Atrapado en problemas que envejecen sin solución y decisiones que tardan en hacerse efectiva, el Mercosur cumplirá 17 años dentro de tres meses sin que nadie pueda ni quiera acelerar su paso, según analistas consultados por IPS en los distintos países que lo integran.
El conflicto entre Argentina y Uruguay, por la instalación en el litoral de este último país de una fábrica de celulosa, que ya lleva más de cuatro años, realza "la inconsistencia de la integración", comentó a IPS José Botafogo Gonçalves, presidente del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales y ex embajador brasileño en Argentina y ante el Mercosur.
En su evaluación, el bloque en su conjunto y especialmente Brasil deberían haber actuado con la debida urgencia en este caso, para evitar su prolongación corrosiva.
El economista e historiador argentino Alberto Cimadamore atribuye mucho de los males del Mercosur (Mercado Común del Sur), precisamente, a que "su propio diseño, caracterizado por la falta de instituciones supranacionales", le quita condiciones para solucionar conflictos.
Hasta ahora, explicó a IPS, "se arbitran en función del peso relativo de los Estados" o se convierten en "callejones sin salida" como el caso de la planta de producción de pasta para fabricar papel, que se levanta en Uruguay y que el gobierno argentino cuestiona por entender que tiene potencial contaminante.
La crisis bilateral que afecta al bloque, que se completa con Paraguay y Venezuela en proceso de adhesión plena, cobró mayor fuerza por la acción de ambientalistas argentinos que hace dos años mantienen bloqueado el principal de los tres puentes que unen a ambos países sobre el fronterizo río Uruguay.
Sin un organismo eficaz dentro del Mercosur para dirimirla, la disputa fue llevada por Argentina a la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, mientras el rey Juan Carlos, de España, intentó luego y sin éxito construir puentes para que se reanudaran las negociaciones entre Montevideo y Buenos Aires.
Esa falta de instancias supranacionales con poder de decisión para zanjar controversias también está entre las principales causas del "peligroso estancamiento" del Mercosur, a juicio del analista político uruguayo Daniel Chasquetti.
"Las continuas violaciones a los acuerdos del bloque que se permiten los grandes" no tienen sanción alguna por esas carencias, comentó ante IPS este investigador del Instituto de Ciencia Política de la estatal Universidad de la República.
Al respecto, recordó que el Tribunal de Revisión Permanente del Mercosur ha sido tan inoperante que llevó a la renuncia en octubre de Wilfrido Fernández, miembro por Paraguay, quien indicó que su decisión se debió a que los cuatro países miembro "no han demostrado voluntad política" para que el organismo funcione.
Cimadamore, miembro del Plan Fénix, grupo de economistas de la estatal Universidad de Buenos Aires críticos del neoliberalismo, precisa que es normal "que haya problemas en cualquier proceso de integración", pero administrar conflictos y ofrecer salidas son funciones propias del bloque.
"El intergubernamentalismo, que predomina en el Mercosur en desmedro del supranacionalismo, "fomenta los conflictos entre Estados" y "traba una visión de largo plazo", sometiendo el proceso "al personalismo de los gobernantes", sentenció.
Fases de estancamiento son "parte intrínseca del proceso de integración", pero la actual preocupa por su duración y por la ausencia de soluciones, acotó. Su esperanza es que la adhesión de Venezuela "mueva el tablero", permitiendo otra manera de discutir las asimetrías al disminuir el peso relativo de Brasil frente a los demás socios.
Pero la incorporación de Venezuela como miembro pleno afronta también sus dificultades. Decidida hace un año y medio por los gobiernos, depende aún de la ratificación parlamentaria en Brasil y en Paraguay, con la incógnita agregada de las elecciones de abril.
Además, como indica Chasquetti, la actual economía protegida de Venezuela no conjuga con el proyecto de integración regional.
Fernando Masi, investigador del no gubernamental Centro de Análisis y Difusión de Economía Paraguaya (Cadep), cree que faltaría, por ejemplo, acordar un plazo para que Venezuela adopte el arancel externo común del bloque.
Pero además hay otras restricciones, de carácter político. "Venezuela no complica al Mercosur, pero (el presidente Hugo) Chávez sí", en particular por sus objetivos políticos regionales, según Botafogo Gonçalves.
"Venezuela no tiene claro lo que quiere del Mercosur", asegura Silvia Portela, asesora internacional de la Central Única de Trabajadores (CUT), la mayor organización sindical brasileña, con asiento en varias instancias del proceso de integración mercosuriana. Pero la adhesión de Caracas representa "grandes ventajas políticas y comerciales para Brasil", defendió.
