La dictadura de Birmania mostró pocos signos de avance hacia el inicio de una transición a un gobierno civil al enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, en su segunda visita al país desde la brutal represión de septiembre.
Horas antes de la llegada de Gambari, la junta militar declaró el sábado "persona no grata" al coordinador en Birmania de las actividades de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el francés Charles Petrie, por considerar sus actividades "inapropiadas".
"El anuncio fue un claro intento deliberado del régimen para sabotear la visita de Gambari", dijo a IPS en Bangkok un diplomático occidental que tienen contacto frecuente con autoridades birmanas.
El enviado especial ya se reunió con varias autoridades militares en la capital Naypyitaw, 400 kilómetros al norte de Rangún, y este lunes le pidieron que abreviara su misión y partiera el miércoles.
Los generales no están interesados en los esfuerzos de la comunidad internacional de fomentar un cambio democrático. Por el contrario, pretenden imponer un sistema político que consolide su poder hacia el futuro.
[related_articles]
Las Fuerzas Armadas gobiernan Birmania desde el golpe de Estado de 1962. La ONU y organizaciones internacionales de la sociedad civil acusan al régimen de violar sistemáticamente los derechos humanos, incluidas torturas, ejecuciones sumarias y el uso de niños soldado.
Antes de volar a Naypyitaw, Gambari se reunió con Petrie, quien le aconsejó concentrarse en sus objetivos originales y no distraerse con la decisión del régimen de declararlo persona non-grata, según fuentes del foro mundial.
Gambari discutió los detalles de su misión con el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la noroccidental ciudad turca de Estambul, el viernes.
El enviado especial recibió instrucciones de comunicar a los generales de la junta que el foro mundial considera sus acciones totalmente inaceptables, según informaron funcionarios.
Pero es difícil para Gambari ignorar la acusación de la junta contra Petrie de haberse extralimitado sus funciones.
El diplomático francés criticó al régimen por desatender las necesidades humanitarias y económicas de la población, actitud a la que atribuyó las masivas manifestaciones prodemocráticas de septiembre.
Las protestas iniciadas a mediados de agosto fueron una rara demostración de indignación popular, como no se habían visto desde hace dos décadas.
La junta ordenó entonces una dura represión de las manifestaciones que desató el repentino aumento de 500 por ciento en el precio de los combustibles. Esas protestas se tornaron luego contra el gobierno.
"El presidente Than Shwe y sus seguidores de línea dura no tienen ninguna intensión de incluir a la líder opositora Aung San Suu Kyi y a su Liga Nacional por la Democracia (LND) en las conversaciones sobre el futuro de Birmania", declaró un alto funcionario de la ONU.
"Ellos tienen su propia hoja de ruta y no tienen ningún interés en que la ONU se inmiscuya. El último ardid apunta a distraer a Gambari porque no están preparados a hacer ninguna concesión", añadió.
Aung San Suu Kyi, ganadora del premio Nobel de la Paz de 1991, pasó 12 de los últimos 18 años en detención domiciliaria.
Los líderes de la junta habían invitado al enviado especial de la ONU a regresar a Birmania a fines de noviembre porque tenían intenciones concretas.
Ellos querían terminar de redactar una nueva constitución que efectivamente legitimara su incidencia en el poder político para que luego fuera refrendada en la cumbre de líderes asiáticos a realizarse en Singapur dentro de dos semanas.
Se prevé realizar el referendo de la nueva constitucional a principios del año que viene, según informó un alto funcionario del gobierno birmano.
La junta pretendía recibir al enviado especial de la ONU con los hechos consumados y evitar así tener que realizar concesiones frente a Aung San Suu Kyi y su partido.
"La única cuestión abierta a discusión sería entonces si los partidarios de la democracia y las minorías étnicas se oponen a la nueva constitución en la consulta popular prevista", indicó un diplomático asiático desde Rangún.
Pero la intensa presión diplomática que realizó China tras bambalinas convenció al régimen de adelantar la visita.
"Autoridades chinas comunicaron a su aliado que si querían que Beijing los siguiera protegiendo en el Consejo de Seguridad de la ONU, entonces tenían que mostrar avances. En ese sentido, un pronto retorno de Gambari era fundamental", dijo a IPS Win Min, académico birmano que vive en la nororiental ciudad tailandesa de Chiang Mai.
Se juega mucho en los esfuerzos de Gambari de acercar a ambas partes enfrentadas. Su visita es muy importante si se quiere que haya un avance en Birmania, declararon en conferencia de prensa los cancilleres de Singapur e Indonesia la semana pasada.
"Espero que Myanmar (nombre dado por la junta a Birmania) mire los ejemplos positivos de muchos países y se encamine con firmeza hacia una reconciliación nacional y participe en conversaciones serias con Aung San Syu Kyi y su partido, entre otros, y siga avanzando", declaró el canciller de Singapur, George Yeo.
"La clave aquí es fortalecer la postura de Gambari y darle cartas de peso para que pueda hacer un buen trabajo en Myanmar, sea un buen mediador y catalice el proceso que debe hacer avanzar a ese país", añadió.
Ambos cancilleres, Yeo y Hassan Wirayuda, de Indonesia, se reunieron la semana pasada con Gambari cuando éste estuvo en Singapur la semana pasada para terminar de organizar su visita a Birmania.
"No esperamos mucho de ella, pero ofrece una vía de salida a la junta si es que a sus líderes les interesa encontrar una solución global para sus problemas económicos y políticos", sostuvo un diplomático desde Rangún.
Gambari se reunirá con varios representantes de movimientos democráticos, incluidos miembros ejecutivos de la LND y líderes de minorías étnicas.
Hace casi dos décadas que la ONU trata de impulsar la reconciliación nacional en Birmania. En todo este tiempo, la junta hizo concesiones menores como levantar por periodos breves la detención domiciliaria de Aung San y liberar presos políticos.
Este viaje del enviado especial del foro mundial es un intento desesperado por fortalecer el proceso.
La misión de Gambari es promover "medidas democráticas del gobierno de Myanmar, incluida la liberación de todos los estudiantes y manifestantes detenidos", señaló la semana pasada Ban Ki-moon.
"Nuestro objetivo es que pueda facilitar el diálogo entre el gobierno y los líderes de la oposición", añadió el secretario general de la ONU.
Pero hay pocos indicios de que Gambari obtenga mejores resultados en este viaje de los que tuvo en el anterior.
"Los partidarios de línea dura fortalecieron su control sobre el poder y no están de humor para incluir a Aung San Suu Kyi ni al LND en el proceso", dijo a IPS Win Min.