La publicidad engañosa de medicamentos y de alimentos para niños es un problema tanto o más grave en América Latina como en Europa, dijo a IPS el director general de Consumers International (CI), Richard Lloyd.
"Queremos poner algún tipo de límites a las grandes cadenas multinacionales de alimentos, que tienen un mercadeo muy agresivo hacia los niños", sostuvo Lloyd en esta entrevista exclusiva.
Muchas de esas empresas utilizan atractivas figuras animadas para promocionar alimentos ricos en grasas y azúcares, abundó Lloyd, economista británico de 42 años que encabeza desde 2005 esta federación de más de 220 asociaciones de consumidores en 115 países.
En la mayoría de las naciones, los cereales del desayuno sobrepasan en cerca de 40 por ciento el contenido de azúcar considerado saludable. Y existe un doble rasero: "Por ejemplo, los cereales de Kellogg's en Chile y México tienen índices de azúcar muchísimo más altos que en Alemania".
"Las organizaciones de CI en América Latina han identificado este problema como particularmente relevante y por ello nuestra acción será cada vez mayor sobre los reguladores gubernamentales y las empresas", advirtió.
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Las actividades del Día Mundial de los Derechos del Consumidor, el 15 de marzo de 2008, estarán dedicadas a este tema.
De hecho, la federación fundada en 1960 afronta "dos grandes cruzadas": seguridad y sanidad de los alimentos y publicidad de la industria farmacéutica.
Este sector difunde afirmaciones engañosas o falsas, suprime deliberadamente riesgos y efectos secundarios de los fármacos y proporciona incentivos financieros a los médicos para que prescriban algunas marcas comerciales en particular, según CI.
Hasta ahora el movimiento de consumidores ha sido mucho más exitoso en lo local, pero la globalización lo empuja a campañas de alcance mundial que pongan en tela de juicio la conducta empresarial en cada uno de los países, estimó.
Lloyd fue el único representante de la sociedad civil en la conferencia de la Red Internacional de Protección al Consumidor (Icpen, por sus siglas en inglés), celebrada en Santiago entre el 26 y el 29 de noviembre.
En su opinión, la reunión sirvió para acercar las organizaciones de consumidores y las entidades gubernamentales reguladoras.
"Muchas veces los gobiernos están más preocupados por oír lo que le interesa a las grandes empresas y a los grupos económicos antes que a los consumidores", dijo.
IPS: —¿Qué poder tiene hoy en el mundo el movimiento de consumidores?
Richard Lloyd: —Mucho del poder que pueda tener está vinculado a las alianzas que se puedan establecer con las agencias gubernamentales de protección, porque hoy las empresas trabajan cada vez más a nivel global.
Esto tiene que ver con que a las empresas se le exija cumplir los estándares de protección al consumidor no sólo en los países donde los ignoran sino también donde están sus oficinas centrales. Establecer estas alianzas facilita el intercambio de información y la interacción en caso de abusos.
Una gran ventaja del movimiento de consumidores, a través de CI, es que tiene una presencia global, por lo tanto tenemos conciencia de lo que está ocurriendo en distintos mercados a la vez.
En muchos países donde las agencias de protección al consumidor son débiles o no existen, son precisamente los asociados de CI los que cumplen ese papel, acusando (a las empresas) ante las instituciones gubernamentales o la justicia.
— ¿Qué resultados ha obtenido la campaña contra la publicidad no ética de medicamentos?
— Hemos llamado la atención sobre un problema tremendamente grande y delicado que no estaba en la agenda de la conciencia pública. Pero las empresas farmacéuticas han sido muy cerradas y muy lentas en responder.
Hemos sido muy activos para describir las problemáticas relaciones entre la industria farmacéutica y los médicos, a quienes les dan una serie de regalos directos o indirectos por prescribir los fármacos que ellos fabrican.
(Un estudio de CI reveló que esos regalos incluyen desde equipos de aire acondicionado, computadoras portátiles y membresías en clubes exclusivos hasta invitaciones a conferencias en el exterior con alojamiento en hoteles de cinco estrellas, automóviles lujosos y pago de aranceles de estudios).
También hemos demostrado que los propios códigos de conducta que ellos (la industria) se han dado para autorregularse son un completo fracaso. Y hemos estado trabajando con los reguladores nacionales en esta materia porque se trata de un tema que está generando unos costos altísimos a los pacientes de distintos países sin que eso se traduzca en mejoras en la salud.
— ¿Qué tan grave es este problema en América Latina?
— Es grave tanto en América Latina como en Europa. Lo que quizás lo hace más serio en América Latina es que en muchos casos no existen regulaciones adecuadas o las autoridades no las aplican de modo adecuado. Por lo tanto el impacto tiende a ser mayor.
Además, los mercados europeos están saturados, por lo que las economías emergentes, como es el caso de muchos países latinoamericanos, son tremendamente atractivas. En los próximos años, (las empresas) van a volcarse de manera cada vez más agresiva sobre los mercados latinoamericanos para promover medicamentos, empleando todas las herramientas no éticas y no aceptables que ya hemos conocido en Europa.
— CI también trabaja en la promoción de la responsabilidad social empresarial. ¿Cree que tal cosa puede existir realmente, considerando que el fin de las empresas es maximizar sus ganancias?
— Es nuestro deber exigir a las empresas que tengan una responsabilidad conforme a criterios éticos. Lo que ha ocurrido históricamente es que muchas compañías han usado este tema como una oportunidad de hacer mercadeo desarrollo de sus estrategias publicitarias.
En este marco, el principal rol del movimiento de consumidores es atacar todos los casos en que las empresas digan que son amables con el ambiente y que se preocupan por sus trabajadores cuando en realidad no es así. Eso tiene que ver con información y publicidad engañosas.
Hay muchas compañías inteligentes que están dispuestas a responder a la demanda de los consumidores y, desde la responsabilidad social empresarial, mejorar sus prácticas. Otras no tienen esa intención, no la han manifestado, y en ese campo es fundamental desarrollar una regulación firme.
Foto: Gentileza Consumers International.