Organizaciones civiles proponen desarrollar un plan para que las remesas de dinero que envían los ciudadanos de República Dominicana que viven en el exterior sean utilizadas para fomentar el desarrollo y no sólo para el consumo de bienes básicos.
La idea es "profundizar la reflexión y el diálogo en la opinión pública para optimizar el impacto de las remesas en el desarrollo de la economía nacional", señala un documento de la Asociación Tú, Mujer, organización civil que desarrolla el Proyecto Remesas y Codesarrollo, con el auspicio de organizaciones internacionales.
La organización promueve un encuentro este martes en el que participarán congresistas, secretarios de Estado (ministros), la representante el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Fnuap), otras organizaciones oficiales y entidades civiles.
"Tenemos que encontrar los mecanismos para que las remesas puedan tener un uso más eficiente en el desarrollo social y el combate a la pobreza", explicó a IPS la directora de investigación de la Asociación Tú, Mujer, y coordinadora del Proyecto Remesas y Codesarrollo, Carmen Julia Gómez.
"Nos preocupa que están siendo utilizadas casi en su totalidad en el consumo directo: compra de comida, ropa y educación", señaló Gómez.
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"Eso está muy bien, pero hay otras formas de uso que ayudan más para que a largo plazo esas familias salgan de la pobreza", agregó.
Estudios indican que quienes reciben el dinero ahorran sólo un cinco por ciento del total, invierten en educación 17 por ciento, en pequeños negocios cinco por ciento y cuatro por ciento en mejorar viviendas. El resto lo destinan a la alimentación.
Otro tema de preocupación es el costo de la intermediación financiera. Las compañías que realizan el giro de los fondos cobran una comisión de entre ocho y 12 por ciento del monto enviado.
En 2005, República Dominicana recibió cerca de 2.700 millones de dólares en concepto de remesas.
Según el estudio "Género, remesas y desarrollo: el caso de la migración femenina de Vicente Noble, República Dominicana", 59 por ciento de esa suma provino de Estados Unidos, 30 por ciento de España y nueve por ciento de Puerto Rico.
"Ni los remitentes ni los receptores han sido integrados al sector financiero formal", explicó Leonora Suki en su trabajo "Instituciones Financieras y el Mercado de Remesas en la República Dominicana".
Asimismo, indicó que los receptores carecen de incentivos y opciones para "ahorrar una porción de sus transferencias" en un mercado dominado "por un puñado de compañías de envío de dinero".
Los fondos, además, se entregan a domicilio, lo que aumenta el costo de la transferencia, señaló Suki. "El mejoramiento de la intermediación puede aumentar la movilización de ahorros", afirmó.
En 2002, el último censo nacional de población y vivienda reveló que 10,2 por ciento de los hogares dominicanos son receptores de remesas. Otros estudios, sin embargo, apuntan que 38 por ciento de la población de este país de 8,5 millones de habitantes recibe dinero del exterior.
Las remesas constituyen cerca de 10 por ciento del producto interno bruto, que fue de 29.300 millones de dólares en 2005. Equivalen a 47 por ciento del valor de las exportaciones desde zonas francas y a 62 por ciento de los ingresos por turismo.
La bancarización de las remesas puede ser una opción para fomentar el ahorro en el país, sostuvo la coordinadora de Migración, Género y Desarrollo del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas Para la Promoción de la Mujer, Mar García.
Se estima que 1,5 millones de dominicanos viven en el exterior, un millón de ellos en Estados Unidos.
García propone que se llegue a un acuerdo entre las naciones donde viven los emigrantes y los países receptores del dinero para regular las remesas. "Es un asunto de voluntad política", afirmó.
"Los países deben llegar a un consenso. Está claro que los emigrantes benefician a quienes los reciben porque contribuyen a ambas economías", concluyó. *****