Ex jerarcas católicos y más de 100 organizaciones sociales cerraron filas a favor del obispo Raúl Vera, el único de la Iglesia Católica de México adscrito a la Teología de la Liberación y cuyas posturas contestatarias incomodan e inquietan a sectores conservadores.
"El Vaticano mira con recelo a Don Raúl (Vera), y hay rumores de que se puede haber iniciado un proceso en su contra. Pero queremos decir que el obispo no está solo y que lo defenderemos", dijo a IPS José Guadalupe Sánchez, director del no gubernamental Observatorio Eclesial de México.
En una carta abierta publicada este lunes en varios medios de comunicación, organizaciones sociales mexicanas y del exterior y obispos seguidores de la Teología de la Liberación, una corriente progresista del catolicismo latinoamericano, como el español Pedro Casaldáliga y el mexicano Samuel Ruiz, se declararon "en alerta" por las acusaciones contra Vera, al que llamaron "pastor y profeta de nuestro tiempo".
Vera, de 62 años, fue ordenado obispo en 1988. Ejerció su prelatura en el sureño y empobrecido estado de Guerrero y luego en el vecino Chiapas, donde trabajó como auxiliar de Ruiz cuando era obispo de San Cristóbal de las Casas.
Desde 2000, Vera es obispo en la ciudad de Saltillo, capital del estado de Coahuila, en el noroccidente de México.
En noviembre, un juez de ese estado, a quien Vera había llamado "rufián" desde el púlpito al criticarlo por unas sentencias contra militares acusados de violaciones sexuales, presentó ante el Vaticano a título personal y en calidad de creyente una denuncia por abuso de "potestad eclesiástica" contra el obispo.
El juez Hiradier Huerta denunció a Vera por injurias y pidió al Vaticano la pena máxima, que consiste en la suspensión de su cargo.
El obispo había criticado y hasta insultado a Huerta por las condenas de entre 21 y 41 años de prisión contra un grupo de militares que violaron, en julio de 2006, a varias prostitutas en Coahuila. Vera consideró que eran insuficientes.
Según Huerta, el obispo le causó un gran daño a su reputación y a la de su familia.
Vera es conocido por sus posturas críticas hacia gobernantes y empresarios, por sus reclamos de justicia para los más pobres, especialmente los indígenas, y por sus coincidencias con la izquierda.
Tales posiciones le han valido críticas de empresarios y de algunos políticos, que lo consideran más un activista que un hombre de religión.
La Iglesia mexicana no ha emitido, al menos públicamente, ningún informe sobre Vera, único de sus prelados activos que reconoce su apego a los principios de la Teología de la Liberación, tendencia nacida luego del Concilio Vaticano II y a la que el Vaticano consideró equivocada.
En los casi 27 años de papado de Juan Pablo II, fallecido en 2005, la corriente progresista de la Iglesia mexicana y latinoamericana se vio bajo el castigo del retiro de casi todos sus obispos. Con el conservador Benedicto XVI no se esperan cambios.
Vera prologó un libro sobre la Iglesia y los pederastas, de reciente publicación en México, que podría haber generado molestia entre sus pares. En ese texto, el prelado parece dar por ciertas las versiones de que el arzobispo primado Norberto Rivera pudo haber encubierto y protegido a un sacerdote paidófilo.
"Cierto que no hemos visto aún desde el Vaticano un llamado de atención público contra el obispo Vera, pero no nos extrañaría que tenga un proceso en su contra, tal como se rumorea", dijo el portavoz del Observatorio Eclesial, creado nueve años atrás por organizaciones católicas que se declaran progresistas.
Cuando Vera trabajó en San Cristóbal de las Casas junto al obispo Ruiz, quien se retiró por edad en 2000, el Vaticano mantuvo una abierta actitud crítica ante esa diócesis por considerar que incurría en irregularidades al ordenar a diáconos indígenas en gran número y llevar enseñanzas religiosas alejadas de la doctrina.
Vera no se ha referido expresamente a la acusación que interpuso en su contra el juez Huerta, ni a la presunta incomodidad que causa al Vaticano. Pero, a inicios de noviembre, se declaró acostumbrado a las adversidades y acusaciones.
Formado en la orden de los dominicos, Vera es crítico del gobierno del conservador Felipe Calderón, un católico practicante que, en su opinión, no cumple con la promesa de atacar la pobreza y se equivoca al seguir el "neoliberalismo".
Cuando Calderón se refirió a los supuestos logros de su primer año de gestión, cumplido el 1 de diciembre, Vera comentó que "una de dos: o sus asesores no le hacen entender nada o es un mentiroso. La verdad, da rabia, perdonen como soy, ya me conocen".
Los firmantes de la carta de apoyo al obispo afirman que es un hombre de bien y advierten que su conducta, marcada por la defensa "de las causas de las y los pequeños e indefensos, le ha traído un sinnúmero de amenazas y acusaciones", con las que pretenden acallarlo.
La semana pasada, algunos activistas efectuaron una pequeña marcha por las calles de Saltillo a favor de Vera, y anunciaron para este martes un acto de homenaje en la capital de México.
"Tendremos una actitud de apoyo constante a don Raúl (Vera), que el Vaticano lo sepa", indicó el portavoz del Observatorio Eclesial.