Decenas de campesinos y policías cuidan los bosques de los santuarios de la mariposa monarca (Danaus plexippus) en México, pero la tala continúa, amparada por la corrupción y la pobreza de los habitantes de esos lugares. «Los talamontes ofrecen mucho dinero y compran a todos, por eso sigue el problema aunque el gobierno diga que ya paró», dijo a Tierramérica Carmelo Rojas, un campesino que participa en los programas oficiales de protección de la monarca en el occidental estado de Michoacán.
Millones de mariposas comenzaron a llegar a fines de noviembre a las zonas montañosas del centro-occidente de México, tras cumplir su rito anual migratorio de cinco mil kilómetros desde la región de los lagos de Canadá y Estados Unidos.
A inicios de este mes, las autoridades decomisaron más de seis mil toneladas de madera cortada en los santuarios de la mariposa.