Aunque Cuba proclamó en 2005 su intención de llevar los sistemas informáticos hacia el programa libre, el desarrollo de esa alternativa parece depender más de la voluntad de una pequeña comunidad de entusiastas que de los organismos estatales encargados de la tarea.
Paradójicamente, la abrumadora mayoría de las computadoras de esta nación insular caribeña funcionan sobre la base de copias ilegales del sistema operativo Windows, del gigante estadounidense de la computación Microsoft, con versiones "piratas" de programas por cuyo empleo tampoco se pagan licencias.
"Todavía hay mucha resistencia al cambio", reconoce Yudivián Almeida, profesor de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana. A su entender, el argumento de la gratuidad del software libre no sirve para Cuba, pues, a causa del embargo de Estados Unidos, la isla está obligada a ignorar las licencias.
"Debería hablarse de la libertad, del hecho de saber lo que estás utilizando y la posibilidad de adaptar el software a tus necesidades", indicó a IPS este joven profesional, coordinador del Grupo de Usuarios de Software Libre y Linux en su centro de altos estudios.
Para Almeida, al margen de los millonarios desembolsos de dinero por licencias que debería asumir Cuba si normaliza sus relaciones con Washington, cuestiones como el avance de la industria informática nacional dependen de contar con licencias reconocidas en el mercado internacional, una oportunidad por ahora sólo garantizada por el software libre.
"En un momento nos apropiamos del software privativo por el principio de nuestro derecho al desarrollo", apuntó Almeida. "Pero ahora, ¿por qué vamos a seguir usándolo si ya existe otra alternativa?", señaló.
Según la Licencia Pública General (GPL), creada por el estadounidense Richard Stallman, padre del software libre, para que los programas no sean privativos deben cumplir con cuatro libertades: el uso con cualquier propósito, el acceso a su código fuente y la posibilidad de modificarlo, la distribución de copias a favor de la comunidad, y el mejoramiento del programa y su publicación.
Stallman visitó La Habana en febrero pasado para un encuentro internacional sobre informática y aprovechó la ocasión para recomendar el paso al software libre. "Para eso, el mayor obstáculo es la inercia social, pero Cuba tiene experiencia en luchar contra fuertes obstáculos", declaró al diario oficial Juventud Rebelde.
En mayo de 2005, el director de la Oficina para la Informatización de la Sociedad, Roberto del Puerto, anunció que el gobierno preparaba la migración hacia el software libre en los organismos de la Administración Central del Estado, en particular hacia el sistema GNU/Linux, que usa el núcleo Linux creado por el finlandés Linus Torvalds en 1991.
Con ese objetivo se creó un Grupo Nacional, integrado por representantes de los ministerios de Educación, Justicia, Interior, Educación Superior y Fuerzas Armadas, además de la Aduana General, la Oficina Nacional de Informatización, la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), la de La Habana y el Instituto José A. Echeverría.
Dos años después, en julio de 2007, Jorge Luis Perdomo, viceministro de la Informática y las Comunicaciones, afirmó a Juventud Rebelde que la utilización del software libre era parte de la estrategia para alcanzar la soberanía tecnológica y constituía una "dimensión de la seguridad nacional".
Según Perdomo, el abandono paulatino de Windows representa un reto "tanto en recursos materiales como en aspectos de capacitación". "En estos momentos se estructuran aspectos organizativos y de aseguramiento que permitan potenciar las condiciones necesarias para facilitar la migración en las instituciones del país", dijo.
Hasta la fecha, sólo la Aduana General ha cambiado todos sus ordenadores a GNU/Linux. Los servidores de la red telemática de salud, Infomed, y los de la Universidad de La Habana también emplean este sistema desde mediados de la pasada década.
"El mayor problema son las aplicaciones a la medida", reconoció Almeida. Se trata de programas concebidos para resolver problemas específicos, que suelen funcionar sobre Windows, como buena parte de los productos multimedia generalizados en el sistema educativo nacional.
Sin embargo, la expansión de un sistema operativo como GNU/Linux no parece contar con el apoyo unánime entre los especialistas. "Tenemos que seguir trabajando con Windows, porque el desarrollo viene aún por esa vía, lo contrario es una locura", dijo a IPS un experto en plataformas informáticas, que solicitó reserva sobre su identidad.
Unas 4.000 personas se han adiestrado en el manejo de GNU/Linux, mediante cursos en los más de 600 Joven Club de Computación y Electrónica, los centros organizados por la Juventud Comunista que se dedican a fomentar el conocimiento de las nuevas tecnologías en la población.
El gobierno sostiene un modelo conocido como "apropiación social de las tecnologías de la información y la comunicación", que prioriza la instalación de computadoras y redes de datos en sectores como la salud, la educación, la cultura y los centros científicos, por encima del acceso individual.
"Los Joven Club brindan bastante colaboración para impulsar esta alternativa", confirmó Almeida. "Ellos sirven de sede y participan con la comunidad de usuarios de software libre en la organización en Cuba de los FLISOL (Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre), el mayor encuentro de este tipo celebrado cada año en todo el continente", recordó.
"En Cuba existe una comunidad que le gusta el software libre y lo promueve, pero no es nada institucionalizado", acotó el joven licenciado en Ciencias de la Computación. "Cada vez se suman más gente interesada en aprender Linux, aunque sigue siendo un movimiento de guerrilla, al que no se le presta la importancia necesaria", señaló.
"En lo que más hay que incidir es en la filosofía, en las ideas de colaboración, en el conocimiento libre", consideró el especialista. "Si las ideas de la Revolución cubana son afines a esto, ¿por qué no acercarnos desde el punto de vista del desarrollo intelectual? Creo que es una cruzada en contra de la privatización del conocimiento", enfatizó.