La Unión Europea (UE) tiene responsabilidades muy concretas en la crisis palestina, y debe asumirlas, afirmó la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Luisa Morgantini.
El bloque debe "implementar los Acuerdos UE-Israel sobre Movimiento y Acceso, y presionar al gobierno israelí para que respete el derecho internacional y los derechos humanos, poniendo fin a la ocupación de Cisjordania y al bloqueo de Gaza, donde el robo de tierras palestinas continúa sin condenas", dijo entrevistada por IPS.
Morgantini celebró la adopción el 11 de este mes por parte del Parlamento Europeo de una resolución sobre la situación humanitaria en Gaza. Los europarlamentarios exhortaron a Israel a "cumplir con sus obligaciones internacionales según las Convenciones de Ginebra para garantizar el flujo de ayuda humanitaria y servicios esenciales, como electricidad y combustible, a la franja de Gaza".
—Usted ha descrito la situación en Gaza como un "castigo colectivo"
—Estuve hace poco en Gaza, y vi cómo la franja está abrumada por una grave crisis humanitaria debido a las redadas y a la clausura impuesta por el ejército israelí. La gran devastación en las instalaciones públicas y casas particulares, el desbaratamiento de hospitales, clínicas y escuelas, las dificultades para acceder a agua potable, alimentos y electricidad, y la destrucción de la tierra agrícola han creado una real catástrofe para los civiles.
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Además, el bloqueo paraliza la economía y contribuye a una extremadamente alta tasa de desempleo, mientras que el sistema de salud está bajo severa presión.
La UE debe exigir con fuerza que el gobierno israelí cumpla el pleno respeto de los derechos humanos y del derecho internacional en toda esa zona.
—¿Hay diferencias entre las posturas de la UE y de Estados Unidos sobre el reconocimiento al Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), el grupo que ganó las elecciones parlamentarias de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en 2006?
—Claro que hay algunas diferencias. La UE las reconoció como elecciones legítimas y celebradas en forma democrática. No hay dudas de que este reconocimiento debería implicar un reconocimiento también del gobierno palestino. Esto no ha sido posible debido a que Estados Unidos considera al Hamas un grupo terrorista.
En efecto, cuando Hamas participó de las elecciones, decidió ingresar a la vida democrática y ofreció suspender sus acciones militares.
El punto es que las diferencias han sido apenas susurradas y no expresadas en acciones políticas. A pesar de un continuo apoyo económico al pueblo palestino, la UE ha practicado una forma de ostracismo hacia el gobierno electo de Hamas.
Lamentablemente, ha aplicado este ostracismo incluso al Gobierno de Unidad Nacional, apoyado por todas las partes políticas palestinas.
—¿Usted quiere decir que esas posturas diferentes a las de Estados Unidos no han sido traducidas en hechos?
—Es el eterno problema de la UE. Aunque es un gigante económico y el mayor donante para los países en desarrollo, es una autoridad política débil y deja que su juicio sea confundido por el de Estados Unidos.
Es claramente una contradicción decir que las elecciones son democráticas y luego rechazar los resultados. Es un doble discurso.
—Algunos observadores señalan que no hay esperanza para Palestina, dado que no tiene tierra y muchas personas continúan viviendo en los territorios con refugiados.
—La visión de "dos pueblos, dos estados" se hace cada vez más débil. El estado palestino que se suponía debía existir en esos territorios ocupados hace 40 años sólo ha visto el crecimiento de colonias (judías). Esas colonias toman tierra palestina, y ahora, en los últimos cuatro o cinco años, apareció este muro de separación que aparta a palestinos de otros palestinos, dándole nuevas tierras a Israel, sacándoles tierras fértiles al pueblo palestino.
Un ejemplo es la pequeña aldea de Belain, en el distrito de Ramalá, donde por tres años jóvenes palestinos e israelíes tuvieron expresiones no violentas para decirle no al muro. Sesenta por ciento de la tierra fértil y cultivada en esta aldea está al otro lado (israelí) de la valla, y ese es el caso de muchas otras localidades, privadas de agua y tierras.
Además, los territorios palestinos están fragmentados por los puestos de seguridad israelíes en todas las aldeas. El resultado de esta política de fragmentación es que los palestinos en Gaza no pueden reunirse con sus familiares que viven a pocos kilómetros de allí, como Hebrón.
Israel ha operado una política de segregación para millones de palestinos que todavía viven en los territorios ocupados. Debido a esa fragmentación, es difícil creer en un estado palestino viable sea capaz de coexistir con Israel. La verdad es que cada día más tierra es devorada por las colonias. Hace dos días nos enteramos que la tierra de algunas aldeas en torno a Jerusalén habían sido confiscadas para albergar nuevas colonias.
—¿Cómo puede penetrar la idea de paz, como voluntad y no sólo como esperanza, en la conciencia de personas que han crecido en medio de la violencia y el odio?
—Hay algunas extraordinarias experiencias que me dan esperanza. estoy pensando en los Círculos de Padres, que son grupos de familiares de muertos por atentados suicidas palestinos o por ataques de soldados israelíes. Hay unas 600 familias que trabajan juntas para detener la violencia, persuadidas de que hacer la paz implica reconocer que cada parte tiene su propio derecho.
También está Combatientes por la Paz, un grupo de ex soldados israelíes y ex militantes palestinos que llaman a la paz y a acabar con la ocupación militar.
La paz puede penetrar, estoy segura. Depende de los líderes políticos tanto predicar y aplicar la paz. Pero, para mí, cada parte tiene su propia responsabilidad. No estoy poniendo al mismo nivel al presidente (de la ANP) Mahmmoud Abbas y al gobierno israelí. Estos tienen diferentes responsabilidades. También están los grupos palestinos extremistas, que siguen matando a civiles israelíes. Pero estos grupos extremistas no son la ANP ni el gobierno israelí.
Yo creo que si Israel quiere la paz, si realmente aceptó devolver los territorios ocupados, entonces la paz es posible. Mientras, confío y estoy llena de esperanza gracias a los extraordinarios pueblos palestinos e israelíes, que continúan trabajando juntos.
—Usted se encontró con algunos de ellos en Perugia, Italia, la semana pasada, al participar de la reunión Naciones Unidas del Pueblo, y luego al participar de la marcha por la paz entre Perugia y Asís.
—Sí, me reuní con Bassam Aramin (fundador del grupo Combatientes por la Paz), quien fue detenido en una prisión israelí por siete años cuando era un joven combatiente contra la ocupación. En enero, su hija Abir, de 11 años, fue asesinada por una bala israelí en el jardín de una escuela.
En Perugia estuvo con un grupo de soldados israelíes, pero no pidió venganza. Lo único que pide es justicia. Es un asombroso ejemplo de un palestino que no ha perdido su humanidad, a pesar de una larga y duradera estrategia de deshumanización.