DESARROLLO: Los pequeños proyectos no cambian las cosas

«Queremos construir un bloque más unido para fomentar el desarrollo. Juntos podemos hacer más», afirmó Stefano Manservisi, director general de la Unión Europea (UE) para políticas de desarrollo y sus relaciones con las ex colonias de África, el Caribe y el Pacífico.

Entrevistado por IPS en Lisboa, Manservisi aseguró que, actuando unida, "Europa puede hacer la diferencia", pero advirtió que los pequeños proyectos no cambian las cosas. "Sirven si ayudan a cambiar a la sociedad en su conjunto, si promueven la adopción de políticas diferentes", señaló.

— ¿Cuáles son las prioridades de la Comisión Europea, como órgano ejecutivo del bloque, en materia de políticas de desarrollo?

— En primer lugar, queremos hacer más. Los 27 países de la UE constituyen hoy, en conjunto, el mayor donante del mundo: 56 por ciento de la ayuda oficial al desarrollo procede de Europa. Si trabajamos en conjunto y hablamos con una sola voz, la UE puede hacer la diferencia.

En segundo lugar, hemos propuesto un calendario para que el Consejo Europeo aumente los fondos que dedica a esa asistencia a 0,7 por ciento del producto interno bruto para 2015, tal como lo viene reclamando desde hace tiempo la Organización de las Naciones Unidas.

Si coordinamos nuestra acción podremos reducir la burocracia asociada con la ayuda. Los países pobres, en lugar de atender a los donantes —Tanzania, por ejemplo, recibió 300 misiones el año pasado—, podrán realmente concentrarse en su propia agenda de desarrollo.

Esto tiene que ver con los métodos. Por primera vez en la historia de la UE, contamos con un documento político, el Consenso para el Desarrollo, que establece los objetivos para todos los Estados miembro y la Comisión Europea y está dando buenos resultados.

— ¿La Comisión se concentra en algunos sectores específicos?

— En tres. El primero tiene que ver con la paz y las instituciones democráticas, para poder construir Estados capaces de originar un proceso de desarrollo.

En segundo lugar, apuntamos a generar condiciones para un crecimiento económico de largo plazo, estableciendo una infraestructura de comunicaciones que permita fomentar los mercados regionales.

El tercer sector es el de salud y educación. Las enfermedades pueden poner en riesgo el desarrollo y los países pobres necesitan contar con capacidad técnica propia para enfrentar los desafíos del desarrollo.

— ¿Cuál es la actitud de la UE hacia las naciones que reciben la asistencia?

— Estamos tratando de transformar nuestra relación de un esquema donante-receptor a uno de asociación. De esta manera hay más responsabilidades de los países que reciben los fondos en el manejo de sus finanzas públicas y sus procesos democráticos. Y podemos identificar juntos los principales problemas que deben ser abordados.

Debemos aplicar nuestra propia experiencia. No podemos pensar en África como un laboratorio para ensayar recetas sólo porque son pobres. Queremos compartir nuestra experiencia. En Europa crecimos porque creamos un mercado común que fue de vital importancia para alcanzar esa meta. Apoyamos proyectos en África para construir mercados regionales integrados, especialmente en el sector agrícola.

En lugar de pequeños proyectos, que no me entusiasman demasiado, preferimos ayudar a los Estados a financiar sectores como el de salud o el de infraestructura. Por ejemplo, pagando a las enfermeras y médicos para establecer planes nacionales de salud.

— Usted relaciona el comercio con el desarrollo. ¿La globalización es un riesgo o una oportunidad?

— Ambas cosas. Es una oportunidad porque posibilitó el desarrollo de muchas partes del mundo, Asia por ejemplo. El riesgo se deriva del hecho de que buena parte de ese crecimiento no ha generado cohesión social, sino que exacerbó las diferencias dentro de los países y entre ellos.

Las naciones africanas han perdido su oportunidad en la globalización y se han convertido en los más marginales entre los marginales. Tenemos que ayudarlos a recuperar el terreno perdido para que puedan sacar provecho de los aspectos positivos de la globalización, como las oportunidades de mercados y las tecnologías de la información.

