Muchos musulmanes iraquíes están furiosos con el gobierno, que, al parecer, privilegia a sus simpatizantes para participar en el Hajj, la peregrinación anual a la Meca, la ciudad más sagrada del Islam.
Los musulmanes están obligados a peregrinar a la Meca al menos una vez en su vida, si su condición física se los permite y pueden hacer frente a los costos.
La ciudad santa se encuentra en Arabia Saudita, que limita los peregrinos a uno por cada 1.000 habitantes de cada país musulmán. En los últimos cuatro años se estableció que 28.000 iraquíes podrían participar.
Muchos iraquíes que aspiran a sumarse a la peregrinación aseguran que los funcionarios del gobierno sólo autorizaron a familiares y miembros de la coalición oficialista.
El gobierno que encabeza el primer ministro Nouri al-Maliki está dominado por miembros de la comunidad chiíta, una de las dos ramas del Islam, junto con la sunita.
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Muchos iraquíes afirman que se emplean criterios sectarios para la selección de los peregrinos, con cupos para partidos políticos y milicias oficialistas, tanto chiitas como sunitas.
"Es una verguenza que ni siquiera el Hajj quede a salvo de la corrupción", dijo a IPS el jeque Fadhil Mahmood, de la Asociación de Académicos Musulmanes, una organización religiosa sunita.
"Este es el quinto año consecutivo en que muchos iraquíes se ven privados de su derecho de ir a la Meca. Mientras, afiliados a los partidos en el poder y miembros de las milicias participan todos los años. Muchos de los peregrinos van allí por razones políticas y comerciales", afirmó.
Un miembro del comité del Hajj de la provincia predominantemente sunita de Anbar —cuya capital, Ramadi, está 110 kilómetros al oeste de Bagdad— describió a IPS los criterios utilizados para seleccionar a los peregrinos.
"Hay dos clases de requisitos. La primera incluye lo que decimos a la gente. La segunda, bajo cuerda, es la que realmente importa", señaló la fuente, que pidió no revelar su nombre.
"Las del segundo grupo se aplican a los miembros del Partido Islámico y el Bloque del Acuerdo" —de orientación sunita y miembros de la coalición gobernante— "y al llamado Ejército del Despertar, combatientes sunitas a sueldo de Estados Unidos, que van a Arabia Saudita para hacer tratos comerciales y estrechar sus lazos políticos con los funcionarios de ese país", agregó.
Quienes se postulan para participar en la peregrinación hacen largas colas todos los días, casi sin esperanzas, con pesadas carpetas que contienen su documentación personal.
"Es la cuarta vez que me postulo, pero no creo que mi nombre aparezca en la lista", dijo a IPS Mahmood al-Rawi, un maestro retirado de 55 años.
"Conozco a muchos que fueron a la Meca varias veces, porque pertenecen a un partido político o tienen familiares en el gobierno. Otros reciben la aprobación después de pagar 700 dólares a los miembros del comité", agregó.
El Hajj se realiza entre el octavo y el duodécimo día del Dhul Hijjah, duodécimo mes del calendario musulmán. Este año, la semana del Hajj comenzará el 18 de este mes.
No sólo los sunitas, sino también los chiítas, se quejan de la discriminación.
"Hay que tener ascendencia iraní", dijo Abdul Hassan Jawad, residente en la ciudad de Karbala, 90 kilómetros al sur de Bagdad.
"Bajo la ocupación, el Hajj está limitado a los seguidores de los clérigos chiítas: fundamentalmente el gran ayatolá Ali al-Sistani, con un cupo menor para el partido chiíta Fadhila y el clérigo Muqtada al-Sadr", líder de la milicia conocida como Ejército Mahdi, aseguró Jawad.
"Creo que las autoridades sauditas deben establecer nuevas disposiciones para los peregrinos iraquíes, libres de la interferencia de este gobierno corrupto", dijo a IPS el activista de derechos humanos Salman Tahir.
"Los funcionarios chiítas y sunitas son igualmente corruptos. Están sacando provecho de esta semana sagrada para aumentar su influencia y ganar dinero. Creo que las postulaciones deberían presentarse directamente a los sauditas para evitar esta corrupción generalizada", agregó.
Otros culpan a las fuerzas estadounidenses. "La política bajo la ocupación ha corrompido todo", dijo a IPS Haydar Hussein, residente de Ramadi. "La corrupción es producto de la ocupación estadounidense y de su selección de funcionarios. Todo esto sólo aumenta el odio entre los iraquíes".