IBEROAMÉRICA: Portugal tras un rol activo

El gobierno portugués decidió una nueva estrategia para América Latina: dejar de ser el convidado de piedra de las cumbres iberoamericanas y asumir un papel más activo, que traspase las fronteras de Brasil hacia los países hispanohablantes.

El presidente Aníbal Cavaco Silva y el primer ministro José Sócrates participarán en la XVII Cumbre Iberoamericana que se realizará entre este jueves y el sábado en Santiago de Chile. El próximo año, los jefes de Estado y de gobierno de América Latina, Andorra, España y Portugal se reunirán en El Salvador y en 2009 en Lisboa.

América Latina se presenta como una de las metas desde que asumió el gobierno en mayo de 2005 José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, un pragmático ingeniero civil de la nueva generación de socialistas europeos empeñados en caminar por los caminos de la "izquierda moderna", cuya estrategia es la adopción del modelo neoliberal.

Para este cometido, cuenta con el apoyo sin reservas del conservador Cavaco Silva, quien no esconde sus simpatías por la conducción económica que Sócrates ha implantado en Portugal.

Hasta comienzos de este siglo, Brasil fue el único norte de las relaciones políticas, diplomáticas y de inversiones portuguesas en América Latina, por obvias razones históricas.

La única excepción, fue la de Venezuela, cuyas relaciones fueron llevadas siempre con máxima cautela, determinadas por la presencia de una comunidad de 450.000 lusitanos, en su mayoría dedicadas al comercio y los servicios.

Sin embargo, el pragmatismo de Sócrates hace que Lisboa mire ahora con otros ojos a los países de lengua castellana, al contrario de su antecesor socialista entre 1995 y 2002, Antonio Guterres, quien al asumir el cargo anunció que en política exterior, Brasil sería "la prioridad de las prioridades".

Empero, los indicadores económicos del resto de América Latina la convierten en apetecible para la inversión portuguesa, donde ya existen algunos ejemplos notorios, como Chile, uno de los mayores exportadores mundiales de vino y donde sus botellas usan el corcho del empresario portugués Américo Amorim, quien controla 67 por ciento del comercio mundial de la corteza de alcornoque.

"La diferencia entre los países de latinoamericanos es sólo de la visión colonial entre Lisboa y Madrid, porque los españoles fundaron varios virreinatos, mientras el Brasil portugués era sólo uno", explicó a IPS el analista de asuntos internacionales Augusto Videla

"Y, seamos serios, si se dividía Brasil en naciones separadas daba para unos 15 o 20 países de América Central", apuntó.

Muchas veces, se dice con ligereza "América Latina habla español, pero las personas olvidan que esto es una realidad sólo en mayoría de número de países y de más habitantes, porque casi la mitad de América del sur, o sea Brasil, habla portugués", recordó.

Por su parte, el secretario de Estado (vicecanciller) de Relaciones Exteriores, João Gomes Cravinho, dijo a IPS que, "además de los estrechos vínculos de Portugal con Brasil, de ya casi 200 años, nunca fueron necesarias las cumbres iberoamericanas, por lo cual esas citas lo que hacen es crear un ámbito para ampliar las relaciones con la América Latina que habla español".

Sin embargo, "Portugal ya tiene relaciones estrechas con un conjunto de países de América Central y del Sur, en especial con Chile, que no existían hace 12 o 15 años, antes de las cumbres, por lo que esa es para nosotros una de las funciones centrales de la comunidad iberoamericana".

Las cumbres entre los 19 países de América Latina, Andorra, España y Portugal se han traducido "en un enriquecimiento notorio de nuestras relaciones internacionales, una actividad que probablemente no tendríamos sin estas reuniones", concluyó Gomes Cravinho.

Para el ex presidente (1985-1995) Mario Soares, Portugal tuvo su momento de influencia en todo la región latinoamericana, mediante la influencia ejercida por el golpe de Estado de los capitanes izquierdistas del ejército, que en la llamada "Revolución de los Claveles" de 1974 derrocaron la dictadura corporativista impuesta en 1926.

"La Revolución de los Claveles y el éxito de la transición democrática en España (iniciada a fines de 1975) influenciaron fuertemente el posterior proceso de democratización de toda América Latina en los años 80", recordó.

En nuestros días, lo fundamental es que exista una "visión ibérica" para esa región del mundo, añadió el ducho político lusitano, que pese a los 83 años, que cumple el próximo mes, continúa desarrollando una vasta intervención cívica.

¿Existe una visión peninsular común, de España y Portugal, sobre América Latina?, consultó IPS. "Creo que sí. Por lo menos, existe una visión convergente, que puede ser muy influyente en términos europeos y de América Latina, la que tiene una gran importancia como asociado global de la Unión Europea" (UE), respondió Soares.

Para los países ibéricos, "arrastrar a la UE hacía una asociación seria con América Latina es de inmenso interés para ambos lados", acotó.

¿Considera que existe efectivamente una unidad latinoamericana? En sí misma, ¿Iberoamérica es una unidad?, insistió IPS

"Mi respuesta es que sí que hay una unidad en la diversidad de sus diversos componentes, empezando por un cierto pasado histórico común en el proceso de las independencias", explicó.

Otro factor importante, en la óptica de Soares, "es la lengua de los descubridores-ocupantes, porque las lenguas originales, indígenas, no fueron un trazo de unión, mientras que en español y portugués, lenguas que en conjunto representan un décimo de la humanidad, 700 millones de personas nos podemos entender, en ‘portuñol’".

El momento histórico, se presenta ideal para incrementar las relaciones entre América Latina y la UE, en especial a través de España y Portugal, porque en la actualidad, "las preocupaciones de Estados Unidos se trasladaron a Medio Oriente, abandonando un poco a Latinoamérica"

Además, los últimos años, "fueron de crecimiento, en promedio de cinco por ciento, para América Latina, mientras el afianzamiento de la democratización y las múltiples elecciones celebradas en 2006 y 2007 le han dado más independencia económica respecto de Estados Unidos y de la UE, por ejemplo, en el marco de la OMC" (Organización Mundial de Comercio).

En el campo político, Soares subrayó que en muchos países de la región se registra un cierto rechazo al neoliberalismo. "Competitividad, crecimiento económico, por supuesto, pero también justicia social, preocupación con el bienestar de las poblaciones, salud, educación, justicia, trabajo, y sobretodo, el sentir de la necesidad de superar atrasos históricos".

Sin embargo, "es obvio que hay peligros que saltan a la vista, en una reflexión desapasionada que se haga sobre la evolución previsible de América Latina, que de regimenes dictatoriales pasó a democracias consolidadas, de diferente sello", puntualizó.

Así, han llegado al gobierno por las urnas desde fuerzas de izquierda moderada, como en Brasil, Chile o Uruguay, hasta una más radical, con matices de diferencias, en Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua", detalló.

Soares concluyó su diálogo con IPS con una señal de alerta: "Sería trágico y paralizante si aparece una división profunda y conflictiva entre estas dos izquierdas, tanto para el futuro del progreso de la región como para la necesaria asociación solidaria entre la UE y América Latina".

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