Pero también debemos ayudarlos a evitar riesgos como la fractura social y asistirlos a crear las condiciones para un desarrollo sustentable.

— ¿Cómo afectará el cambio climático el desarrollo de los países de África, el Caribe y el Pacífico?

— Doce de las 15 naciones del Pacífico con las que trabajamos tienen parte de sus territorios unos pocos metros sobre el nivel del mar. Si el cambio climático continúa calentando el planeta, desaparecerán. Ya no se trata de una cuestión de desarrollo sino de supervivencia.

Los países del Caribe están en riesgo porque todos sus esfuerzos de desarrollo pueden ser destruidos por huracanes, que tienen en la actualidad una intensidad jamás vista antes. La vulnerabilidad no es estructural sino una consecuencia del cambio climático.

En África, todo lo que estamos haciendo para aprovechar las ventajas que ofrecen los ríos y lagos como fuentes de agua potable y energía renovable está en riesgo, no sólo por las sequías sino por las fuertes lluvias que destruyen una pobre infraestructura.

La agricultura africana tiene un enorme potencial, pero si enfrenta constantemente desastres imprevistos será difícil que pueda continuar avanzando.

— ¿Qué hace la UE para enfrentar esta amenaza?

— La Comisión acaba de lanzar la Alianza Global contra los Efectos del Cambio Climático, con dos objetivos. En Bali, en la conferencia de la ONU sobre cambio climático en diciembre de este año, la UE y los países en desarrollo deberían actuar en conjunto para promover una agenda post-Kyoto ambiciosa y de cumplimiento obligatorio.

En segundo lugar, queremos reorientar parte de la asistencia para el desarrollo, pero no hacia proyectos ambientales sino para dedicarla a inversiones que cambien la forma de encarar el cambio climático y promuevan la toma de conciencia a través de la educación y planes energéticos.

Ya hemos destinado un primer desembolso simbólico de 511 millones de dólares para sostener planes nacionales de reconversión energética. No se trata de formular pequeños proyectos que no tienen impacto, sino de realizar un cambio de rumbo. Es la cultura lo que debe modificarse.

— Usted dice que no cree en los pequeños proyectos. Es bueno tener grandes cambios estructurales, ¿pero qué ocurre con la conducta individual? En definitiva, es la gente la que debe tomar la decisión de apagar las luces o usar el transporte público.

— Coincido en que el comportamiento individual es lo que cuenta al final, pero no se trata de una prioridad para el tipo de acciones para el desarrollo que reciben el apoyo de fuerzas externas. Las opciones individuales deben ser el resultado de opciones políticas democráticas.

Digo esto con todo el respeto que me merece el trabajo voluntario: no son los pequeños proyectos los que cambian las cosas. Sirven si ayudan a cambiar a la sociedad en su conjunto, si promueven la adopción de políticas diferentes.

— ¿Cuál es el papel de la sociedad civil en este proceso?

— Es fundamental, porque la conducta individual es lo que cuenta en definitiva. Necesitamos un diálogo, intercambio de experiencias y toma de conciencia.

La sociedad civil en los países en desarrollo es ayudada por la de nuestras naciones. Tenemos que crear redes y promover este cambio cultural, en lugar de los pequeños proyectos, que fracasarán si resultan aislados por las decisiones tomadas a nivel nacional.

— ¿Puede la sociedad civil participar en la toma de decisiones sobre las políticas de desarrollo?

— Tenemos una instancia para el diálogo con las organizaciones de la sociedad civil europea y herramientas financieras para ayudarlas. Pero aún no contamos con un instrumento adecuado para el diálogo sobre opciones políticas, en el que la sociedad civil debería considerar que el tema no se limita a buscar proyectos para financiarlos o usarlo como una plataforma de protesta.

No hay interacción con la sociedad civil para desarrollar mejores políticas que tengan en cuenta los diferentes papeles de cada una de las partes.

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