América Latina, España, Portugal y Andorra constituyen un espacio que va mucho más allá de una mera coincidencia de intereses económicos y comerciales. En la comunidad iberoamericana existe un auténtico sentimiento de «complicidad» histórica y cultural.
El secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, en entrevista con IPS este martes en Lisboa, hizo suya esta reflexión del vicecanciller de Portugal, João Gomes Cravinho, al estimar que la organización "está en una posición privilegiada para concentrar los diálogos fragmentados" entre sus 22 países miembros.
Iglesias participó el lunes en el seminario "Desafíos y oportunidades para las relaciones iberoamericanas", organizado por el Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales de Portugal, y la Secretaria General Iberoamericana (Segib).
También asistieron al encuentro, entre otros, el ex jefe del gobierno español Felipe González (1982-1996), el ex presidente portugués Mario Soares (1986-1996), el presidente del Congreso español, Manuel Marín, y el secretario ejecutivo adjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el chileno Ernesto Ottone.
La cita de Lisboa se inscribió en un conjunto de seminarios preparatorios de la XVII Cumbre Iberoamericana, que se realizará del 8 al 10 de noviembre en Santiago de Chile con el lema "Cohesión social y políticas sociales para alcanzar sociedades más inclusivas en Iberomaérica". Entre junio y agosto se celebraron reuniones similares en Madrid, México, Bogotá y Brasilia.
[related_articles]
En los últimos años, América Latina "ha disfrutado de un ciclo sostenido de bonanza económica, lo cual nos coloca en una situación más favorable para dar un gran salto hacia la cohesión social", apuntó Iglesias, para luego estimar a partir de ello que la Comunidad Iberoamericana estará en mejores condiciones para afirmar una "presencia internacional con personalidad".
Para "acelerar el desarrollo económico y social", habrá que "estudiar las estrategias que se tendrán que traducir en planes de acción concretos", añadió Iglesias, quien en las últimas cuatro décadas acumuló una vasta experiencia internacional en los cargos de secretario ejecutivo de la Cepal, primero, canciller de Uruguay, luego, y presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. Sobre la relación de América Latina con el espacio más vasto formado por los 27 países de la Unión Europea (UE), Iglesias señaló que "existe una dinámica global de relaciones, concretado en varias cumbres entre los dos continentes". Bajo esta perspectiva, "hay que tener en cuenta la visión ibérica, o sea, la que Portugal y España atribuyen a la dimensión iberoamericana", apuntó.
Las relaciones internacionales hoy "son una parte importante de la solución de problemas", dijo y explicó que uno de los papeles fundamentales de la Segib es contribuir a determinar "cómo las relaciones iberoamericanas y entre Europa y Latinoamérica pueden ser de utilidad para lograr el objetivo común del desarrollo en un mundo en el que comparten tantas cosas".
En América Latina "vivimos un momento social y político especial, con un crecimiento fuerte, donde está surgiendo una poderosa clase media, después de que la región estuvo prácticamente estancada en los últimos 25 años", recordó.
Iglesias, nacido en España y llevado a Uruguay de niño por sus padres, recalcó que el centro de la cuestión es saber si la región será capaz de aprovechar la bonanza económica para lograr un crecimiento sostenido de calidad y solucionar las deficiencias sociales.
En el aspecto político, hizo hincapié en el refuerzo de la democracia latinoamericana, "donde todas las elecciones han sido normales, a pesar de que también aparecen populismos de todo tipo", que el alto funcionario internacional declinó identificar. ¿Existe un interés auténticamente recíproco entre los europeos España y Portugal y los países de América Latina o este es más bien basado en un afecto histórico-cultural?
Iglesias respondió con claridad pragmática al concluir la entrevista a IPS: "Es cierto que es muy importante para América Latina contar con países europeos en la Comunidad, pero es igualmente cierto que para España y Portugal es de gran interés tener detrás a los estados latinoamericanos en el marco de su influencia en la UE".
Por su parte, en una breve declaración a IPS, Felipe González explicó su presencia en el seminario, "porque, cuando se habla de América Latina, estamos hablando de nuestra familia, de lo que somos y de nuestro futuro, tenemos que aprovechar las sinergias de España y de Portugal, lo que todavía no hacemos suficientemente".
Consultado sobre si su presencia en el seminario podría ser un incentivo para el incremento de la escasa presencia lusa en la parte de América Latina que habla castellano, aclaró que "Lisboa siempre tiene un sentido especial para mí, conozco y siento una profundo afecto por Portugal hace mucho tiempo, lo que me hace comprender que es lógico que ellos centren su interés en la región americana que habla portugués, o sea, Brasil".
González hizo gala de su conocida ironía y sentido de humor al concluir su breve declaración a IPS recordando que estas sinergias deben abarcar a "todo lo que Estados Unidos llama hispánicos, incluyendo a todos los iberoamericanos, porque ellos desde arriba, para ningunearnos, no nos distinguen y somos todos hispánicos, abarcando también todo lo español y lo luso".
En cuanto al diálogo con otras regiones, el vicecanciller Gomes Cravinho, a cargo de la Secretaría de Estado para la Cooperación, estimó que, sin pretender que las experiencias se copien y ser repitan, "la UE constituye hoy un ejemplo de integración regional que puede servir a otras partes del mundo".
Ese es uno de los temas para reflexión en la próxima Cumbre Europa-América Latina y el Caribe, que se celebrará en mayo de 2008 en Lima.
El número dos de la diplomacia lusitana no dejó de recordar que, a su empeño en el espacio iberoamericano, Portugal mantiene como una de las prioridades principales de la política exterior "el diálogo con África, que asume contornos diferentes".
No obstante, "en ambos casos hay que identificar mecanismos para la gobernación global", tales como "una liberalización del comercio mundial, que necesariamente debe ser acompañada por una mayor igualdad", concluyó Gomes Cravinho. A la hora de los debates abiertos, contrariamente a lo formalmente esperado de un diplomático, la intervención del embajador João Diogo Nunes Barata, coordinador portugués de las cumbres iberoamericanas, fue la que más causó murmullos en la sala.
Iberoamérica sólo se podrá consolidar comprendiendo que "debemos bajar a nuestros pueblos, a nuestras sociedades civiles, para de esa manera facilitar el diálogo en nuestra comunidad, mediante la participación de jóvenes, organizaciones no gubernamentales, empresarios y estudiantes, un diálogo donde es fundamental el componente cultural", apuntó Nunes Barata.
El desafío fue recogido por Mario Alves, presidente de la organización no gubernamental portuguesa "EtniaCultura y Desarrollo", al señalar a IPS este martes que "la cultura exige una mayor presencia en las relaciones internacionales geopolíticas y geoestratégicas del espacio iberoamericano".
En otras palabras, "debería haber un mayor peso de la sociedad civil a todos los niveles: cultura, ambiente, desarrollo, ciudadanía, en todas las iniciativas iberoamericanas, porque hasta ahora todo ocurre a nivel de ministerios, instituciones publicas, universidades y, cuando mucho, a nivel de municipalidades", lamentó Alves.
El activista concluyó deplorando que "las organizaciones sociales y otras independientes, no tienen ninguna posibilidad de participar y sólo conocen las decisiones mucho más tarde de lo que deberían, lo que significa que en el fondo estamos ante un déficit de ciudadanía muy grande en el espacio iberoamericano".