EDUCACIÓN-ARGENTINA: Claroscuros de la escuela pública

Las sucesivas crisis económicas y sociales de Argentina dejaron su marca en el sistema de educación estatal, que desde fines del siglo XIX y durante una centuria fue un factor de integración y movilidad social.

Expertos, maestros, profesores y padres consideran que los síntomas del deterioro son variados: pobreza de lenguaje en los adolescentes, alta deserción en el nivel secundario y dificultades para encontrar mano de obra calificada en los oficios técnicos, entre otros.

Aunque existe una tasa de ingreso a la escuela primaria de 99 por ciento en cada ciclo lectivo, un estudio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales señaló que completan en el tiempo ideal los 12 años de escolarización primaria y secundaria sólo 36 por ciento de los que acceden a primer grado.

Dos informes internacionales marcaron en los últimos meses tendencias aparentemente contradictorias.

El Instituto de Planeamiento de la Educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ubicó a Argentina en el puesto 27 entre 129 países en materia de desarrollo educativo, sólo por detrás de Cuba, que figura 23, en América Latina.
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El estudio, que toma datos de 2005, valora especialmente la alta tasa de ingresos al nivel preescolar (64 por ciento) y secundario (79 por ciento).

Además, un extendido sistema universitario público gratuito, que en muchos aspectos conserva prestigio, también acerca a Argentina a los estándares europeos en cuanto a cantidad de ingresos al nivel terciario, según el análisis de Unesco.

Pero el informe sobre rendimiento de los jóvenes de 15 años que elabora la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con evaluaciones de estudiantes de 57 países, ubicó a Argentina en los últimos puestos en todas las áreas analizadas: matemáticas (52), ciencia (51) y lectura (53).

Asimismo, este país exhibió el mayor rango de desigualdad entre los mejores y peores resultados, lo que coincide con la evaluación del Operativo Nacional de Evaluación del Ministerio de Educación argentino.

En grandes ciudades como Buenos Aires o Córdoba se alcanzan niveles aceptables y en provincias periféricas como Formosa, en el nordeste, o Jujuy, noroeste, los resultados son muy insatisfactorios, admiten en el Ministerio de Educación.

El ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, consideró que el análisis de la OCDE tomó en cuenta resultados de 2006. "Esos chicos a esa edad y en ese momento son los que atravesaron lo peor de la crisis. Habían entrado en la escuela primaria hace doce años, atravesaron todos los momentos de crisis económica, social, política, cultural y los resultados reflejan eso", argumentó.

La secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), Stella Maldonado, señaló a IPS que "la escuela secundaria fue la más afectada por la aplicación de la Ley Federal de Educación", sancionada en 1993 durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999), que transfirió a las provincias los centros que hasta ese momento eran financiados por el presupuesto nacional.

La ley generó "24 sistemas diferentes de escuelas secundarias en todo el país", agregó, y fue un factor de desmembramiento y desfinanciación, lo que aplicó un golpe letal al sistema.

El ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) promulgó en 2006 una ley que busca revertir el proceso de descentralización. El Ministerio de Educación retomó las riendas de los programas de estudios y se creó un Institución Nacional de Formación Docente para unificar la capacitación.

También promete dedicar a la educación recursos equivalentes a seis por ciento del producto interno bruto, a partir de 2010.

"Esta ley reestablece la unidad pedagógica y educativa en la escuela secundaria", dijo Maldonado.

La educación argentina plantea profundos desafíos conceptuales, económicos y metodológicos, agregó.

"En todo el país tenemos los llamados 'profesores taxis', porque corren de una escuela a la otra y tienen 500 alumnos en una misma semana, lo que no alcanza para establecer el vínculo necesario con la comunidad", explicó Maldonado.

"Hay que hacer que la escuela tenga mucho más que ver con las necesidades y los derechos de los adolescentes", remarcó.

La presidenta Cristina Fernández, en su discurso al asumir el cargo el 10 de diciembre, añoró la escuela "que tenía clases todos los días y en la que los maestros sabían más que los alumnos".

Esa frase irritó al sindicato de maestros y profesores. "Es cierto que la escuela no tiene la excelencia que tuvo en los años 50, 60 y principios de los 70, pero la crítica parece muy superficial. Es el Estado el que no ha dado la capacitación adecuada, por ejemplo en nuevas tecnologías", señaló Maldonado.

"La mayoría de los días sin clases tienen que ver con graves problemas de infraestructura. Durante 2007, en algunos distritos se perdieron meses, no días, porque las escuelas no estaban preparadas, más allá de que hubo conflictos en algunas provincias", agregó.

Liliana Raggio, ex consultora del Ministerio de Educación e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, señaló que, "en términos generales, la escuela media vivió un crecimiento muy grande de la matricula en desmedro de la calidad".

"Llegaron los que antes no llegaban y al mismo tiempo se dio un proceso de empobrecimiento que excedió al sistema educativo. Ante ello, la descentralización fue catastrófica", afirmó.

Raggio enfatizó que "hay que tener en cuenta que los padres de una alumna de 15 años que queda embarazada pueden tener 30 años y quizás nunca tuvieron empleo. Ésa es la realidad de muchas familias empobrecidas y la Ley Federal de Educación no previó capacitar al docente para enfrentar ese escenario".

La recuperación económica de los últimos años, agregó, plantea una paradoja: muchos adolescentes consiguen más "changas" —trabajos informales que requieren poca capacitación— que sus padres, por lo que hay mayor abandono temporal de los estudios. "Hay mucho ida y vuelta, dejan la escuela por un tiempo y luego regresan", dijo Raggio.

Entre 1995 y 2005, Argentina conoció niveles sin precedentes de desocupación, con picos de 25 por ciento en lo peor de la crisis, en 2001 y 2002. Hace dos años, el desempleo abierto cayó por debajo de 10 por ciento, según datos del gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

"Ése y el embarazo adolescente son dos motivos centrales de repetición", observó Raggio.

Maldonado señaló que "desde hace años se registra una mayor permanencia y graduación entre las mujeres que entre los hombres. El embarazo adolescente es importante pero en muchos casos no aleja a las alumnas de la escuela".

El gobierno de Fernández, que sucedió a su esposo en el cargo, continúa con el programa de "contraturnos" iniciado por Kirchner, que ofrece clases en horarios especiales para captar a los trabajadores adolescentes. También se han implementado las denominadas "escuelas itinerantes", que recorren las comunidades.

Asimismo se organizaron programas de equipamientos para escuelas y becas. Estas últimas benefician a 700.000 familias, que reciben alrededor de 18 dólares mensuales para atender la educación de sus hijos.

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