La experiencia de ocho proyectos forestales ejecutados entre marzo de 2005 y diciembre 2006 por indígenas y campesinos del sur de Chile fue sistematizada en un libro por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN). El principal aprendizaje fue que «los objetivos de los proyectos tienen que responder totalmente a los intereses de las comunidades» y que estos deben durar como mínimo cinco años, dijo a Tierramérica René Reyes, de la AIFBN.
También surgieron críticas contra las empresas forestales, por aislar y quitar el agua a las comunidades, y por destruir la biodiversidad, agregó.
«Sembrando esperanzas, cosechando penas y alegrías» detalla los proyectos realizados en las sureñas regiones chilenas de la Araucanía y Los Lagos –desde recuperación de humedales hasta manejo de bosques nativos–, financiados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.