COMERCIO-EL SALVADOR: Beneficios lejanos

El gobierno salvadoreño publicitó en su momento que la mera entrada en vigor del tratado de libre comercio con Estados Unidos impulsaría la economía local, se crearían miles de empleos y hasta los vendedores callejeros exportarían sus bocadillos típicos. Pero casi dos años después la panacea no llega.

El Tratado de Libre Comercio entre América Central, República Dominicana y Estados Unidos (DR-Cafta, por sus siglas en inglés) permitiría también a este país aumentar sus exportaciones al mercado estadounidense y atraer inversión extranjera. Pero economistas consultados por IPS entienden que todo eso "carece de realismo" y que los salvadoreños de a pie siguen esperando.

El director de la Administración de Tratados Comerciales, René Salazar, defendió el DR-Cafta como "el tratado más importante" para El Salvador, debido al flujo comercial que impulsó con Estados Unidos.

Las exportaciones no tradicionales salvadoreñas a Estados Unidos de productos no tradicionales como pesca, agroindustria, bebidas y de la llamada comida étnica, aumentaron 68 por ciento en 2006, aseguró Salazar. Aunque aún no están los datos completos del año pasado, el ritmo se ha mantenido.

En ese marco de ascenso, las ventas externas generales de El Salvador, incluidos sus productos tradicionales café, azúcar y camarón, sumaron entre enero y noviembre de 2007 a 3.664 millones de dólares, 4,3 por ciento más que el año anterior. Estados Unidos sigue siendo su principal destino como lo fue en 2006, cuando totalizaron 2.006 millones de dólares.
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Salazar detalló a IPS que "la inversión directa" de Estados Unidos en este país entre marzo y diciembre de 2006 creció de 1,049 a 1059 millones, principalmente en el sector agroindustrial, la producción de programas de computación y call center (centro de llamadas de y para clientes), aunque "no sabría decir" cuántas han cerrado operaciones desde la vigencia del DR-Cafta.

Cifras del gobierno derechista de Antonio Saca estiman que en 2007 se crearon unos 27.000 empleos, aunque se aclara que no necesariamente fueron todos productos del tratado regional con Estados Unidos.

Herminio Alas, de 50 años y ex empleado de la privatizada Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel), hoy en manos del consorcio Telecom, manifestó a IPS no percibir esos beneficios, ya que "no hay mejoras en la economía y no hay muchos empleos".

Este técnico en líneas telefónicas lleva tres meses desempleado y no ha logrado un trabajo estable desde que lo despidieron de Antel hace 10 años.

El DR-Cafta, que incluye también a Costa Rica, Guatemala, Honduras y Nicaragua, fue negociado en 2004 en El Salvador en un tiempo record de 12 meses y ratificado en diciembre de ese año por la mayoría parlamentaria de derecha, casi sin discusión en el recinto.

El ex diputado Ciro Cruz, del derechista Partido de Conciliación Nacional (PCN) y presidente del Congreso legislativo salvadoreño en ese entonces, aceptó que "no conocía el texto del acuerdo", pero que era demasiado tarde para discutirlo, mientras la oposición protestaba.

Este tratado debió entrar en vigor el 1 de enero de 2006, pero finalmente se concretó dos meses después debido a que Estados Unidos exigió reformas legislativas, para proteger inversiones extranjeras, y de los códigos penal y procesal penal para combatir la reproducción pirata de discos y de vídeos digital (DVD), marcas de calzado y ropa.

Paradójicamente, las cuantiosas ventas callejeras de estos productos han proliferado desde entonces y a menudo, incluso policías uniformados, compran estas mercaderías.

El Salvador ha firmado tratados comerciales bilaterales también con México, Chile, República Dominicana, Panamá, y pronto lo hará con Taiwán, según Salazar.

A pesar del optimismo oficial, el economista Carlos Acevedo, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PUND), precisó a IPS que no existen datos confiables sobre cuántos empleos ha creado el DR-Cafta.

Acevedo advirtió que se necesitarían crear unos 80.000 empleos anualmente para poder absorber a la población económicamente activa.

"Las expectativas del gobierno (previo a la firma del acuerdo) eran carentes de realismo y obviamente no se han cumplido", sostuvo este experto, coordinador adjunto del informe sobre Desarrollo Humano en El Salvador.

Acevedo recordó que la Dirección General de Migración y Extranjería de El Salvador informó últimamente que 60 por ciento de los entre 200 y 500 salvadoreños que emigran diariamente tienen empleo. Unos 2,5 millones de salvadoreños residen hoy en Estados Unidos.

"Decidieron irse por mejores salarios; entonces, esos empleos quedaron vacantes", precisó el especialista, quien no descarta que esos puestos de trabajo se incluyan en las cifras oficiales sobre nuevos empleos. Según datos gubernamentales, el desempleo afecta al alrededor de siete por ciento de los activos, mientras que llamado subempleo (sin beneficios sociales y de carácter irregular) alcanza a 35 por ciento.

Para Mateo Rendón, de la Federación Salvadoreña de Cooperativas de la Reforma Agraria (Fesacora), el DR-Cafta ha "incrementado la dependencia alimenticia" debido al aumento de las importaciones a Estados Unidos.

Esa dependencia crece a medida de que se reducen las extensiones de tierras salvadoreñas destinadas a la producción de granos básicos, como maíz, arroz, fríjoles y hortalizas, así como la que ocupa la ganadería.

Rendón se lamentó de la falta de "políticas de Estado para apoyo al sector agropecuario", que ha perdido rentabilidad a causa de los precios altos de los insumos, como es el caso de los fertilizantes, que crecieron hasta 30 por ciento en 2006. A la par de que se encarecen los costos los productos cada vez valen menos en el mercado nacional.

Los miembros de Fesacora, conformada por 189 cooperativas agrícolas, antes de entrar en vigor el tratado cultivaban unas 12.500 hectáreas de forma colectiva e individual, en cambio hoy apenas cubren 6.000 y sólo para subsistencia familiar.

El DR-Cafta establece que, desde el primer año de vigencia, 50 por ciento del arroz, maíz, carne de cerdo, leche en polvo, entre otros productos, ingresarán con arancel cero y anualmente la cuota de compra se incrementaría entre dos y cinco por ciento por año, dependiendo del producto. Los plazos van de 10 a 20 años.

Unas 65.000 toneladas de arroz, 35.000 de maíz blanco y 350.000 de amarrillo y 10 toneladas de leche comenzaron a ser importadas por El Salvador desde la aplicación del tratado el 1 de marzo del 2006.

A fines de 2007, el Banco Central de Reserva de El Salvador (BCR) informó que la economía había crecido 4,5 por ciento, situándose entre las tasas más bajas de América Central, que en promedio fue de 5,2 por ciento. Sólo de Nicaragua estuvo por debajo, con poco más de tres por ciento.

El BCR también reportó que entre los meses de enero y noviembre de 2007, El Salvador acumuló un déficit comercial de 4.351 millones de dólares, lo cual representa un incremento respecto de 2006, cuando se reportó una balanza en rojo de 4,114 millones.

Las inversiones extranjeras directas entre enero y septiembre 2007, según el BCR, acumularon unos 5.371.5 millones de dólares. Estas cifras, empero, incluye entre otros la venta de bancos (1.132 millones) a corporaciones internacionales, que únicamente cambiaron de propietarios. María Domínguez, una vendedora callejera de frutas de 42 años, mientras tanto, continúa esperando que lo ofrecido pase de la ilusión a lo tangible.

"El gobierno de Saca no ha generado empleos y quienes sufrimos somos los más pobres", recriminó Domínguez.

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