada del representante de la UE, Miroslav Lajcak, debían acordar cambios a la compleja estructura del estado mediante una reforma constitucional.
El intento falló porque dos de las tres comunidades étnicas mayoritarias de Bosnia-Herzegovina, los croatas y los serbios, se oponen a cualquier intento de centralización que los deje bajo el "dominio de los musulmanes".
Pero la reforma constitucional es un requisito imprescindible para firmar el Acuerdo de Estabilización y Asociación exigido por la UE con el objetivo de iniciar el proceso de ingreso en la UE.
En lugar de alcanzar puntos de coincidencia, los seis dirigentes, inesperadamente, renegaron del acuerdo sobre reformas políticas que habían adoptado en diciembre.
El líder musulmán Sulejman Tihic rechazó lo acordado en diciembre. El serbio Milorad Dodik criticó a Tihic por "obstruir el camino" y sugirió que el Partido de Acción Democrática del dirigente musulmán fuera excluido de las conversaciones.
Lajcak dijo en conferencia de prensa, en nombre de la UE, que Tihic ponía en peligro las posibilidades de ingreso de Bosnia-Herzegovina.
"Debería saber que su conducta es contraria a lo que espera la UE y la mayoría de los bosnios. Nuevos rechazos de las reformas políticas sólo dejarán al país rezagados ante otros aspirantes en la región", afirmó.
Las encuestas indican que 65 por ciento de los consultados en la República Serbia de Bosnia (Republika Srpska) y 82 por ciento de los radicados en la Federación Musulmana-Croata —las dos partes que componen Bosnia Herzegovina— apoyan la incorporación a la UE.
Por otra parte, las relaciones de Croacia con su vecina Eslovenia, que actualmente ejerce la presidencia rotativa de la UE, se complicaron el fin de semana.
El gobierno en Zagreb, que ya cuenta con un Acuerdo de Estabilización y Asociación, es el que se encuentra más cerca, entre las repúblicas de la antigua Yugoslavia, de ingresar en la UE, lo que podría ocurrir a fines de esta década.
Croacia estableció una Zona de Protección Ecológica y de Pesquerías en sus costas del mar Adriático, limítrofes con Eslovenia, que sólo tiene una pequeña franja de acceso y disputas fronterizas sin resolver con su vecino.
El comisario para la Ampliación de la UE, Olli Rehn, reiteró su advertencia a Croacia para que deje sin efecto esa zona y señaló que de no hacerlo su ingreso al mercado común se vería en peligro.
Al firmar el Acuerdo de Estabilización y Asociación, Zagreb se había comprometido a no poner en práctica una medida de ese tipo.
"Deberíamos poder resolver este problema en el marco de un buen espíritu europeo. Por lo tanto, pido a ambas partes descomprimir las tensiones y encontrar una solución política", dijo Rehn.
El gobierno del primer ministro croata Ivo Sanader hizo poco para explicar al público esta cuestión y los medios de prensa informan que el establecimiento de esa zona de protección fue una "condición" planteada por Croacia para sumarse a la UE.
En consecuencia, el apoyo de la población al ingreso al mercado común se redujo a 49 por ciento de los entrevistados por la encuestadora Cro-Demoscope.
"Si el referéndum sobre el ingreso en la UE se realizara ahora, su resultado no sería favorable en Croacia", informó el diario Jutarnji List, de Zagreb. Pero la zona de protección ecológica no es el único problema: tampoco se implementaron las reformas judiciales y administrativas que exige la UE.
"Se trata de un falso dilema impuesto por el gobierno: o la zona de protección o el ingreso al mercado común", agregó el periódico.
En cuanto a Serbia, firmó un Acuerdo de Estabilización y Asociación, pero no ha cumplido con condiciones como la extradición de los criminales de guerra Radovan Karadzic y Ratko Mladic, acusados por la "limpieza étnica" de musulmanes en la guerra contra Bosnia-Herzegovina en los años 90.
A medida que se acerca la fecha de la independencia de Kosovo, que probablemente se concrete el 17 de febrero, crece el nerviosismo en Belgrado.
Kosovo es una provincia serbia, actualmente bajo administración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Belgrado se opone a su independencia y a los planes de establecer una misión de la UE que reemplazará a la de la ONU para implementar reformas políticas y del sistema judicial en territorio kosovar, entre otras.
Cuando la UE anunció este lunes el envío de esa misión, el primer ministro Vojislav Kostunica se negó a convocar la reunión de gabinete en la que debería haberse ratificado el Acuerdo de Estabilización y Asociación. El asunto ha sido postergado indefinidamente.
Rehn dijo que lamentaba "la obstrucción por parte de algunos políticos en Belgrado. No están escuchando la voz del pueblo serbio".
Kostunica, por su parte, declaró que "el acuerdo político que propone la UE, mientras prepara su misión para desmembrar nuestro país, es un engaño. En caso de firmarlo, Serbia estaría reconociendo de forma indirecta la independencia de Kosovo".
"A pesar de que 75 por ciento de la población apoya el acercamiento al mercado común, Serbia aparece ahora como una nación que no lo desea", dijo a IPS la analista Misa Brkic.