PAKISTÁN: La pluma intenta derrotar a la espada

La sociedad civil de Pakistán encuentra nuevas vías para expresar su disenso, asolada por los ataques y arrestos que sufren quienes protestan contra el autogolpe del presidente Pervez Musharraf y aislada por la censura en la televisión.

"Esta batalla no se gana en las calles", dijo un economista que pidió mantener su nombre en reserva. "Somos pocos en número. No tenemos poder en la calle. Las movilizaciones masivas son para los partidos políticos. Pero podemos aportar las ideas, la estrategia y las proclamas."

Los intelectuales y la sociedad civil fueron los primeros en reaccionar frente el estado de emergencia decretado al sábado pasado por Musharraf.

Activistas que se reunieron en la sede de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, independiente del gobierno, fueron detenidos. Aunque recuperaron la libertad el martes, la presidenta de la organización, Asma Jahangir, está bajo arresto domiciliario por 90 días.

Familiares y amigos esperan que los detenidos — académicos, abogados, periodistas, artistas, economistas, ex ministros y oficiales retirados de las fuerzas armadas— sean liberados pronto. Muchos pertenecen a la "crema" de la sociedad. Pero sus conexiones a alto nivel fueron inútiles en esta oportunidad.
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El familiar de uno de los arrestados, que logró abrirse camino hasta un alto funcionario, recibió como respuesta que los gobiernos locales y provinciales eran impotentes ante el decreto del estado de emergencia. "Las órdenes vienen de muy arriba, para darle una lección a esta gente", dijo.

El régimen se ensañó particularmente con abogados y magistrados, por su resistencia a nombrar nuevos jueces puestos a dedo por Mushrraf al amparo del decreto.

Los que se negaron a tomar sus juramentos están bajo arresto domiciliario y miles de abogados fueron detenidos en todo el país, golpeados brutalmente y procesados bajo las disposiciones de la ley antiterrorista.

La policía también apuntó a los periodistas. Muchos fueron apaleados al salir del Club de la Prensa de Karachi el lunes, luego de una manifestación de protesta contra el autogolpe, y seis fueron arrestados.

Luego, aparecieron identificados en un informe policial como "delincuentes peligrosos" y fueron conducidos esposados ante un juez.

La Unión de Periodistas de Pakistán imprimió un afiche con esa imagen bajo el título "La prensa encadenada", nombre de un famoso libro de Zamir Nazi, el fallecido campeón de la libertad de expresión en este país.

El comentario generalizado es que las autoridades procuran distraer la tención de la "guerra contra el terrorismo" mediante la detención de activistas, periodistas y abogados.

Mientras, los combates alcanzan proporciones alarmantes en las áreas de frontera con Afganistán, un bastión de Al Qaeda y extremistas islámicos como la milicia Talibán.

"Los terroristas siguen libres y ganan cada vez más territorio en Pakistán, pero abogados y jueces son torturados", dijo Jahangir.

Los principales partidos políticos reaccionaron lentamente. Pero desde que la ex primera ministra Benazir Bhutto —hija del ejecutado ex presidente y también ex primer ministro Zulfikar Alí Bhutto— anunció una campaña de protestas, los seguidores de su Partido del Pueblo de Pakistán comenzaron a manifestarse en varias ciudades.

Una protesta este viernes iba a contar con la presencia de Bhutto, quien regresó semanas atrás de su exilio en Londres, pero, según informó la BBC, fue puesta bajo arresto domiciliario. Horas después, según trascendió, las autoridades dijeron que la sanción había sido suspendida.

La policía reprimió el miércoles a trabajadores que intentaron atravesar una barricada cerca de la Asamblea Nacional (Parlamento). Centenares de activistas del PPP están en prisión.

Algunos canales de televisión de noticias financieras, como CNBC-Pakistán, volvieron al aire este miércoles y el jueves la dictadura también permitió que los paquistaníes vean cadenas internacionales como BBC y CNN. Pero se emiten en inglés, un idioma que pocas personas entienden en este país.

Los diarios publican comentarios críticos, pero la mayoría de los habitantes ignoran lo que está pasando.

Los comercios aumentaron sus ventas. Y después del bloqueo de los canales de televisión aumentó la demanda de antenas satelitales. Pero este miércoles las autoridades anunciaron que su venta estaba prohibida. "Sólo queda Internet", dijo un artista plástico.

Es una herramienta a la que recurren particularmente los jóvenes. La información intercambiada en Internet y los mensajes de texto a través de los teléfonos móviles les permitieron organizarse de forma rápida y efectiva.

Incluso se movilizaron los estudiantes de instituciones privadas de educación, por primera vez desde que sus asociaciones fueron prohibidas hace dos decenios, señalaron observadores.

En una primera protesta, el lunes, participaron 400 estudiantes pero el número subió a 1.500 el día siguiente. La prestigiosa Universidad Quaid-e-Azam de Islamabad fue escenario de un activismo similar: los estudiantes convocaron a protestas "relámpago", gritaron consignas y se dispersaron antes de que llegara la policía.

La sociedad civil puso en práctica formas simbólicas de protesta: llevar flores a los jueces detenidos por no aceptar tomar el juramento de los nombrados por el gobierno que suprimió la vigencia de la Constitución, o pintar consignas en las paredes.

Internet y los teléfonos móviles ayudaron a mantener viva a la oposición y conectar a los activistas con simpatizantes en el exterior. A juzgar por la cantidad de correos electrónicos, blogs y mensajes de apoyo, están en ebullición.

Sabahat Ashraf, un blogger, técnico y activista en Silicon Valley —el bastión de las tecnologías de la información en Estados Unidos—, señaló que todos esos elementos informáticos son empleados para hacer frente al autogolpe de Musharraf.

"Se colocan en Internet listas de detenidos y sobre la evolución de su situación, se planean protestas, se intercambian datos sobre cómo ver imágenes en vivo de los canales de noticias de Pakistán bloqueados", explicó Ashraf.

"Un nuevo elemento es 'Facebook', que surge rápidamente como una plataforma para redes sociales, en la que se coordinan vigilias y protestas, se intercambian fotos y sitios de Internet", relató.

Esta actividad tiene efecto en Pakistán.

Días atrás, un contador envió un correo electrónico a activistas diciendo que "gran cantidad de mis colegas intentan sumarse a la lucha por la restauración de la democracia, el estado de derecho y la supremacía de la ley. Por favor, díganos qué podemos hacer".

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