La paz y la interacción de culturas se sintetizan en un sonar de tambores, según una de las propuestas organizadas en más de 100 países por el Movimiento Humanista.
"La música es liberadora, tiene esa capacidad de transformar e involucrar a la gente sin necesidad de grandes discursos", dijo a IPS Madeleine John, directora del Centro de las Culturas, una organización impulsada por el Movimiento Humanista, que trabaja por el respeto y promoción de la diversidad étnica y cultural.
"Todas las culturas tienen algún tipo de percusión. Teníamos que escoger un elemento que fuera común a todos", aseguró la representante del Centro de las Culturas en Italia, Silvia Nocera.
Durante 72 horas, los tambores sonaron sin descanso en un parque de la capital de Perú para celebrar el Día Internacional de la No Violencia, en coincidencia con un nuevo aniversario del nacimiento del líder indio Mahatma Gandhi.
Esa fue una de las diversas formas que eligió el Movimiento Humanista para conmemorar la fecha en más de 100 países.
Los tambores comenzaron a sonar en el Parque Kennedy, del barrio de Miraflores en esta capital, en lo que fue una prueba de resistencia: la música no podía parar hasta el martes 2 de octubre, que fue establecido como Día Internacional de la No Violencia por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Gandhi (1869-1948), fue un reformador social y político que luchó contra el colonialismo británico en India. Pero no creía en la violencia, sino en lograr un cambio en la mentalidad de sus oponentes.
"No hay caminos para la paz; la paz es el camino", afirmó.
Según John, actualmente una de las formas más comunes de violencia se produce por "el choque de las culturas debido a que la globalización intenta uniformarlo todo", lo que genera resistencias y movimientos fundamentalistas que amenazan la paz.
Esperanza Oré, presidenta de la Comunidad para el Desarrollo Humano, el frente social y cultural del Movimiento Humanista, indicó a IPS que eligieron esa forma de celebrar "porque cuanto tocas un tambor puedes generar una reacción en el otro, involucrarlo, y lo que queríamos hacer era un llamado a la reflexión y a la acción colectiva".
El Movimiento fue fundado en los años 60 por el argentino Mario Rodríguez Cobos, conocido como Silo, y rechaza toda forma de violencia: económica, racial, religiosa, moral o psicológica.
Durante las 72 horas en que sonaron los tambores, participó gente de toda edad y condición. "Jóvenes, ancianos y hasta locos", comentó Nocera.
Pero el Movimiento Humanista no sólo apeló a los tambores. En los otros países donde actúa optó por actividades más convencionales como foros, concentraciones en plazas públicas o elaboración de cortos publicitarios referidos al Día de la No Violencia, en algunos casos con apoyo de la ONU.
En La Casa del Tíbet de la ciudad española de Barcelona se condenó la brutal represión en Birmania de monjes budistas y civiles que protestaban de manera pacífica.
En Costa Rica, la conmemoración incluyó pronunciamientos contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, América Central y República Dominicana.
En Hungría, se convocó a estudiantes del nivel primario y secundario para reflexionar sobre el significado de la jornada, mientras que en Chile y México hubo concentraciones en espacios públicos, en los que los asistentes sostenían velas en sus manos.
En Lima, en la Plaza Kennedy, actuaron elencos artísticos de colegios y grupos musicales de todos los estilos: desde el universo acústico del antiguo Perú evocado por Tito La Rosa con vasijas silbadoras, pututos y antaras de plumas (instrumento nativos) hasta la propuesta interactiva de percusión afroperuana y latinoamericana de María del Carmen Dongo y su grupo Manomadera.
"El ritmo se encuentra en el origen mismo de la vida, desde que uno se encuentra en el vientre de la madre", dijo Dongo, para quien el sonido es "fuente de todo cambio, debido a que si llegas a conectarte con tu sonido primigenio podrás expresarte en el mundo exterior".
Dongo, quien además es especialista en salud metal y musicoterapia, promueve en las presentaciones de Manomadera el contacto del público con los instrumentos peruanos de percusión para que los espectadores se acerquen a su cultura.
"Toda persona tiene un sonido-ser humano producto de su historia, más aún el peruano por pertenecer a un país multicultural", afirmó Dongo.
Los espectadores recibieron información sobre la metodología de la no violencia y diversas organizaciones sociales difundieron sus actividades.
Una de ellas fue la Red de Mujeres, que reúne principalmente a vendedoras ambulantes y que tiene proyectado reunir a integrantes de comedores populares y de programas sociales como el Vaso de Leche.
Isabel Inca Palomino, una de sus integrantes, señaló a IPS que "creemos que podemos fomentar el desarrollo de capacidades y un cambio en nosotras con un enfoque humanista. Cómo no íbamos a estar presentes, si nosotras muchas veces somos víctimas de la violencia".
La directora del Colegio San Patricio, Judith Gayoso, promueve entre sus casi 200 estudiantes esa misma visión. Dice que los resultados han sido sorprendentes a la hora de encarar las faltas contra las normas de la escuela.
"Buscamos que ellos reflexionen sobre los errores que han cometido y propongan una forma de resarcir los daños. Hace poco encontramos a algunos alumnos tomando licor y ellos mismos propusieron renunciar a su viaje de promoción y quedarse más horas de clase como castigo", dijo Gayoso. (FIN/IPS/ms/jsp/wd la ip cr ae cs cv sl/07)