EEUU-CUBA: Embargo obsoleto e inútil

La política de aislamiento hacia Cuba es un resabio de la Guerra Fría que Estados Unidos no puede darse el lujo de mantener, coincidieron expertos en política exterior y activistas cubano-estadounidenses.

"La Guerra Fría se terminó. Las tropas soviéticas ya se fueron de Cuba. Las tropas cubanas ya no están en África. Tenemos que promover un cambio", dijo Wayne Smith, ex jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, única representación de Washington en ese país.

El Centro para Políticas Internacionales con sede en Washington, al que pertenece Smith, realizó una conferencia para analizar el embargo comercial, la inexistencia de vínculos diplomáticos y las restricciones de viaje impuestas por Estados Unidos a esa isla caribeña de 11,2 millones de habitantes.

Estas medidas causan problemas humanitarios, frustran oportunidades de negocios y afectan las relaciones hemisféricas, según los expertos que asistieron a la conferencia esta semana.

El embargo en sus diversas variantes fue dispuesto oficialmente por Washington en febrero de 1962, lo que lo convierte en el "bloqueo", como lo llaman en Cuba, más largo de la historia.

Las tensiones existentes desde el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 se habían agudizado en 1961 con la frustrada operación en Bahía de Cochinos, intento fallido de invasión a la isla a manos de un grupo de exiliados cubanos entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

A fines de 1962, hubo temor de que se desatara una guerra nuclear con la crisis de misiles, luego de que aviones espías estadounidenses fotografiaron proyectiles soviéticos en la isla caribeña..

Pero la política estadounidense hacia Cuba desde entonces ha tenido diferentes manifestaciones.

Los últimos dos presidentes del Partido Demócrata, Jimmy Carter (1977-1981) y Bill Clinton (1993-2001), aliviaron las restricciones al comercio de alimentos a la isla —que los debe importar debido a su insuficiente producción agrícola— así como a los viajes de cubano-estadounidenses a su país de origen.

Sin embargo, las restricciones volvieron a endurecerse por sus respectivos sucesores del Partido Republicano, Ronald Reagan (1981-1989) y George W. Bush, el actual presidente.

Expertos en asuntos diplomáticos y en negocios y comercio, ex políticos y dirigentes de la comunidad cubano-estadounidense se unieron al ex senador George McGovern en la reunión de esta semana para condenar el fracaso de la actual política y promover un cambio ante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2008.

Una de las quejas más comunes es que el endurecimiento de las restricciones permite a los cubanos naturalizados en Estados Unidos viajar a la isla sólo una vez al año. Críticos señalan que esto obliga a familiares a decidir entre visitar a un pariente agonizante o ir a su funeral.

"En el centro del tema humano están los viajes. Y están dañando a las personas cuyos votos intentan captar: los cubano-estadounidenses", sostuvo el ex jefe de Personal del Departamento de Estado (cancillería), Lawrence Wilkerson

Que los cubano-estadounidenses critiquen la política de aislamiento refleja el creciente sentimiento de obsolecencia.

La diáspora cubana en Estados Unidos ha sido históricamente defensora de la estrategia aislacionista, y está particularmente concentrada en el sudoriental estado de Florida, donde predomina el voto republicano.

Varios de los panelistas citaron un estudio según el cual entre 66 y 69 por ciento de los cubano-estadounidenses encuestados en dos de los distritos de Florida controlados por el Partido Republicano están in satisfechos con esa política.

Esto ha despertado la esperanza de los demócratas de ganar en esos distritos en las próximas elecciones.

"La política estadounidense hacia Cuba ha fracasado, y la comunidad cubano-estadounidense finalmente está convenciéndose de eso", comentó Alfredo Durán, abogado de Miami vinculado con el Partido Demócrata y veterano de la invasión a Bahía de Cochinos.

"Todo indica que vamos a ver confirmado esto en las urnas", añadió.

Pero los participantes de un panel acerca de la posibilidad de negocios en Cuba lamentaron la falta de disposición del Congreso legislativo para introducir cambios al respecto.

Un proyecto de enmienda constitucional propuesto en julio por el congresista demócrata de Nueva York Charles Rangel para levantar las restricciones comerciales con esa isla caribeña fue derrotada en la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas.

Cincuenta y dos de los 66 legisladores demócratas del Congreso que votaron contra la reforma recibieron contribuciones para sus campañas del Comité de Acción Política Democrática Cuba-Estados Unidos.

El Comité es una pequeña organización, pero muy solvente económicamente, que integra el llamado lobby de Cuba, de línea dura en materia de aislamiento y embargo y respaldado por los cubano-estadounidenses.

"Es claro que esto va contra los intereses de las circunscripciones agrícolas de esos congresista", señaló McGovern, quien apoyó la semana pasada la candidatura de Hillary Rodham Clinton en el Partido Demócrata.

McGovern es un experto en cuestiones agrícolas que viajó varias veces a Cuba desde 1975. De allí regresó hace dos semanas dónde se encontraba en una misión de investigación.

También señaló que la política de embargo fue siempre uno de sus temas favoritos desde que llegó al Senado. En su primer discurso advirtió acerca de "una peligrosa fijación con Castro".

De hecho, el propósito de esta política siempre fue el cambio de régimen y para ello recurrió a varios métodos: invasión, unos cuantos intentos de asesinar a Castro, y el último y más pasivo, emisiones radiales a Cuba tendentes a fomentar la disidencia entre los isleños.

"Muchas personas se apegan a esta política porque piensan que le están dando a Castro por la cabeza", señaló Duran, y añadió que ya pasaron casi 50 años y aún detenta el poder, así que algún bien debe hacerle.

Otro motivo de preocupación planteado por sus detractores es que el aislamiento perjudica las relaciones de Estados Unidos con los países latinoamericanos.

La cercanía entre los regímenes izquierdistas del continente y Castro crea un bloque antiestadounidense.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se ha mostrado particularmente afín con él y, al tiempo que se convierte en un problema para Estados Unidos.

"La forma más rápida de cortar el impulso de Chávez es acercarse a Cuba", sostuvo el ex jefe de Personal de la cancillería, Wilkerson, al reiterar su postura de que el embargo y las restricciones constituyen "la política más tonta del mundo".

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