La pobreza en urbes que crecen sin planificación, la pérdida de biodiversidad, la degradación marina y la contaminación del agua y el aire son algunos males que siguen afectando a América Latina y el Caribe, concluyó el Informe GEO 4.
"En América del Sur hay muchas tareas pendientes. Tenemos problemas de contaminación en ciudades, disponibilidad de recursos hídricos, especies amenazadas, sobreexplotación de recursos marinos e incremento de las enfermedades (especialmente cáncer a la piel) provocadas por el adelgazamiento de la capa de ozono, que afecta muchísimo al extremo sur" del continente, dijo a IPS el ingeniero químico chileno, Héctor Jorquera.
Jorquera es uno de los autores del capítulo dos, dedicado a la atmósfera, del cuarto Informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-4, por sus siglas en inglés), publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Elaborado por 390 expertos y revisado por otros 1.000 en todo el mundo, el GEO-4 describe los cambios producidos desde 1987, evalúa el estado actual de la atmósfera, la tierra, el agua y la diversidad biológica e identifica prioridades de acción.
Un problema transversal en América Latina y el Caribe, también presente en la subregión sudamericana, es la pobreza en la que está sumida la población mayoritariamente urbana, subrayó el académico de la Universidad Católica de Chile, quien participó en la presentación del informe este jueves en Santiago.
América Latina y el Caribe es la región más urbanizada del mundo en desarrollo. Entre 1987 y 2005 la población urbana pasó de 69 por ciento a 77 por ciento del total de habitantes. Esta cifra se eleva a 87 por ciento en el caso del Cono Sur americano. Casi 40 por ciento de las familias urbanas se encuentran bajo la línea de la pobreza, es decir, viven con menos de dos dólares por día.
La condición de pobreza, que implica peor acceso a la salud y a servicios sanitarios como el agua potable, hace a la población vulnerable a todo tipo de eventos como inundaciones, olas de calor, sequías, aumento de la contaminación atmosférica y transmisión de enfermedades infecciosas presentes en las aguas servidas, detalló Jorquera. El informe, cuyo lema es "Medioambiente para el Desarrollo", consigna que son recolectados 81 por ciento de los residuos sólidos generados en los municipio, pero sólo 23 por ciento de ellos recibe un tratamiento adecuado. No es mejor la situación de las aguas servidas: solo 14 por ciento de ellas son tratadas.
La degradación del suelo afecta a 15 por ciento de toda la región, 26 por ciento en Mesoamérica y 14 por ciento en América del Sur.
América Latina alberga la mayor diversidad de especies del mundo y posee varias de las cuencas hídricas más grandes. Seis países —Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela— son considerados megadiversos.
Las amenazas a esta biodiversidad son la pérdida de hábitat, la degradación de la tierra, el cambio de uso de ésta, la deforestación y la contaminación del mar, afirma el documento. Cerca de 66 por ciento de la pérdida de cubierta forestal mundial entre 2000 y 2005 tuvo lugar en esta región.
"La situación no ha mejorado mucho con respecto a lo que se había diagnosticado hace varios años atrás. Los problemas persisten y no hay una respuesta más vigorosa por parte de las distintas sociedades y gobiernos en el sentido de enfrentar la raíz de los problemas", aseveró Jorquera.
"Otro aspecto que es necesario reforzar mucho en la región" es la disponibilidad de "información más detallada de lo que está pasando, porque en muchos lugares no sabemos lo que pasa simplemente porque no hay datos", acotó.
De todas maneras, el informe identifica algunos avances, como la creciente extensión de zonas protegidas, que cubren 10,5 por ciento de todo el territorio de América Latina y el Caribe, con una mayor proporción en América del Sur (10,6 por ciento). Jorquera también destaca que ha mejorado la calidad de algunos combustibles y sistemas de transporte y que hay una mayor conciencia de la agenda ambiental en la opinión pública.
"Los problemas siguen siendo los recurrentes de América Latina: erosión del suelo —el cáncer de nuestra tierra—, la deforestación y la contaminación del agua y del aire", complementó a IPS Nicolo Gligo, académico de la Universidad de Chile y responsable del Informe sobre el Estado del Medio Ambiente en Chile.
"Califico los avances en función de las cifras, y no hay ninguna cifra que indique que hemos mejorado (en esas áreas), salvo la disminución de los contaminantes que agotan la capa de ozono", acotó.
Otro aspecto abordado en el informe es la vulnerabilidad regional ante el cambio climático.
Según lo expuesto por Jorquera, en los últimos años se ha constatado un aumento de precipitaciones en el sudeste de Brasil, en Paraguay, Uruguay y en las pampas (llanuras) argentinas, así como un aumento de inundaciones en Bolivia y menores lluvias en el sur de Chile, suroeste de Argentina, sur de Perú y oeste de América Central.
También hay una importante reducción de la superficie de los glaciares andinos y de la Patagonia chilena y argentina.
La dimensión del glaciar Antisan de Ecuador retrocedió ocho veces más rápido en los años 90 que en décadas anteriores, y en Bolivia el glaciar Chacaltava ha perdido más de la mitad de su área desde 1990, señala el informe.
Las predicciones, según Jorquera, indican más disminución de glaciares y reservas de agua y degradación de suelos y desertificación en el centro de Chile y Argentina. El incremento del nivel del mar amenaza la cuenca del Río de la Plata y se espera aumenten los casos de cáncer a la piel en el extremo sur del continente.
También se vaticina menor disponibilidad de agua y pérdida de entre 20 y 45 por ciento de especies arbóreas en Brasil hacia fines de este siglo.
La falta de seguimiento, capital humano e instituciones dedicadas al cambio climático dificulta la capacidad de mitigación y adaptación a este fenómeno, indicó el experto chileno.
¿Cuál es el mensaje del informe a los gobiernos de la región?
"Que pongan la agenda ambiental más arriba entre sus prioridades y que se coordinen para poder negociar con los países y grupos de interés más poderosos que se van a oponer a mayores mejoramientos de la calidad ambiental", dijo Jonquera.
Eso pasa "necesariamente por exigir que el que contamina paga o que el que contamina se haga cargo de sus costos y revierta la situación. Para eso se necesita fortaleza institucional y respaldo ciudadano", concluyó.
El informe también insta a rescatar el conocimiento tradicional de más de 400 pueblos indígenas que habitan en la región, que se destacan por el manejo sustentable de sus recursos naturales.