También hay opositores del bloque en Venezuela. "El Mercosur atraviesa un período de desintegración, con diferencias manifiestas como las de Argentina y Uruguay, además de que no hay avances en el trato diferenciado entre socios para superar las asimetrías", sostuvo Félix Arellano, antiguo negociador comercial de ese país y catedrático de la Universidad Central.
El ingreso de Venezuela "se traducirá en mas incertidumbre e inestabilidad institucional, porque la libertad de mercado y el entendimiento con otros bloques comerciales no forma parte del discurso gubernamental", aseveró.
Seria "perjudicial, porque puede ahondar las diferencias y el ímpetu de Chávez no va a detenerse" ante los intentos de "apaciguarlo" que exhiben otros líderes sudamericanos, corroboró su compatriota Elsa Cardoso, profesora de la cátedra de Relaciones Internacionales en las universidades Central y Metropolitana.
El "activo energético" que aporta Venezuela "es mas bien teórico, pues no existe la infraestructura para su disponibilidad en el Mercosur", comentó.
El pesimismo cunde también entre los dos más pequeños países fundadores del bloque.
Paraguay "sigue siendo uno de los grandes perdedores", como víctima de "una verdadera injusticia" impuesta por los socios mayores, Argentina y Brasil, que "nunca abrieron sus grandes mercados", se quejó Max Haber, presidente del Centro de Importadores paraguayo.
A pesar del creciente descontento en el sector productivo paraguayo, ese país debe continuar dentro del bloque, siguiendo el ejemplo de Uruguay para "negociar con países de otras regiones y no estar colgados permanentemente del Mercosur", sostuvo Haber.
Precisamente, Chasquetti aseguró que el gobierno uruguayo se fijó como "estrategia, evidente aunque no declarada, de transitar por el camino del medio", como es seguir adherido plenamente al Mercosur a la par de que intenta abrir mercados de modo unilateral por fuera del bloque. "No es casual que el presidente Tabaré Vázquez haya visitado ya 10 países con ese fin", apuntó.
La defensa del Mercosur en Uruguay quedó sólo restringida a la cancillería, como una señal, además, de que los pocos avances registrados este año fueron en el plano político, con la puesta en marcha del Parlamento del Mercosur, con sede en Montevideo.
"Estamos en un proceso de estancamiento, si realmente el objetivo es la unión aduanera y el mercado común", diagnosticó Masi, al destacar también las trabas impuestas a productos paraguayos en los dos grandes mercados vecinos. Argentina y Brasil "quieren seguir manejando el Mercosur en forma bilateral o unilateral", acotó.
"No se nota un espíritu comunitario, sino que cada país defiende cada vez más sus políticas nacionales", lo cual hace imposible la integración, cuya profundización depende de Brasil, para el cual el Mercosur "no constituye un mercado importante, pero si una estructura política" para negociaciones como en la Organización Mundial de Comercio, afirmó el economista de Cadep.
Tantos problemas no significan estancamiento, contrarrestan los brasileños. Hubo avances en infraestructura y en mecanismos financieros de apoyo, como el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur, matizó el embajador Botafogo, un crítico de la actual orientación de la diplomacia de su país.
El comercio intrarregional registra los mejores resultados históricos y Brasil hace "pesadas inversiones" en Uruguay, donde reabrió el Banco do Brasil, "respondiendo a una demanda sindical", e instaló una oficina del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, destacó Silvia Portela.
Las exportaciones de Brasil a los demás socios plenos alcanzó los 13.951 millones de dólares en 2006, que equivale a 20,4 por ciento más que el año anterior, cifra ya superada entre enero y octubre de este año, lapso en el cual creció 23,7 por ciento, según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio. Las importaciones aumentaron más aun, 28,2 y 27,7 por ciento respectivamente.
La integración de cadenas productivas, comprendiendo todos los socios, es clave para destrabar el proceso de integración, coincidieron Portela y el presidente de la Asociación de Empresas Brasileñas para la Integración de Mercados, Michel Alaby.
También es necesario avanzar en la coordinación de políticas macroeconómicas, un objetivo definido en la década pasada y del que poco se habla hoy, señaló Alaby. Un aspecto central cuya intención de entonces es desmentida en los hechos por Argentina, con su política actual de depreciación de su moneda respecto del dólar a diferencia del resto del bloque, como recalca Chasquetti.
Alaby precisó también que falta consolidar el libre comercio regional, caminar hacia la unión aduanera y confluir en las negociaciones externas. El acuerdo con Israel tiene un valor "solo simbólico" con efectos políticos inciertos, cuestionó.
Restablecer la prioridad a la profundización del Mercosur es la recomendación de Botafogo, para quien la integración simultánea de América del Sur representa una dispersión paralizadora de esfuerzos.
* Aportes de Marcela Valente (Argentina), David Vargas (Paraguay), Darío Montero (Uruguay) y Humberto Márquez (Venezuela)