La obtención de nuevas variedades de fríjol, garbanzo, yuca y boniato en el Centro Universitario Vladimir Ilich Lenin de la oriental provincia cubana de Las Tunas buscará mejorar el desarrollo económico y ambiental de esa zona. «El uso de cultivos como el fríjol (Phaseolus vulgaris) puede servir como fijador de nitrógeno atmosférico, lo que permite, unido a otras prácticas, mejorar la fertilidad del suelo», dijo a Tierramérica Ania Yong, especialista del Instituto Nacional de Ciencias Agropecuarias, que ha colaborado con el proyecto de diversificación.
Más de 63 por ciento del suelo de Las Tunas –una región predominantemente agrícola–, está clasificado como de baja productividad.
Según Yong, contar con una amplia gama de variedades de cada cultivo posibilita que al menos una se adapte y tenga rendimientos aceptables.