Los exportadores agrícolas en las naciones pobres necesitan fondos y asistencia técnica para cumplir con normas de seguridad alimentaria, lo que les permitiría una mayor participación en el comercio mundial, señalaron representantes de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Darle una mayor prioridad a los estándares de seguridad de las exportaciones podría preparar a las naciones más pobres para beneficiarse de la ronda de negociaciones comerciales de Doha, dijo el director general de la OMC, Pascal Lamy.
Él y el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, estuvieron entre los delegados en la conferencia de alto nivel titulada "Movilizando la ayuda para el comercio: África", celebrada el lunes y este martes en Dar Es Salaam, capital de Tanzania.
La reunión fue organizada por la OMC, el Banco Mundial, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África y el Banco Africano de Desarrollo.
La ronda de negociaciones globales de Doha se inició en 2001 bajo los auspicios de la OMC, y busca liberalizar el comercio mundial de modo de estimular el desarrollo en los países pobres.
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Las negociaciones vienen tambaleándose debido a la resistencia de Estados Unidos y la Unión Europea a eliminar sus subsidios agrículas.
Estas subvenciones causan una sobreproducción y una rebaja de precios contra las cuales los productores del Sur en desarrollo no pueden competir.
Lamy esperaba en la conferencia que los negociadores se acercaran a un acuerdo. Las principales áreas de debate —reducir los subsidios agrícolas estadounidenses, los aranceles agrícolas en naciones europeas y abrir los mercados de los países pobres— podrían resolverse para fines de 2007, dijo.
Si se alcanza esta meta, será posible un acuerdo final antes de fines de 2008, sostuvo.
En cuanto a la Ayuda para el Comercio, Lamy señaló que es un complemento y no un sustituto para normas comerciales nuevas y más justas. La asistencia no debería desviar recursos o atención de los programas de reducción de la pobreza, agregó.
Se le llama Ayuda para el Comercio a la asistencia de los estados ricos para mejorar la capacidad de los países pobres para vender sus mercaderías. Esa asistencia puede invertirse en la construcción de infraestructura, como puertos y carreteras, o para reducir la burocracia que causa demoras en las aduanas.
Michael Roberts, de la secretaría del Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio de la OMC y otras instituciones, señaló que se requiere asistencia para entrenar a agricultores en el uso de pesticidas seguros y en el control de enfermedades, para impedir la potencial propagación de la fiebre aftosa o de la influenza aviar.
"Si un país no logra (adherir a las normas de seguridad alimentaria), podría terminar indignando al planeta entero", dijo Roberts.
También se necesitan fondos para ayudar a las naciones pobres a satisfacer la demanda de los minoristas de pruebas documentadas de que las importaciones de alimentos, animales y plantas no suponen un riesgo para la salud, añadió.
Los supermercados son presionados por los clientes para poner a la venta alimentos importados que puedan ser certificados como orgánicos y sin modificaciones genéticas. Los clientes quieren ver etiquetas que muestren el país de origen.
Cada vez más, los puntos de venta ofrecen productos que calculan la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero generadas cuando se transportan las mercaderías desde el lugar donde se cultivan.
La OMC pide a las naciones ricas que comprometan 25 millones de dólares en los próximos cinco años para reponer los dineros del Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio, que desde 2002 presentó iniciativas para ayudar a las naciones pobres a familiarizarse con los requisitos de seguridad alimentaria.
El financiamiento que se pide es más del doble de los 10 millones de dólares que se gastaron en el quinquenio previo, pero todavía es apenas una fracción de la asistencia global al desarrollo, de entre 25.000 y 30.000 millones de dólares anuales.
"Por una suma muy pequeña de dinero se puede obtener un retorno muy grande", dijo a IPS el portavoz de la OMC, Keith Rockwell.
"Veinte millones de dólares para una nueva carretera puede hacer que algunas personas duden. Pero proyectos pequeños, como 200.000 dólares en asistencia técnica, realmente pueden empezar a transformar una economía", sostuvo.
Por ejemplo, las exportaciones de mango en Malí aumentaron 30 por ciento anual desde 2000, a medida que esa nación del occidente africano mejoró sus procedimientos de seguridad agrícola y comenzó a almacenar la fruta en frío, indicó Rockwell.
Similares historias de éxito también se registraron en Madagascar, nación insular en África austral que volvió más eficiente su producción del fruto litchi, y en Benín, en África occidental, donde se enseña a los pescadores a tratar en forma segura su producción, alegó Rockwell.
En Tanzania, el desafío es llevar a la cadena de suministro a la mayoría de los productores de pequeña escala que usan técnicas agrícolas anticuadas, según Mike Chambers, secretario general de la Asociación de Horticultura de ese país. Esa entidad representa a la industria de las flores, que genera 40 millones de dólares al año.
La abrumadora mayoría de esa nación del oriente africano de 38 millones de habitantes dependen de la agricultura para alimentarse o ganarse la vida. "Los pequeños cultivadores no pueden amoldarse por sí mismos al mercado europeo", dijo Chambers.
África es hogar de alrededor de 13 por ciento de la población mundial, pero genera apenas tres por ciento del comercio. En los últimos tres años, el continente vio un crecimiento económico promedio de cinco por ciento, guiado principalmente por el aumento de los precios de las materias primas y la demanda de petróleo.
(FIN/IPS/traen-js-rp/smg/af wt dv ip if/07)