Las familias de los rehenes y prisioneros de la guerrilla colombiana de las FARC festejan un fruto de su movilización de años, a menudo ignorada.
Por primera vez desde el 10 de septiembre de 2001, y desde el 23 de febrero de 2002, las colombianas Consuelo González y Clara Rojas no sintieron terror al ver que se acercaban helicópteros. Son las fechas en que fueron tomadas como rehenes por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Ocurrió en la mañana de este jueves, cuando una misión internacional humanitaria las recogió en un punto en la selva amazónica colombiana pleno de nombres significativos: la vereda (vecindario rural) La Paz, inspección de La Libertad, del municipio de El Retorno.
Allí, en el departamento sudoriental del Guaviare, Rojas, ex candidata a la vicepresidencia, y González, ex parlamentaria, fueron entregadas al gobierno venezolano y a una misión humanitaria encabezada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) e integrada también por Cuba y por la senadora colombiana opositora Piedad Córdoba.
Rojas fue la primera en hablar, a través de un teléfono satelital, con el presidente venezolano Hugo Chávez, quien junto con Córdoba lideró, entre mediados de agosto y el 21 de noviembre, una vertiginosa gestión para intentar acercar las posiciones de las FARC y el gobierno colombiano, que se niega a negociar un canje de prisioneros con esa insurgencia.
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"Agradecidos en el alma por ese acompañamiento que nos ha hecho. Mil gracias, estamos volviendo a renacer. Viera la emoción cuando vimos los dos helicópteros", dijo Rojas a Chávez, serena y feliz, desde la selva.
A su turno, González reclamó la mandatario: "No puede bajar la guardia, presidente. Los que quedaron le mandan a decir ese mensaje. Mil gracias, presidente. Nos está ayudando, presidente, a volver a vivir".
La ex parlamentaria se refería a que en cautiverio quedaron entre 45 y 48 personas, entre ellas Ingrid Betancourt, ex compañera de fórmula de Rojas, de nacionalidad colombo francesa y atrapada junto con ella, y tres contratistas del Departamento de Defensa de Estados Unidos, capturados el 12 de febrero de 2003, Keith Stansell, Thomas Howes y Marc Gonsalves.
Los demás supervivientes de los que se tiene registro son los rehenes civiles, políticos de profesión, como el ex senador Jorge Eduardo Géchem, cuya captura el 20 de febrero de 2002 llevó a que el gobierno de entonces pusiera fin a tres años de negociaciones de paz con las FARC.
También, Orlando Beltrán (ex parlamentario, capturado el 28 de agosto de 2001), Gloria Polanco (19 de agosto de 2001), Alan Jara (ex gobernador del central departamento del Meta, 15 de julio de 2001), el ex parlamentario Oscar Tulio Lizcano (5 de agosto de 2000) y Luis Eladio Pérez, ex senador, en manos de la guerrilla desde el 10 de junio de 2001 y cuyas pruebas de vida fueron logradas en noviembre por la gestión de Chávez y Córdoba.
Además, están registrados 33 oficiales y suboficiales del ejército y la policía, capturados en distintos combates por la guerrilla.
Los más antiguos de estos uniformados sometidos a canje por las FARC son los militares Libio Martínez y Pablo Emilio Moncayo. El profesor Gustavo Moncayo, padre de éste último y conocido como el "caminante por la paz", avanza a pie desde Bogotá a Caracas, a donde se espera que llegue el 15 de enero.
Asfamipaz, organización que agrupa a las familias de los uniformados prisioneros de la guerrilla, está exigiendo hace meses a esa insurgencia que proporcione un listado completo de los militares y policías en su poder.
PRUEBAS DE VIDA
Las liberadas Rojas y González traen consigo mensajes de otros cautivos para al menos ocho familias. La senadora Córdoba mencionó que serían 10.
A las 22:00 GMT supo que se trata de pruebas de vida de Jara, Beltrán, Polanco y Géchem, entre los rehenes, y del coronel Luis Mendieta, prisionero desde el 1 de noviembre de 1998, y el capitán Javier Solórzano, capturado fuera de combate el pasado 4 de junio.
Algunas familias de militares no tienen noticias de sus parientes desde hace cinco años, declaró sollozando a Caracol Radio la esposa de un uniformado.
"Consuelo y Clarita son parte de todas nuestras familias, hemos compartido muchos años de tristeza y dolor", dijo a IPS Marleny Orjuela, presidenta de Asfamipaz, en la céntrica Plaza de Bolívar de Bogotá.
"Hoy compartimos esta pequeña alegría libertaria, que hace tiempo no sentíamos. Es un paso hacia el acuerdo humanitario", estimó.
Esta liberación es un "paso grande, político, del presidente Uribe y las guerrillas de las FARC, con ayuda del presidente Chávez, la senadora Córdoba, el CICR y la comunidad internacional, y eso es valioso para nosotros".
Apuntó que "seguimos pidiéndoles al presidente (Uribe) y a las FARC que queremos seguir viendo el diálogo de las palabras, porque estamos cansados del diálogo de los fusiles. Queremos que nuestros seres queridos lleguen de nuevo vivos y libres", añadió. En la plaza, corazón político de Colombia, se llamó a lista a todos los rehenes y uniformados prisioneros, mientras los pocos asistentes contestaban "¡presente!".
A su turno, en el aeropuerto de Maiquetía, cerca de Caracas, la senadora Córdoba subrayó que, "a pesar de tanta diatriba, de tanto ataque personal, valió la pena, por ver la alegría" de las familias reencontradas.
* Con aportes de Helda Martínez (Bogotá).