Grupos ambientalistas buscan detener en Costa Rica el proyecto de la Mina Bellavista, en Miramar de Puntarenas, 100 kilómetros al noroeste de San José, por considerar que acabará con las fuentes de agua de la zona. Allí, las empresas Ríos Minerales y Metales Procesados, ligadas al consorcio canadiense Glencairn, se proponen extraer oro durante ocho años bajo la técnica de cielo abierto, prohibida por un decreto presidencial en 2002.
El proyecto se ubica en un terreno quebrado, parte del cual sirve de cauce al río Ciruelas, que desemboca en el golfo de Nicoya y en cuya cuenca hay 21 nacientes.
Si las autoridades dan visto bueno al proyecto, expertos calculan que cada día serán extraídas 14 mil toneladas de tierra y roca.