¡De prisa! Hay que ver los osos polares del Ártico, los glaciares antárticos y las pequeñas islas del Pacífico antes de que desaparezcan para siempre por el recalentamiento global.
El desastre ambiental constituye una nueva fuente de ingresos para las agencias de viajes que ofrecen "turismo climático": Vea la paradisíaca isla de Tuvalu, que será tragada por las aguas del océano Pacífico en los próximos 30 a 50 años, y el Polo Norte antes de que pierda el hielo y los osos polares.
Algunas empresas explotan la idea de "véalo ahora antes de que desaparezca", explicó a Tierramérica Ayako Ezaki, directora de Comunicaciones de la Sociedad Internacional de Ecoturismo (TIES, por sus siglas en inglés), en Washington.
Pero "las compañías de ecoturismo son cautas porque queremos que nuestros clientes vean y luego actúen para proteger (estos sitios), así no desaparecen", agregó…
El cambio climático está transfigurando el planeta. Algunas islas desaparecerán y otras emergerán a medida que glaciares y plataformas de hielo se derritan. Animales y plantas se extinguirán de manera acelerada mientras el planeta continúe aumentando de temperatura.
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"Los cambios climáticos están impactando en todos los aspectos de los sistemas humanos y naturales, entre ellos sitios que son patrimonio mundial", dijo en 2006 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Cientos de sitios naturales e históricos irreemplazables están en riesgo, como las antiguas ruinas de Tailandia, arrecifes de coral en Belice, mezquitas del siglo XIII en el Sahara o la Región Floral de El Cabo, en Sudáfrica, según un estudio de la Unesco.
Y también existe un fuerte y tal vez perverso deseo en mucha gente dispuesta a viajar para ver rarezas: los últimos tigres o las orquídeas zapatilla de dama o un glaciar que se derrite a ritmo acelerado.
Por eso los científicos se han vuelto muy reticentes a revelar información sobre estas especies, incluso para impedir que los coleccionistas recojan muestras y las vendan en Internet, había dicho a Tierramérica el biólogo Franck Courchamp, de la francesa Université de Paris-Sud.
Pero los turistas se aventuran a lugares cada vez más lejanos.
"El turismo creció 4,3 por ciento anual durante los últimos 10 años", dijo Louise Oram, portavoz del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), una asociación empresarial que agrupa a las 100 principales compañías del sector.
"Y ese crecimiento continuará", dijo Oram a Tierramérica desde su oficina en Londres.
La industria facturó siete billones de dólares en 2007, equivalentes a 10,7 por ciento del producto bruto mundial. Y también es responsable, directa e indirectamente, de 231 millones de empleos, aseguró..
El turismo es el principal generador de riqueza y puestos laborales en el mundo, según el WTTC. Pero también entraña un enorme impacto ambiental, algo que apenas comienza a asumir, reconoció Oram.
El ecoturismo y el turismo natural —que incluiría al "turismo climático"— crece casi tres veces más rápidamente que la industria en general, calculó Ezaki, de TIES.
Los operadores ecoturísticos intentan minimizar sus impactos, aseguró. "Cuando el turismo no es sostenible perjudica al ambiente, y en TIES intentamos cambiar eso", agregó.
Si bien los operadores turísticos de TIES prometen seguir un código de conducta verde, no hay inspecciones y ninguno ha sido expulsado por cometer infracciones, admitió.
El turismo masivo —las típicas vacaciones en playas tropicales— no es sustentable y continuará siendo el principal problema. Los gobiernos tendrán que volver lo más ecológico posible cada aspecto de esta actividad, opinó.
"La industria necesita mostrar que el ecoturismo es emocionante y diferente, y no solamente para mochileros o ambientalistas ricos", agregó.
Los turistas pueden reducir su impacto personal tomando vuelos directos y viajando por periodos más prolongados, en vez de hacer varios viajes cortos de pocos días. Deberían elegir el tren o el autobús donde sea posible y realizar paseos caminando o en bicicleta, que ofrecen una nueva manera de conocer un país, enfatizó.
"La clave del negocio es mantener el ambiente prístino", dijo a Tierramérica Prisca Campbell, de Quark Expeditions, una agencia turística verde de Estados Unidos que se especializa en viajes al Ártico y la Antártida.
En la Antártida, hace muchos años que los operadores turísticos acordaron pautas estrictas para reducir los impactos sobre esa región tan delicada, explicó.
"Los clientes nos dicen que viajan para ver pingüinos, icebergs y glaciares y para conocer lo que hicieron los primeros exploradores", añadió.
Aunque los turistas no mencionan el cambio climático, sus guías los instruyen sobre los impactos que está causando en ambos polos. Y seis de cada 10 visitantes se dicen dispuestos a actuar contra el calentamiento global, dijo.
"No son turistas climáticos, pero algunos se convertirán en activistas climáticos", aseguró.
* Este artículo fue publicado originalmente el 12 de enero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.