PENA DE MUERTE-SIRIA: Al servicio de regímenes despóticos

El escritor y periodista sirio Nedal Naeiseh cree que no está lejano el día en que su país se sumará a las naciones promotoras de la abolición universal de la pena de muerte.

Naeiseh manifiesta esa esperanza a pesar de que Siria se opuso con fuerza a la resolución del Tercer Comité de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) favorable a la moratoria inmediata de las ejecuciones y al fin de la pena capital.

Entrevistado por IPS, Naeiseh dijo que solucionar el conflicto de Medio Oriente eliminaría cualquier pretexto para mantener la pena de muerte en su país..

IPS: Usted publica regularmente textos contra la pena capital. ¿En su país hay un movimiento activo en ese sentido?

NEDAL NAEISEH: No hay un movimiento intelectual comprometido y organizado por la abolición de la pena de muerte en nuestro país. Existen individuos que hacen campaña y qué, junto con grupos independientes, pueden ocuparse apenas de unos pocos casos, porque carecen de fondos e infraestructura para ejercer presión.
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En Siria prácticamente no existen organizaciones de la sociedad civil, asociaciones independientes y partidos políticos. Pero hay una corriente oficial —aunque no tan obvia— que avanza hacia la abolición.

No tengo dudas de que Siria realmente intenta ser parte del movimiento mundial para el cambio internacional radical. Esto incluye respetar el llamado de la ONU hacia la abolición de la pena de muerte. Pero algunos problemas acuciantes de Medio Oriente se interponen en el camino.

— El Código Penal sirio impone la pena de muerte para cualquier miembro de la opositora Hermandad Musulmana. ¿Eso significa que un integrante de cualquier grupo opositor puede afrontar la misma sanción?

— Usted se refiere a la ley número 49 de 1980, aprobada para frenar el sangriento enfrentamiento entre la Hermandad Musulmana y el régimen. No queremos que una ley semejante se aplique en Siria ni en ninguna otra parte del mundo.

Esta ley está "semi-suspendida". Todas las condenas a muerte fueron conmutadas a 12 años o menos de cárcel. Pero sin dudas hubo en el pasado abusos en la aplicación de la ley. Ahora las sentencias son públicas y difundidas en los medios.

Realmente, no creo que un miembro de ninguna otra organización política haya afrontado —o vaya a afrontar— tal condena, siempre y cuando siga la Constitución y no defienda la violencia con fines políticos.

— En Siria, la aplicación de la pena de muerte se relaciona a menudo con la asistencia al "enemigo", es decir a Israel. ¿Significa esto que la abolición depende de la solución del conflicto sirio-israelí en particular, y del conflicto árabe-israelí en general?

— Por cierto, hay una conexión sólida entre la pena capital y el actual estado de emergencia en Siria y el conflicto con Israel. En casi todos los códigos legales del mundo se prevén severas penas para quien colabore con el enemigo, es decir, para la denominada "alta traición".

Solucionar el conflicto árabe-israelí conducirá seguramente a cambios radicales de la Constitución y de las leyes sirias. Los esfuerzos podrían concentrarse entonces en enmendar las normas hoy vigentes para adecuarlas a criterios que rigen en los países industriales. Ponerle fin al conflicto eliminaría un pretexto para aplicar la pena de muerte.

— Quienes cometen "delitos de venganza" en Siria están excluidos de la pena de muerte. Cuando familiares de una víctima de homicidio toman venganza asesinando a parientes o amigos del victimario, pueden alegar en los tribunales que hubo circunstancias atenuantes. ¿Cree que esto alienta el asesinato?

— Las leyes sirias están influidas por costumbres y tradiciones tribales con peso moral en la sociedad. Pero esto no significa que esas leyes cumplan con principios internacionalmente reconocidos ni que sean humanas. Cualquier delincuente debe ser castigado de acuerdo con criterios modernos y, por supuesto, la pena de muerte no los cumple.

Usted tiene razón. Lo que ocurre es injusto. Esto alienta más matanzas disfrazadas de venganza. Además, nadie debería ser castigado por un delito cometido por otra persona. Las matanzas en represalia son absolutamente ilegales y deberían ser castigadas por la ley.

Hay otros crímenes aun peores. Me refiero a los "asesinatos por honor", otro tipo de pena de muerte ejecutada por individuos al margen de la ley.

Muchas mujeres son asesinadas cuando se sospecha que cometieron adulterio o a causa de una cita inocente. Muchas niñas son víctimas de injustas leyes tribales o religiosas. En nuestra sociedad hay dos clases de leyes: las tribales —algunas de las cuales derivan de la Sharia (ley islámica)— y las modernas. Pero las de la primera clase siguen siendo más influyentes que las de la segunda.

— Bajo el estado de emergencia en Siria, ¿hay realmente espacio para que trabajen las organizaciones abolicionistas?

— El estado de emergencia y la ausencia de organizaciones de la sociedad civil, así como la sospecha de cualquier movimiento social, impiden cualquier activismo.

Bajo las leyes de emergencia ahora en vigor, cualquier reunión de más de dos personas es criminalizada. Pero en nuestra actividad pública vemos que, en realidad, estas normas son flexibles.

— Si otro estado árabe aboliera la pena de muerte, ¿influiría para que Siria hiciera lo mismo?

— No, no lo creo. Los países árabes tienen muchas similitudes, pero no son idénticos.

Siria, por su diversidad étnica y religiosa y por su apertura a los cambios mundiales, puede estar más preparada para abolir la pena de muerte y para adherir a ideas modernas. Pero para que esto ocurra debe haber una campaña general en la sociedad, que eleve la conciencia sobre la pena de muerte.

— Si los líderes religiosos musulmanes coincidieran en que la pena de muerte viola la doctrina, ¿los regímenes árabes se verían obligados a abolirla?

— Los líderes religiosos siempre fueron serviles y por completo dependientes de los regímenes políticos. Siempre fueron portavoces de los políticos. A lo largo de toda la historia de la región hubo una fuerte alianza entre ellos.

Los regímenes han respetado los textos sagrados sólo en la medida en que sirvieron a sus propios intereses. Los textos siempre fueron interpretados por los eruditos de un modo que garantizara la continuidad y los intereses de estos regímenes. Muchos reformistas musulmanes que intentaron interpretar los textos sagrados de un modo más liberal soportaron críticas y acusaciones de traición.

Nuestros líderes religiosos siempre fueron demasiado conservadores. Cerraban sus ojos a los cambios que ocurrían en el resto del mundo. Nunca los vimos asumir posiciones intelectuales individuales sobre cuestiones sociales.

Lamento decir que la pena de muerte sirve a los intereses de los regímenes despóticos de la región y que es inútil esperar que los eruditos se pronuncien a favor de la abolición.

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